A los Grimm les costó hacerse un hueco entre la intelectualidad alemana. En 1796 quedaron huérfanos: su padre murió de forma repentina... y con él se acabaron los ingresos familiares. De Hanau se fueron a vivir con una tía a Kassel, que los envió, con 12 y 13 años, a un liceo de clase alta, pero donde no fueron muy bien recibidos dada su penuria económica.