¿Y si la muerte cerebral fuera reversible?

Expertos debaten sobre los nuevos límites de la biología después de que científicos «resucitaran» funciones cerebrales de cerdos que llevaban horas muertos

Cirugía de trasplante en un hospital español

«Hay una pequeña diferencia entre estar casi muerto y completamente muerto (…) Casi muerto, significa que aún hay un poco de vida». Esta es la escena de la película «La princesa prometida» que les vino a la cabeza a Nita Farahany, Henri Greely y Charles Giattino cuando descubrieron que la Universidad de Yale había logrado restaurar parcialmente la actividad cerebral de 32 cerdos que habían sido sacrificados cuatro horas antes . Lo lograron con un sistema de perfusión llamado BrainEx y una solución similar a un sangre artificial, con ellos redujeron la muerte celular y la destrucción que sobreviene después de la muerte. Los tres expertos en leyes y bioética de las universidades de Durham y Stanford firman un comentario en la revista «Nature» donde alertan de la cascada de implicaciones éticas que despierta esta investigación.

No se revivió por completo ningún cerebro porcino , pero el experimento científico cuestiona el concepto de muerte cerebral aceptado tradicionalmente por la Medicina. Si se puede recuperar un cerebro de un organismo muerto, aunque sea parcialmente, ¿qué es lo que hace que un animal o un hombre esté completamente vivo?, se preguntan.

Hasta la fecha se asumía que la actividad neuronal y la conciencia se paraban definitivamente tras varios segundos o minutos de interrupción del flujo sanguíneo al cerebro. Salvo que se restaure rápidamente la circulación sanguínea, se activa un proceso irreversible que lleva a la muerte de las células y seguidamente la del órgano.

Donante o candidato a resucitación

Si una tecnología similar al BrainEx se desarrollara para uso en humanos, «las personas que hoy son declaradas en muerte cerebral podrían ser candidatas a una resucitación cerebral más que a una donación de órganos », apuntan en su comentario el trío Farahany, Greely y Giattino. Esta situación podría tensionar las listas de espera de los enfermos que están esperando un órgano para trasplante. Quizá entonces ya imprimiremos en 3D órganos para ese propósito.

Puede que el debate suene aún lejano, pero la investigación ha cambiado nuestro entendimiento de cómo el cerebro reacciona a la falta de oxígeno. «Este experimento ha cambiado el concepto de irreversibilidad. Ahora sabemos que el cerebro es más resistente de lo que se pensaba y se puede recuperar cierta actividad», explica a ABC Juan Lerma, investigador del Instituto de Neurociencias de Alicante. Lerma duda de que se pueda resucitar por completo un cerebro humano.

Juan Lerma: «No se ha recuperado la actividad del cerebro como un todo, la de un cerebro con 80.000 millones de neuronas funcionando coordinadamente»

El experimento demuestra que los daños se pueden evitar si se ponen los medios para facilitar su oxigenación. «Pero no se recupera la actividad del cerebro como un todo , como la de un cerebro con 80.000 millones de neuronas funcionando coordinadamente. No hay una actividad coordinada que es la madre del cordero, ni se devuelve un cerebro consciente o pensante», puntualiza Lerma.

Un estudio «sensacionalista»

Los científicos de la Universidad de Yale que idearon la «resucitación» cerebral forman parte de la iniciativa «Brain» , que en inglés significa cerebro y responde a las siglas Investigación del Cerebro a través del Avance de Neurotecnologías Innovadoras. Este ambicioso proyecto conecta a numerosos grupos de investigación en neurociencia para mapear el cerebro humano y entender mejor cómo pensamos, aprendemos y recordamos.

Al neurobiólogo español Rafael Yuste, uno de los impulsores de la iniciativa «Brain», no le gusta mucho el polémico experimento de restauración cerebral . «Con todos mis respetos a los autores, creo que peca de sensacionalista y promete más de lo que hace», asegura a ABC.

Rafael Yuste: «La investigación peca de sensacionalista y promete más de lo que hace. Es inapropiado vender este resultado como restauración postmortem»

En su opinión, prevenir parcialmente el deterioro neuronal y cerebral tras la muerte de un animal «es interesante si es que se puede replicar en humanos, pero no significa más que eso, prolongar un deterioro neuronal inexorable». «Creo que es inapropriado vender este resultado como restauración post mortem; es jugar con las palabras en busca de publicidad», insiste.

Yuste se atreve a criticar a «Nature», la prestigiosa revista científica que ha publicado el trabajo de la Universidad de Yale: «Me parece mal que una revista como Nature dé aires a este tipo de trabajo, ya que como cientificos tenemos el deber de ajustarnos exactamente a la realidad para poder servir a la sociedad como varas de medir y ser precisamente muy cuidadosos en nuestras conclusiones y humildes cuando nos enfrentamos a los retos enormes que tenemos , sobre todo en entender el cerebro. Es artículo nos hace un flaco favor».

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