Seis planes distintos para disfrutar en Pontevedra
En coche, en pareja o con niños, la ciudad encierra un mundo de sorpresas que harán las delicias de grandes y pequeños
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123456Ruta de día por las dos orillas de la ría
El plan perfecto para un día soleado: recorrer por la mañana la orilla septentrional de la ría de Pontevedra, para comer y sestear en la kilométrica playa donde lindan los municipios de Sanxenxo y O Grove, y visitar por la tarde la meridional, llegando al cabo de Home justo para ver cómo se oculta el sol tras las islas Cíes. Se entiende que ha de ser un día soleado fuera de temporada, porque en pleno verano, las carreteras que van por la costa enhebrando playas están a tope, imposibles.
A sólo cinco kilómetros de la capital, en la orilla norte, se encuentra el antiquísimo monasterio de Poio, que aparece mencionado por primera vez en un texto de 942, pero se sabe anterior. Impresiona, por su serena belleza renacentista, el claustro de las Procesiones y, por su tamaño, el hórreo de 123 metros cuadrados de planta que hay en la trasera. Docenas de hórreos (no tan grandes, claro) se descubren un par de kilómetros más adelante, en Combarro, el pueblo más cautivador de la ría. La mitad de los 60 hórreos que hay en Combarro se hallan alineados junto al mar, como bueyes cuadradotes que estuvieran esperando a que bajase la marea para hincarle el diente al verde manto que cubre la isla de Tambo. Otro elemento llamativo son las casitas marineras, con balcones apoyados sobre toscas columnas que hacen las veces de soportales. Las mejores pueden verse en A Rúa, que es la calle principal, aunque no muy grande, de este enclave donde todo es estrecho, enrevesado y de granito, estilo castro celta. De ella salen vías aún más angostas que van a morir al mar, entre dos hórreos, o a plazuelas donde asoma la roca madre y, sobre la roca, los siete cruceiros que hay en Combarro, la Virgen mirando siempre para la ría y Cristo para tierra adentro.
Avanzando otros 20 kilómetros por el muy urbanizado litoral de Sanxenxo y Portonovo, se llega a la playa de A Lanzada. Este enorme arenal, que se tarda más de media hora en recorrer a pie, da paso a la ría de Arousa. Poco a poco, durante miles de años, los sedimentos depositados en el mar por el río Umia formaron una barrera arenosa que, en el siglo XVII, acabó convirtiendo la hasta entonces isla de O Grove en una península y dando origen, en la parte occidental del istmo, a esta playa de tres kilómetros y medio, que hoy es frecuentada todo el año por paseantes, corredores, surfistas?, y en verano, por una marabunta que recuerda las invasiones de los normandos, sólo que con menos ropa. Para defenderse de estos últimos, precisamente, se levantó en el siglo X la torre cuyas ruinas se ven en el extremo sur de la playa, junto a la ermita de Santa María de A Lanzada. Otros invasores, pero éstos pacíficos y silentes, son los amantes de la naturaleza, que acuden atraídos por las dunas, las aves migratorias y los delfines que de vez en cuando se arriman a la orilla. Esto lo explican muy bien en el centro de interpretación del Complejo Intermareal Ons-O Grove, en lo alto del monte A Siradella (986 680 284).
El itinerario por la orilla sur de la ría de Pontevedra enhebra Marín, Mogor (pueblo, playa y petroglifos) y Bueu, donde es posible, y recomendable, cruzar en barco a la isla de Ons (627 900 017) para pasearse como Adán por la playa de Melide y asomarse al legendario Buraco do Inferno, sin otra compañía que los cormoranes moñudos y las gaviotas. De nuevo en tierra firme, alto obligado en Hío para admirar el famoso crucero que se alza en el atrio de la parroquia de San Andrés, una auténtica filigrana. Poco más allá quedan los acantilados del cabo de Home, el punto de la costa más próximo a las islas Cíes (2,5 kilómetros) y donde la línea litoral dobla hacia la ría de Vigo, que ya es harina de otro costal, asunto para otra ruta.
Un plan romántico
El camelio es un arbolito procedente del Lejano Oriente que se ha aclimatado a la perfección en las Rías Baixas y que tiene la costumbre, también bastante exótica, de florecer en pleno invierno. Y cómo florece. Entre diciembre y abril, el colorido de más de 8.000 variedades de camelias inunda los jardines y paseos de Pontevedra, convir-tiéndolos en el marco perfecto para jurarse amor eterno; en un parque de árboles pela-dos, con nieve y grajos, como que no apetece. En la capital, hay bonitos camelios en los jardines de Colón (junto la Alameda), en la plaza de Ferrería y en el Parador. Y cerca de Pontevedra, los hay en el decimonónico pazo de Lourizán (986 805 000). Está en el kilómetro 3,5 de la antigua carretera de Marín, en la ladera de un monte poblado por más de 500 especies forestales y orna-mentales. Quizá sea el mejor arboreto de España. Y, sin duda, el más romántico. El pazo-museo de Quiñones de León, en Vigo, el castillo de Soutomaior y, sobre todo, el versallesco pazo de Oca, en A Estrada, son otros enclaves floridos de Pontevedra que los viajeros románticos deben anotar en sus agendas. Todos ellos forman parte de la denominada ruta de la Camelia.
Dos hoteles para dos
Uno es un hotel urbano y el otro, una casa solariega en medio de un paisaje de viñedos. La decoración de uno es moderna y la del otro, ecléctica. El urbano y moderno es el Hotel Room Pontevedra (Filgueira Valverde, 10; 986 869 550), que ofrece a las parejas una escapada romántica de dos noches en habitación doble superior, con desayuno en la cama, cena a la luz de las velas, circuito en spa con bebida incluida y aparcamiento (porque lo romántico no quita lo práctico) por 210 euros. El hotel campestre es la Quinta de San Amaro (902 103 892), que está en Meaño, a 20 kilómetros de Pontevedra y a medio camino entre Sanxenxo y Cambados; en pleno territorio albariño, pues. Flores, aire puro, silencio, intimidad y una piscina cuyo borde se funde con un mar de cepas.
Pontevedra con niños
Es normal que los niños se aburran viendo un museo, y más un museo como el de Pontevedra, que abarca seis edificios y otros tantos milenios, desde la Edad del Bronce hasta el neoexpresionismo. No lo es, o lo es menos, que se aburran si se centra la visita y la atención en las Salas Navales del mismo (Pasantería, 2-12; 986 804 100), donde se exhibe un barco vikingo como los que aterrorizaron las costas gallegas durante los siglos IX y X, maquetas de galeras, naos y fragatas, restos de batallas y (lo más curioso) una fiel reconstrucción del interior de la Numancia, la primera nave acorazada que tuvo España. Unas angostas escaleras de madera alumbradas por un farol marinero conducen a este mágico recinto, donde todo hace sentir al visitante que está verdaderamente en las tripas del famoso barco: las paredes con la curvatura propia de los costados del buque, el estrechamiento hacia popa, el suelo combado, los candeleros con un mecanismo para contrarrestar el balanceo, un coy y un catalejo que pertenecieron al capitán, loza de la Compañía de Indias, una cafetera de mediados del siglo XIX, copas de champán colocadas en un mueble diseñado para evitar que se cayeran con el vaivén, cartas náuticas de 1860 pegadas sobre tela para poder enrollarlas y desenrollarlas sobre dos ejes paralelos? Si Casto Méndez Núñez levantara la cabeza, no notaría la diferencia.
La historia de la ciudad, en 3D
Otro lugar donde los niños no bostezan es en el flamante Centro de Interpretación de las Torres Arzobispales (avenida de Santa María s/n; 986 090677), inaugurado a finales de 2012, donde se viaja a las profundidades históricas de la ciudad, bajando físicamente al foso del antiguo castillo de Pontevedra (que era propiedad, al igual que la villa, del arzobispado de Santiago) y repasando virtualmente sus momentos estelares a través de pantallas táctiles, juegos interactivos y un audiovisual en tres dimensiones.
Espectáculos en familia
Humor, circo, títeres, teatro de autor? Espectáculos de los más variados géneros tienen cabida en los Domingos do Principal, un ciclo de teatro infantil y familiar que todos los años, desde 1999, promueven el Concello de Pontevedra y el Pazo da Cultura y que, como su nombre indica, se desarrolla en el Teatro Principal (Paio Gómez Chariño s/n; 986 833 061). Las obras de este ciclo se representan sólo los domingos de febrero y marzo, pero el resto del año la programación del Teatro Principal también incluye numerosos conciertos para familias, cuentacuentos, espectáculos musicales, magia, títeres, talleres infantiles?