Buceo extremo: la obsesión por el récord
El peligrosísimo experimento de respirar hidrógeno en las profundidades
Nadie ha podido superar la barrera de los 332 metros en una inmersión. A grandes profundidades el oxígeno se vuelve tóxico y empiezan los temblores, la confusión mental... pero ¿y si en vez de oxígeno se respirara hidrógeno? Dos buceadores se embarcan en una peligrosísima aventura que abre la puerta a lo desconocido.
Estaba a 230 metros de profundidad en una inmensa cueva submarina. No se encontraba allí para lograr una nueva marca personal porque ya había buceado hasta los 245 metros. Tampoco pretendía bajar a más de 332 metros, que es el récord. El buceador Richard Harris y su compañero
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