
A los 5 años empecé a leer ciencia ficción; a los 9, un conductor borracho atropelló y mató a mi hermano mayor. Aquel trauma me hizo volcarme en la astronomía. Me mostraba un universo donde mi dolor solo era una historia más en el libro infinito del cosmos», cuenta el astrofísico estadounidense Adam Frank (62 años). Frank lidera el primer proyecto financiado por la NASA destinado al estudio de las tecnofirmas, señales tecnológicas de civilizaciones avanzadas en otros mundos. Pionero en la búsqueda (seria) de vida extraterrestre, también es muy crítico con los supuestos expertos que hablan sin rigor de los ovnis. «Soy de Nueva Jersey; si algo no me gusta es que me tomen por idiota», dice. Catedrático de la Universidad de Rochester (Nueva York), compagina sus investigaciones con la divulgación científica en medios de prestigio como The Atlantic y The New York Times. Acaba de publicar El pequeño libro de los aliens (Espasa), un compendio de todo lo que hay que saber antes de que la humanidad contacte con alienígenas. Un evento trascendental que, según Frank, puede ser inminente…
XLSemanal. El fenómeno ovni, que hizo furor durante la Guerra Fría, ha vuelto justo cuando vivimos un periodo histórico semejante, esta vez con China como potencia rival…
Adam Frank. No es casualidad. El fenómeno ovni se utilizó para engañar al enemigo. Forma parte de las campañas de desinformación.
XL. Sin embargo, el Gobierno de Estados Unidos parece que quiere arrojar luz; desclasifica documentos…
A.F. No creo que haya sorpresas. La inmensa mayoría de los avistamientos, incluidos los famosos fenómenos anómalos que detectaron los pilotos de la Marina (entre mediados de 2014 y marzo de 2015), se puede explicar. De 180 casos revisados, el 97 por ciento tiene explicación [mira, más abajo, el segundo recuadro].
XL. ¿Y qué pasa con el 3 por ciento restante?
A.F. Que no tenemos buenos datos. O se trata de testimonios personales. No puedes basar una investigación científica en lo que te cuente alguien, aunque lo haga de buena fe, porque ni la memoria es fiable. Lo más probable es que ese 3 por ciento sean incidentes relacionados con la seguridad nacional.
XL. ¿Se refiere a pruebas de nuevas armas, como drones, misiles hipersónicos…?
A.F. Rusia, China o Irán pueden estar usando drones y señales electrónicas para confundir a los navíos de la Marina de Estados Unidos y hacer que 'salten' sus radares.
¿Deberíamos ser más cautelosos a la hora de enviar mensajes al espacio? Quizá, como apunta la serie de ciencia ficción El problema de los tres cuerpos (Netflix), basada en la novela del chino Liu Cixin, el cosmos sea un bosque oscuro que alberga depredadores… De hecho, Adam Frank reconoce que hay un gran debate en la comunidad astronómica sobre si es inteligente anunciar nuestra... Leer más
XL. ¿Y para qué harían eso?
A.F. Cuando un piloto detecta algo en el radar, este emite unas señales que permiten al enemigo localizarlo. Hay muchos antecedentes. Los soviéticos construyeron un radar gigante en los años setenta y Estados Unidos no sabía qué capacidad tenía. Así que envió una señal falsa hacia ese radar para que desvelase su alcance, resolución… Es la guerra electrónica. Y la estamos viendo de nuevo.
XL. Recientemente, el Pentágono ha publicado los resultados de una investigación interna y ha concluido que no se ha observado nada que pueda ser identificado como alienígena.
A.F. El Gobierno está en una posición difícil. Parece que quiere contar, pero no puede contar mucho… Yo estoy a favor de la transparencia, pero a partir de cierto nivel ya es seguridad nacional. Y tampoco puedes fiarte del tipo que testificó el verano pasado ante el Congreso (David Grusch, exoficial de inteligencia) y que dijo que el Gobierno escondía una nave alienígena en un garaje. Luego resulta que no la había visto él, sino que conocía a alguien que había oído rumores… ¡Por favor! O me muestras la nave o no te creo.
XL. Pero usted sostiene que estamos muy cerca de saber si hay vida ahí fuera…
A.F. Sí. Hay que mirar al cielo, pero mucho más lejos, más allá de nuestro sistema solar…
XL. ¿Cómo sería ese primer contacto entre la humanidad y los extraterrestres?
A.F. No será cara a cara. Mucho me temo que no están aquí, entre nosotros. Ni van a venir a vernos, por lo menos no a corto plazo.
XL. ¿Nos enviarán un mensaje entonces?
A.F. Tampoco lo creo. Y, aunque lo hicieran, la comunicación no iba a ser fluida. Pongamos que recibimos una señal de un sistema solar de nuestro 'vecindario', a unos cien años luz. Y que logramos descifrarla. Nuestra respuesta tardaría un siglo en llegarles. Y su contestación, otro siglo… No es buen ritmo para establecer relaciones diplomáticas [ríe].
XL. Pero hay estrellas más cercanas.
A.F. Cierto, Alfa Centauri está a cuatro años luz y Trappist-1, que alberga varios planetas prometedores, a casi cuarenta.
XL. Hay un millonario, Yuri Milner, que planea enviar un cohete a Alfa Centauri.
A.F. Ya, pero con la tecnología actual tardaría ochenta mil años en llegar. Haría falta un avance revolucionario para acortar los tiempos. Las distancias que nos separan de las estrellas se llaman 'siderales' por algo.
XL. Pues vaya chasco…
A.F. ¡Al contrario! Estamos en el momento más importante de la búsqueda de vida extraterrestre.
XL. Pero llevamos buscando desde los años setenta, cuando empezó el proyecto SETI (acrónimo en inglés de búsqueda de inteligencia extraterrestre), y nada…
A.F. No hemos buscado bien. Nos centramos en detectar balizas, señales de radio emitidas por civilizaciones extraterrestres. No había tecnología para más. Ni dinero…
XL. ¿Por qué?
A.F. Por el 'factor risitas'. Los políticos menospreciaban el programa SETI porque tenía el estigma del fenómeno ovni. Una cosa es la ciencia ficción, que me encanta. Pero el folclore y las teorías conspiratorias asociados a platillos volantes accidentados, autopsias a aliens… han sido nefastos, porque se ha metido a todos en el mismo saco: charlatanes y científicos.
XL. ¿Y ahora es diferente?
A.F. Sí. Por primera vez sabemos dónde buscar, tenemos herramientas y recursos. Y pronto tendremos una respuesta a una pregunta que se lleva haciendo la humanidad desde hace 2500 años: si estamos solos en el universo, como pensaba Aristóteles, o hay alguien más, como creía Epicuro.
XL. Defina 'pronto'.
A.F. Puede ser en cualquier momento. Como muy tarde, no más de diez o veinte años.
XL. ¿Y tenemos protocolos para saber lo que hacer a partir de ese momento?
A.F. Los hay. Los astrónomos han discutido mucho sobre cómo dar la noticia. Y han concluido que hay que hacerlo de una manera sensata, transparente y colectiva. Así no habrá disturbios en las calles…
XL. ¿Pero podemos evitar que un Gobierno o una compañía quieran negociar con una civilización alienígena y evitar que E.T. acabe anunciando refrescos o, peor, vendiendo armas?
A.F. [Ríe]. No sería la primera vez que los gobiernos se plantean ese escenario. Soviéticos y norteamericanos no solo compitieron en la carrera espacial, hubo otra competencia secreta por tener el primer contacto con extraterrestres y conseguir así una ventaja sobre el rival, por ejemplo, obteniendo un arma basada en la concentración de energía, como un haz de láseres o pulsos de microondas. Lo llamaban 'el rayo de la muerte'.
Pilotos de la fuerza naval de Estados Unidos reconocieron públicamente hace cinco años que, entre 2014 y 2015, avistaron una serie de ovnis en la costa este de su país. La Marina hizo públicos tres vídeos en los que se veía objetos extraños moviéndose a velocidades hipersónicas y haciendo maniobras imposibles. Para Adam Frank, estos documentos abren una nueva era. «Me parece positivo que... Leer más
XL. No es muy tranquilizador. Y todavía no me ha dicho cómo será ese primer contacto…
A.F. No será un contacto, sino que encontraremos la prueba de que existe vida en otro planeta.
XL. ¿Y si no encontráramos nada?
A.F. Buscaremos más lejos.
XL. ¿No hemos buscado ya bastante lejos?
A.F. No, hemos peinado una franja muy pequeña de nuestra galaxia. Minúscula. El equivalente a una bañera en un océano.
XL. ¿Y ahora podemos abarcar más?
A.F. No solo podemos, sino que sabemos dónde mirar. Y el qué. No solo buscamos señales de una civilización que quiera comunicarse con nosotros. Si están ahí fuera, los vamos a ver, quieran o no.
XL. ¿En qué basa su optimismo?
A.F. Le describiré la situación actual: somos como esos detectives que hacen guardia en un coche, comiendo dónuts y bebiendo café frío. Ahora tenemos telescopios asombrosos como el James Webb, y pronto serán más potentes. Y sabemos en qué dirección mirar… Y, además, somos capaces de detectar huellas de vida en la atmósfera de otros planetas. Lo que buscamos son señales de vida, de cualquier vida, sea tonta (microbios) o inteligente.
XL. ¿Por ejemplo?
A.F. Por un lado, la presencia de biofirmas, como oxígeno en la atmósfera y otros gases 'delatores'. Y ahora también podemos buscar tecnofirmas. Es decir, señales de tecnología extraterrestre.
XL. ¿De qué tipo?
A.F. Las luces de las ciudades dejan una huella apreciable con los telescopios modernos. Pero tendrían que ser ciudades muy grandes, de tamaño planetario. La mejor forma de hallar una civilización lejana es buscar señales de contaminación en la atmósfera de su planeta. Podemos detectar gases de efecto invernadero. Mi grupo de investigación se ha especializado en indicios de cambio climático.
XL. ¿Y dónde se espera que salte la liebre?
A.F. Hay una lista de unos 165 candidatos. Son exoplanetas situados en el rango habitable de su estrella y que están a menos de 200 años luz.
XL. Además de esos planetas, tenemos mundos de agua en nuestro sistema solar, como las lunas de Saturno y Júpiter…
A.F. Sí. Y disponen de océanos bajo capas de hielo de varios kilómetros de espesor. Es un hábitat difícil para la vida basada en el carbono, como la nuestra, pero podría tratarse de una vida muy diferente a la nuestra.
XL. ¿Qué tal el silicio, como los chips?
A.F. La bioquímica del silicio es muy rígida, aunque puede ser apropiada para soportar temperaturas gélidas. Serían criaturas con metabolismos muy lentos y dificultades para eliminar los residuos: cagarían ladrillos [ríe].
XL. Nuestra Luna está descartada, supongo…
A.F. No del todo. Puede haber objetos abandonados por los alienígenas. Hemos enviado muchos robots, que la han cartografiado con una resolución de un metro. Y, como apenas tiene atmósfera, cualquier reliquia se conservará durante millones de años.
XL. Enrico Fermi pensaba que el destino de las civilizaciones inteligentes es autodestruirse.
A.F. Los terrícolas no somos un buen ejemplo. Primero lanzamos bombas atómicas; luego, el cambio climático; ahora, la inteligencia artificial… Asumimos cada vez más riesgos existenciales. Pero compartimos con chimpancés y bonobos un ancestro común. Los chimpancés resuelven sus conflictos haciendo la guerra, mientras que los bonobos hacen el amor. Son dos estrategias que han funcionado bien evolutivamente. El concepto de guerra puede ser inimaginable para otras civilizaciones. Incluso para algunas que hayan descubierto el poder del átomo.