
Sola y borracha
En otras manos, unas que imitaran lo que Podemos ha hecho siempre con las palabras ajenas, se interpretaría como una invitación a las jóvenes a emborracharse. O a pintar como deseable el llegar solas y borrachas a casa. Sé que Irene Montero no pretende tal cosa. Ojalá ella y los suyos renunciaran también a atribuir al prójimo, sistemáticamente, las peores intenciones