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El museo Guggenheim se ha convertido en la imagen de la ciudad vasca - museo guggenheim

48 horas en Bilbao: lo que no debes perderte

Arquitectura, arte, historia, gastronomía... Bilbao lo tiene todo, y con la mayor calidad posible

guía repsol
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Arquitectura, arte, historia, gastronomía... Bilbao lo tiene todo, y con la mayor calidad posible

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  1. El museo Guggenheim se ha convertido en la imagen de la ciudad vasca - museo guggenheim

    Arte, pintxos, arquitectura... Ninguna ciudad del mundo ofrece tanto en un radio tan pequeño. Pero Bilbao es diferente, hace suyo el dicho «los vascos lo pueden todo» y logran sorprender a propios y extraños.

    Porque, lo que hace unos años eran astilleros venidos a menos y muelles abandonados, son hoy en día uno de los principales recorridos artísticos del país y cuentan con edificios firmados por los más grandes de la arquitectura moderna. Bilbao lo tiene todo, y puedes aprovecharlo en apenas 48 horas.

    Fuente: Guía Repsol

  2. Primera mañana, un paseo lleno de arte

    La nueva imagen de Abandoibarra, donde antes se levantaban unos astilleros - Ayuntamiento de bilbao

    09.30 La orilla más moderna del río

    La orilla izquierda del Nervión, donde está el museo Guggenheim, es la nueva imagen de Bilbao. Un recorrido que comienza en el puente del Ayuntamiento, siguiendo el paseo de Uribitarte, inagurado en el año 2000 tras el desguace de grúas, naves, contenedores y raíles de esta antigua zona portuaria.

    Ahora, en este margen del río hay tranvías ecológicos que acompañan al turista, quien pasea por una vía ajardinada con bancos y farolas que embellecen el Nervión.

    10.00 El Guggenheim, un tesoro de titanio en el Nervión

    Antes de encontrarse con la majestuosidad del Guggenheim, hay que atravesar el puente de la Salve, pintado de rojo en el año 2007 por el artista francés Daniel Buren.

    El Guggenheim , icono de Bilbao, está construído con 60 toneladas de titanio, dispuestas en paneles de medio milímetro de grosor, que reflejan la luz del sol evocando las escamas plateadas de un pez. Una evocación a una ciudad marinera e industrial que, a finales del siglo XX, se renovó apostando por la cultura.

    El museo fue diseñado por el arquitecto Frank O. Gehry, y en su interior guarda un atrio de 650 metros cuadrados y 50 metros de altura, ilumado con luz natural, que sirve de punto central para 20 galerías repartidas en tres plantas. Pero, además, en el exterior cuenta con dos de las obras más famosas de todo el museo: el florido perro Puppy, de Jeff Koons, o la araña gigante Mamá, de Louise Bourgeois.

    11.30 Abandoibarra, arquitectura e historia

    Otra zona de la ría que ha pasado de ruina industrial a un barrio contemporáneo es Abandoibarra; una metamorfosis ideada por el arquitecto argentino César Pelli, gracias al cual hoy se alzan edificios como el centro comercial Zubiarte , de Robert Stern; la biblioteca de la Universidad de Deusto , de Rafael Moneo; la torre de Iberdrola, del propio Pelli, que es además el mayor rascacielos de la ciudad con 165 metros...

    Abandoibarra se conecta con Deusto gracias al a pasarela Padre Arrupe, una libélula de acero de 40 metros, que junto con el paseo de la Memoria y las esculturas de Dalí o Chillida son obras impactantes que convierten la zona en un auténtico museo; donde además se encuentran tres hoteles de diseño: el Gran Domine , decorado por Mariscal; el Miró Hotel , creado por el modisto Toni Miró, y el Meliá Bilbao , inspirado en Chillida y obra de Ricardo Legorreta.

    Una vez superado el puente levadizo de Deusto, se encuentra el palacio de congresos y de la música Euskalduna . Un diseño de Federico Soriano y Dolores Palacios que se parece a un barco en construcción rodeado de andamios. Una reminiscencia de los viejos Astilleros Euskalduna, cuyo solar ocupa. Se puede visitar todos los sábados al mediodía de manera gratuita.

    Pero no es el único recuerdo a los astilleros. Allí, delante del Museo Marítimo Ría de Bilbao está anclada Carola, una grúa de 60 metros de altura.

    12.30 El jardín y la pinacoteca

    Precisamente a cien metros del Museo Marítimo está el parque de Doña Casilda , un jardín centenario que es el contrapunto a la modernidad de Abandoibarra. Dedicado a la memoria de Casilda de Iturrizar y Urquijo, viuda caritativa de uno de los fundadores del Banco de Bilbao, es el mayor jardín del centro urbano y cuenta con 486 especies de los cinco continentes, y casi el mismo número de esculturas.

    Es al otro extremo del parque donde está el Museo de Bellas Artes , donde se exponen más de 6.000 cuadros, esculturas, dibujos y grabados; el más antiguo de ellos del siglo XII. Un museo que, aunque eclipsado por el Guggenheim, es la segunda pinacoteca más importante de España en pintura española, flamenca y renacentista italiana, después del Museo del Prado.

    Fuente: Guía Repsol

  3. Primera tarde: Café, pintxos y buena música

    La Plaza Nueva es uno de los epicentros de la vida bilbaina - Ayuntamiento de bilbao

    14.00 Platos de museo

    El Museo de Bellas Artes puede ser un lugar perfecto para almorzar, gracias a una propuesta culinaria que auna la cocina moderna de autor con vistas al parque, todo ello bajo el nombre de restaurante Arbolagaña , cuyas especialidades son las setas, el foiegras y los pescados.

    Pero también el Guggenheim o el Palacio Euskalduna tienen interesantes propuestas gastronómicas, como el restaurante Nerua en el caso del primero o Etxanobe , en el antiguo astillero.

    16.00 Un café centenario

    La tarde es el momento perfecto para cambiar de zona. Por ejemplo, subiéndose al tranvía en dirección a Atxuri, para bajarse nada más cruzar el puente del Arenal (en la parada de Arriaga) para conocer el casco viejo, conocido por los bilbainos como «el Casco».

    Y es en el número 1 de la calle del Arenal donde se encuentra el café El Tilo , con cien años de historia. Sorprenden su decoración, bellos frescos obra de Juan de Aranoa que estuvieron ocultos hasta la riada de 1983, cuando el agua se llevó la pintura plástica que los cubría.

    17.00 Las siete calles, el alma de Bilbao

    Siguiendo por el Casco, desde la calle Fueros se accede a la porticada Plaza Nueva, un polifacetico lugar que acoge desde mercados de Navidad o filatéticos hasta conciertos durante la «Aste Nagusia», la Semana Grande, que comienza el sábado 16 de agosto y dura ocho días.

    Saliendo de la plaza por el sur, se llega a la plaza de Miguel de Unamuno, en cuyo número 4 se abre el Museo Vasco , dedicado a la etnografía; que cuenta con vecino de plaza al arranque de las Calzadas de Mallona, las escaleras que conducen hasta la basílica de la patrona de Vizkaya, la Virgen de Begoña.

    El centro del casco viejo es la plaza de Santiago, ubicación de la catedral de Santiago, un templo gótico y lugar de reminiscencias jacobeas, además de parte de la ciudad, ya que bajo su gran pórtico se celebraban antiguamente los concejos abiertos al público, cuando Bilbao era poco más que las Siete Calles: Somera, Artekale, Tendería, Belostikale, Carnicería Vieja, Barrenkale y Barrenkale Barrena (literalmente, «la calle de abajo de la de abajo»).

    20.30 Pintxos y copas en el casco viejo

    El casco viejo es, sin duda, la mejor opción para cenar en Bilbao, ya que cuenta con 300 barras para degustar algún pintxo. De los más renombrados es Xukela , con su pintxo de cresta de gallo. Por su parte, en Gatz hay que probar el bacalao y el steak tartar. Pero es bien sabido que la meca del picoteo es Víctor Montes , con una barra siempre abarrotada de ahumados, ensaladillas, revueltos...

    Tras la cena, se puede disfrutar de los conciertos en la sala BilboRock , que está cruzando el puente de la Merced, dentro de los muros de una antigua iglesia. Además, en esta orilla del viejo Bilbao abundan los locales «underground», abiertos casi todos hasta altas horas. Sin embargo, si aún no se está listo para abandonar el Casco, en las calles Barrenkale y Barrenkale Barrena hay gran cantidad de bares y pubs, con multitud de ofertas diferentes de ocio.

    Fuente: Guía Repsol

  4. Segunda mañana, la Gran Vía de Bilbao

    La Gran Vía bilbaína, centro comercial de la ciudad - turismo país vasco

    10.00 Paseo por el Bilbao más señorial

    Entre el Casco y Abandoibarra se alza la Gran Vía de Don Diego López de Haro, parte burguesa y señorial de Bilbao. Un paseo de kilómetro y medio, desde la plaza Circular hasta el Sagrado Corazón, en el que bajar el desayuno del Café Iruña , un espacioso local con una decoración entre mudéjar y neonazarí por el que han pasado eruditos de la talla de Ortega y Gasset, Unamuno, Maeztu...

    La Gran Vía se divide en varios tramos, comenzando por el que se encuentra entre las plazas Circular y Moyúa, fundamentalmente comercial y financiero, y con edificios tan sutuosos como el Banco de España, la sede del BBVA o el Palacio Foral, cuya moderna biblioteca se encuentra detrás.

    En el númer 24 de la Gran Vía está la pastelería Arrese , la más antigua de la ciudad, cuyo olor invita a los transeuntes a pasar su puerta y disfrutar de sus trufas y bollos de mantequilla. Sin embargo, el postre por excelencia bilbaíno es el pastel de arroz, y el mejor corre a cargo de Martina Zuricalday .

    Es en la plaza de Federico Moyúa, desde donde parten las calles más importantes del ensanche, donde se alza el Palacio Chávarri, de aire neoflamenco, y el antiguo y lujoso hotel Carlton , establecimiento que ha alojado a Alfonso XIII, Lorca, Manolete, Einstein y Maria Callas, entre otros.

    Desde allí, hasta el Sagrado Corazón, un desfile de edificios burgueses invitan a conocer lo más de la arquitectura residencial bilbaína de principios del siglo XX, como las Casas de Sota o la Casa Lezema-Leguizamón, al lado esta última del parque de Doña Casilda.

    12.00 La Alhóndiga de Bastida y Philippe Starck

    Subiendo por la alameda Recalde, apenas a cinco minutos de la plaza Moyúa, se encuentra La Alhóndiga , un antiguo almacén de vino diseñado a principios del siglo XX por Ricardo Bastida, y que desde el año 2012 es un centro de ocio, deporte y cultura, con interiores de Philippe Starck. Además, cuenta con uno de los mejores restaurantes de la ciudad, Yandiola .

    Fuente: Guía Repsol

  5. Segunda tarde, miradas desde el puente

    El famoso puente colgante que une Portugalete con Getxo - Gonzalo azumendi

    14.00 Restaurantes, merenderos y parrillas

    Esto es Bilbao, tierra de buen comer, en la que un millar de posibilidades tienta al paladar de los turistas.

    Desde las barras de pintxos de la calle Ledesma hasta los restaurantes del ensanche como Zortziko , Guria o Zapirain ; pasando por una subida en funicular al monte Artxanda, donde además de una bonita vista área de Bilbao, hay terrazas y merenderos de restaurantes como el Txakoli Simón , un paraíso en lo alto para tomar un chuletón a la brasa de altura.

    16.00 El Puente Colgante

    Visitar Vizcaya obliga a parar en Portugalete y visitar el Puente Bizkaia, o el Puente Colgante. Fue el primer puente transbordador del mundo, ideado por el ingeniero Alberto de Palacio para salvar los 160 metros que mide la ría, sin entorpecer el tráfico naval. Este puente comunica, desde 1893, Portugalete con Getxo.

    18.00 Despedida en Getxo

    Un puente está, en última instancia, para pasar de una orilla a otra. Así, llegamos a Getxo , un mar de casas de finales del siglo XIX y principios del XX, donde el Paseo de las Grandes Villas de Getxo permite acercarse un poco más a una veintena de estas mansiones, como las que diseñó Manuel María Smith, de estilo Old Englihs y Reina Ana.

    Tampoco puede dejarse Getxo sin conocer el paseo que discurre por los acantilados de la Galea, una panorámica llena de aires yodados que sorprenden por su cercanía a Bilbao. Se puede empezar la ruta en el molino de Aixerrota (1726), uno de los últimos molinos de viento que funcionó en Vizcaya y que hoy acoge la sala de exposiciones del restaurante Cubita .

    Un paseo que lleva, tras pasar junto a las ruinas del fuerte de la Galea, de 1740; a un final del camino marcado por el faro de la Galea, donde difrutar de un auténtico atardecer Cantábrico como final del viaje.

    Fuente: Guía Repsol