Dietas «trampa» en las que no debes caer este verano
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Dietas «trampa» en las que no debes caer este verano

Los expertos advierten de los peligros para la salud de las llamadas «dietas milagro». Conoce las no recomendadas

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Los expertos advierten de los peligros para la salud de las llamadas «dietas milagro». Conoce las no recomendadas

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  1. Dieta Dukan

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    Con la llegada inminente del verano, la temida «operación bikini» debe ponerse en marcha cuanto antes para perder unos kilos de más. Pero ¡ojo!, los expertos advierten del riesgo para la salud de las denominadas «dietas milagro» que pretendemos hacer de forma «express». Existen diversas dietas que no son recomendables por ser fraudulentas, ineficaces, poco serias y no seguras, según la Asociación Británica de Dietética (BDA) y la Agencia Española de Seguridad y Nutrición (AESAN).

    El famoso método Dukan de adelgazamiento «carece de rigor científico» ha advertido el catedrático de Nutrición de la Universidad CEU San Pablo, Gregorio Varela. Consta de cuatro fases. La primera, sólo a base de proteínas, con lo que se pierden más kilos. No es recomendable porque, se eliminan en su fase inicial grupos de alimentos como las verduras y las frutas.

    Frente a la Dukan, lo mejor para para perder peso de forma segura es proponerse comer bien, siguiendo una dieta libre de grasas, identificando los excesos de azúcares, comer menos proteína animal, tomar menos sal y menos café.

  2. Dieta de la alcachofa

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    La conocida dieta de la alcachofa consiste en consumir este alimento de forma exclusiva durante tres días, acompañado de otros alimentos como pan integral, arroz, frutas y lácteos. La alcachofa tiene sólo 49 kilocalorías, y es rica en fibra, vitaminas, minerales (potasio), y pobre en sodio, nutrientes y sustancias que proporcionan propiedades diuréticas (eliminación de agua y toxinas), mejoran la digestión de las grasas, mejoran la función renal y hepática y la absorción de la glucosa en sangre.

    Según la Agencia Española de Seguridad y Nutrición, esta dieta provoca una pérdida de peso notable en muy poco tiempo, sin embargo, al abandonar esta dieta se produce el temido efecto «yo-yó» y los kilos perdidos se vuelven a recuperar.

    Además, la pérdida de líquidos puede favorecer una deficiencia de minerales y otros nutrientes y alterar el funcionamiento renal. Al hacer una dieta depurativa como la de la alcachofa hay que vovler a unos hábitos saludables.

  3. Dieta de Hay o Disociada

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    La Dieta Disociada o separada de Hay tuvo su inicio entre los años 1900 y 1920. Es la más popular en los últimos años. Sostiene la teoría de que los hidratos de carbono no pueden ser consumidos junto con las proteínas, ya que las proteínas se digieren en medio ácido y los hidratos de carbono en medio alcalino. En principio, este tipo de consumo es casi imposible porque no existen alimentos que solamente contengan proteínas o hidratos de carbono, según la Agencia Española de Seguridad y Nutrición.

    En esta dieta, se prohíbe el consumo de leche, frutas, casi todas las verduras, pan, pasta, cereales, arroz, féculas, legumbres, azúcar, dulces, etc. Sólo se pueden tomar carnes, pescados, huevos, embutidos, algunos quesos, café, e incluso se permite la toma de grasas, aceites, vísceras, mariscos y en algunas ocasiones alcohol.

    Esta dieta carece de fundamento científico y los resultados obtenidos sólo obedecen a un menor consumo de energía. Además, lleva fundamentalmente a una pérdida progresiva de la motivación para ingerir alimentos, ya que cada día al paciente sólo le está permitido la ingesta de un solo alimento, aunque en cantidades elevadas.

  4. Dieta de la sopa

    valerio merino

    La base de esta dieta es una sopa que debe de comerse todos los días y en la cantidad que se desee, porque apenas tiene calorías. Se prepara con seis cebollas, dos ramilletes de apio, dos pimientos verdes, medio kilogramo de tomates y un repollo o una col, con un cubito de caldo, sal y pimienta. Se trocea todo, se hierve en 10 litros de agua, se bate y se guarda para tomar fría o caliente, como se prefiera.

    Además se puede consumir frutas, verduras, arroz integral, un poco de carne de vacuno, leche desnatada, zumos, té sin azúcar y café. Se trata de una dieta monótona que provoca deficiencias de proteínas, vitaminas y minerales. Como los alimentos que componen la sopa poseen un escaso valor calórico, su aporte energético es bajo. Además no proporciona suficientes aminoácidos y ácidos grasos esenciales, calcio, hierro y vitaminas A, D, E y K.

    El principal riesgo está en la inadecuada manera en la que se pierde peso, debido a una reducción importante de las calorías ingeridas. Se adelgaza a expensas de perder líquidos, electrolitos, reservas de proteínas y en un menor porcentaje grasa, que es lo que realmente interesa perder.

  5. Dieta de Atkins

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    La dieta de Atkins, llamada así por ser el médico estadounidense que la inventó, promete bajar de peso pronto, permite comer lo que otras prohíben y desecha los alimentos tildados de aburridos, como verduras y leguminosas.

    Se basa en un consumo casi exclusivo (90%) de proteínas procedentes de carnes rojas, embutidos, quesos, huevos, mariscos, mantequillas, margarinas, aceites, mayonesas, mantecas, cremas de leche o yogur entero, etc. Se deja un mínimo espacio (10%) a hidratos de carbono extraídos de las verduras y frutas, y quedan prohibidos alimentos tales como las pastas, harinas, arroz, pan y bollería, legumbres, azúcar, bebidas alcohólicas y leche.

    El consumo de hidratos de carbono es la principal fuente de energía del organismo, el primordial sustrato energético. Este tipo de dieta provoca la falta de apetito, halitosis o acetona en el aliento, estreñimiento, aumento del colesterol sanguíneo, aumento de los niveles de ácido úrico y, en algunas situaciones, riesgo cardiovascular por el excesivo de consumo de grasas o sobrecarga del riñón por el exagerado consumo de proteínas.

  6. Dieta del Grupo Sanguíneo

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    Fue creada por el médico americano Peter D’Adamo, que defiende la existencia de una alimentación para cada tipo de sangre (A, B, AB y O), sin considerar el factor Rh negativo o positivo. Según esto, cada grupo está más predispuesto a ciertas enfermedades más que los otros, pudiendo compensarse estas tendencias con la alimentación y tratamientos antiestrés adecuados a cada grupo sanguíneo.

    Según la Agencia Española de Seguridad y Nutrición, no es una dieta equilibrada. No existe una relación científicamente comprobada entre el tipo de sangre y la utilización de tejido graso. La prohibición de alimentos hace con que la dieta esté asociada con sensaciones de hambre y sufrimiento, e induce a la pérdida de masa libre de grasa, en vez de masa grasa.

    La dieta equilibrada requiere una ingesta de todos los principios inmediatos en su adecuada proporción, en función de la actividad física desarrollada y del balance energético de cada individuo, sin tener en cuenta otros factores ajenos como el grupo sanguíneo.

  7. Dieta del sirope de arce

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    El sirope de arce es un producto que se publicita con el supuesto fin de realizar un ayuno depurativo. Se propone el consumo exclusivo de este jarabe mezclado con agua y limón, como base principal de la dieta, reduciéndose la ingesta de calorías a unas 600 kilocalorías al día.

    Las sociedades científicas sostienen que este método no aporta nutrientes esenciales como proteínas, fibra, vitaminas y minerales, y seguir esta dieta tan baja en calorías es peligroso para la salud, sobre todo si se hace sin supervisión médica alguna.

  8. Dieta de la Clínica Mayo

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    La dieta de la Clínica Mayo ha sido famosa durante muchos años y a pesar del nombre referente a la Clínica Mayo, esta institución no se identifica con este régimen dietético, según la Agencia Española de Seguridad y Nutrición.

    Consiste en seguir una dieta en la que los huevos son el alimento principal de esta dieta, pudiendo comerse entre 4 y 6 diarios. Otros alimentos que componen el menú son pescados, aves, carnes, verduras, frutas, frutos secos y productos integrales. Todos ellos cocinados sin grasas. El té y el café son las únicas bebidas autorizadas, y quedan excluidos los productos lácteos, lo que reduce de manera importante la ingestión de calcio.

    Esta dieta suele provocar un efecto rebote, caracterizado por una rápida ganancia de peso, que se traduce en un aumento de masa grasa y pérdida de masa muscular. Suele considerarse monótona, por lo que se abandona al poco tiempo, además de presentar numerosas deficiencias en nutrientes.

  9. Dieta de los potitos

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    Esta dieta consiste en alimentarse cada día con 14 potitos de bebé (purés de copos de avena, frutas y verduras) y cenar carne magra y verduras.

    Los expertos coinciden en que la pérdida de peso se debe a que es una dieta baja en calorías. Los potitos son comidas equilibradas para bebés, por su bajo contenido en grasa y su alto aporte de proteínas, pero no contienen las calorías diarias necesarias para una persona adulta.

    Así, los kilos tan rápidamente perdidos se recuperan nada más volver a una dieta normal, e incluso se gana más peso, es el llamado efecto rebote. Además, es poco equilibrada por el déficit de micronutrientes asociado a la restricción de ciertos alimentos, lo que puede provocar fatiga.

  10. Dieta de la luna

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    La dieta de la luna se basa en la teoría según la cual las diferentes fases de la luna afectan al «ritmo corporal interno» siguiendo la misma pauta que los mares y los océanos. Según sus defensores, uno de los factores que más influye en la pérdida de peso es la capacidad de nuestro organismo de absorber agua y esto está ligado a la fuerza de atracción que ejerce la luna sobre los líquidos, y en mayor medida cuando la luna cambia de fase.

    Consiste en la práctica de ayuno total durante uno o tres días completos, en función de la modalidad, pero este ayuno ha de coincidir exactamente con el cambio de fase lunar. Durante ese período no debe ingerirse ningún alimento, a excepción de líquidos sin azúcar.

    Se supone que tras realizar el ayuno se llega a una pérdida de peso de hasta 3 kilos que luego no se recuperan. Sin embargo, esta dieta no responde a ninguna base científica. El ayuno total puede originar una pérdida de peso a corto plazo, pero no es un método aceptable para adelgazar, pues puede originar desequilibrios metabólicos que pueden llegar a ser peligrosos, especialmente en personas con alguna enfermedad de base.

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