">Los empleados de la empresa State Mutual Life Assurance Company estaban mustios y recelosos porque la empresa se había fusionado con otra. La compañía ideó una 'campaña de amistad'. Se la encargó a la subdirectora de Ventas y Marketing Joy Young.
">Ella tuvo la idea de que fuera una sonrisa la que subiera los ánimos. Se la encargó a Harvey Ball, un anodino dibujante de Worcester.
"> Ball era un veterano de la Segunda Guerra Mundial, condecorado en la batalla de Okinawa, y hacía cuatro años que había montado su propia agencia de publicidad.
">Harvey Ball pintó una amplia sonrisa. Luego añadió los ojos porque, si se giraba, se transformaba en una mueca triste. Pasó a ser una cara sonriente. Para humanizarla, pintó un ojo más grande que otro. El resultado final transmitía felicidad.
">Y la coloreó de amarillo para que recordara al Sol. Tardó diez minutos en crear Smiley ('sonriente'). Gustó tanto que lo pidieron empleados de sucursales de todo Estados Unidos. La aseguradora State Mutual Life imprimió cientos de miles de Smileys en botones, pósteres y tarjetones.
">La sonrisa se expandió más allá y en 1970 los avispados hermanos Bernard y Murray Spain, dueños de dos tiendas de tarjetas de felicitación en Filadelfia, registraron una versión cambiada y añadieron la frase «Have a nice day!». Vendieron 50 millones de caritas sonrientes.
">Otro espabilado, el periodista francés Franklin Loufrani registró, en 1972, la marca Smiley para uso comercial. La utilizó para destacar las buenas noticias del diario France Soir. Su hijo Nicolas edificó luego un imperio con la Smiley Company.
"> Ni la aseguradora State Mutual Life Assurance ni el autor del dibujo habían registrado la sonrisa de oro. De hecho, Ball cobró solo 45 dólares por el dibujo. «No era un tipo interesado en el dinero», dijo de él su hijo Charles Ball.
">Se aplacó el furor por Smiley, pero en los años ochenta emergió como símbolo del acid house. El grupo musical Nirvana hizo una versión de él para su logo. Y apareció también en pastillas de éxtasis.
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"> Harvey Ball ha continuado ligado a la sonrisa que inventó porque se le ocurrió crear en 1999 el Día Mundial de la Sonrisa, que es el primer viernes de octubre. Después de su muerte –a los 80 años, en 2001– nació la Harvey Ball World Smile Foundation para honrar su legado. Y ahora está registrada la marca Harvey Ball Smilley Face.