OBITUARIO
En recuerdo de Fernando Rey
Tenía 43 años y toda la vida por delante; su inesperada muerte en accidente nos ha dejado helados, sin palabras
El pasado tres de agosto un mensaje de móvil nos partió el alma. Mientras media España lloraba aún por las decenas de muertos y heridos del accidente de tren de Santiago de Compostela, los políticos se tiraban los trastos por el caso Bárcenas y otros disfrutábamos en este extraño verano del sol y la playa muy lejos del asfixiante Toledo, nos llegaba la inesperada noticia de la muerte del empresario toledano Fernando Rey Martínez de Mendivil en un accidente de moto. Tenía solo 43 años y toda la vida por delante.
Según informaron mis compañeros, el accidente tuvo lugar la noche del viernes dos de agosto, «cuando la motoclicleta que conducía el fallecido se salió de la vía a la altura del kilómetro 1 de la carretera autonómica CM-4001, en el término municipal de Mocejón». Otro maldito accidente de los que recogen a diario las páginas de los periódicos.
Sin embargo, para los que le conocíamos no fue un accidente más. Hijo de una conocida y querida familia toledana, propietaria del restaurante Monte Rey , Fernando era quien desde hace algunos años toreaba la crisis y peleaba con sus «japas» gestionando este precioso cigarral, tras su paso por la Escuela de Hostelería de París. Pero, además de empresario, Fernando era hijo, hermano, padre y marido. Y también amigo. Ha dejado muchos huérfanos en el Club de Tenis de Toledo , que se ha quedado helado, sin consuelo, desde que se conoció la triste noticia. El verano de partidos de pádel, risas, fiestas y manguerazos de agua se paró de pronto ese viernes dos de agosto por la noche y ya no volverá a ser igual.
Fernando era educado, inteligente, amable, encantador y, sobre todo, una buena persona que se hacía querer. «Era la alegría y el consuelo de los suyos; la bondad de su corazón le hizo ganarse la estima de cuantos le conocieron. Su memoria quedará siempre bendecida», como decía su recordatorio.
No hay más palabras. Habrá que seguir viviendo. Y Mónica , su mujer, su compañera, lo seguirá haciendo -ya lo está haciendo- por Miguel, Lauriqui y Lucía . No le olvidaremos.
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