Los porqués del Corpus

Los porqués del Corpus

¿Cuál es el color sacramental? ¿Qué significa el romero? ¿Y los carráncanos? He aquí las respuestas a las tradiciones más arraigadas de la solemnidad de la Eucaristía en Sevilla

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¿Cuál es el color sacramental? ¿Qué significa el romero? ¿Y los carráncanos? He aquí las respuestas a las tradiciones más arraigadas de la solemnidad de la Eucaristía en Sevilla

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  1. El porqué de la solemnidad del Corpus

    Son aquellas preguntas que todo sevillano se hace en la procesión del Corpus Christi. Algunas, incluso, son objeto de debate, como por ejemplo, la idoneidad de utilizar un color u otro en la cera. Como en el libro «Historias y leyendas de la Semana Santa de Sevilla» de José Antonio Garmendia, he aquí los siete porqués de las tradiciones de la solemnidad de la eucaristía.

    La historia del origen del Corpus Christi nace de las disputas en Europa entre los partidarios de las teorías de la Transubstanciación y los de la Consubstanciación. En el momento de la consagración, Jesús se hace presente en la forma de dos especies: el pan y el vino. Hasta aquí están de acuerdo las iglesias Católica, Ortodoxa, Luterana y Anglicana. Sin embargo, existe un concepto que las diferencia entre sí en esta Doctrina.

    Para la Iglesia Católica y la Ortodoxa, la presencia de Jesús en las formas ya consagradas del pan y del vino es total, completa y única. El pan ya no tiene la sustancia que lo hacía pan, y el vino ya no tiene las que lo hacían vino, pero permanecen las propiedades como su olor, textura y sabor. Ésta es la teoría de la Transubstanciación («a través de la sustancia»).

    Esta presencia real y única de Cristo en la Eucaristía fue negada por Martín Lutero, quien elaboró una doctrina teológica denominada Consubstanciación, que sostiene que en la Eucaristía coexisten las sustancias originales del pan y del vino, conjuntamente con el cuerpo y la sangre de Cristo. Es decir, esta corriente considera que en la eucaristía se encuentra de forma real Cristo, pero existiendo al mismo tiempo la sustancia del pan y del vino.

    En este contexto de luchas en la Europa Medieval, se crea la solemnidad del Cuerpo de Cristo, como contestación a las dudas y disputas surgidas. Hay quien atribuye su creación a un suceso ocurrido durante una eucaristía presidida por el Papa Gregorio Magno, en el siglo VI. En el momento de la consagración, una mujer soltó una carcajada cuando el Papa denominó «cuerpo de Cristo» al pan que ella misma había horneado.

    El Papa, sorprendido, instó al pueblo a orar ante la Forma, y sucedió el milagro: la Hostia se dejó ver en carne humana. A partir de entonces, comenzó a divulgarse la fe en el misterio eucarístico.

  2. El porqué de la fecha

    «En Sevilla adelantamos la festividad del Corpus al jueves». Esa frase, tan habitual, no es exactamente así. Realmente, la solemnidad del Cuerpo de Cristo se celebra en jueves, una semana después de la solemnidad de la Santísima Trinidad, que a su vez tiene lugar el domingo siguiente a Pentecostés. Es decir, que el Corpus se celebra 60 días después del Domingo de Resurrección. Sin embargo, la fiesta se trasladó en España, en 1990, al domingo siguiente para adaptarse al calendario laboral, tal y como dictó la Conferencia Episcopal, sin ser óbice para que en las diócesis que se estimara se siguiera celebrando en jueves, como en Sevilla. Si no, recuerden la frase… «hay tres jueves en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el Día de la Ascensión».

  3. El porqué de la genuflexión

    El sevillano sabe que debe arrodillarse cuando pasa por delante la Custodia con el Santísimo. Pero, ¿conoce realmente por qué lo hace? Se trata de un acto de adoración que tiene su origen en la Edad Media. Primero, era el vasallo quien se arrodillaba frente a su señor. Luego, delante del obispo. Y, posteriormente, frente al Santísimo y a la Santa Cruz el Viernes Santo. Se realiza siempre con la rodilla derecha llevándola hasta el suelo.

  4. El porqué de la cera blanca o roja

    Cada vez es más usual que las hermandades utilicen el rojo como color representativo en las procesiones sacramentales. Pero, ¿es correcto? Realmente, el rojo simboliza la culpa, el pecado. El color de Dios, el de la eucaristía, es el blanco, por ser el de la luz. Es el color privilegiado de la fiesta cristiana.

    En Sevilla, sin embargo, sólo una hermandad cuenta con el privilegio para utilizar el rojo como color eucarístico: la Sacramental del Sagrario. Le fue concedido durante el pontificado de Clemente VIII, imitando el modelo de la Sacramental de Santa María Supra Minerva, la matriz de la hermandad. Quedaba aceptado por tener la supremacía del Sagrario como hermandad primigenia y más noble. La cera roja hizo que representara el derramamiento de la sangre de Cristo.

    A raíz de la concesión de tal privilegio, otras corporaciones comenzaron a copiar el modelo de los cultos, llegando a extenderse el color rojo para representar al Santísimo Sacramento, pero no es correcto.

  5. El porqué del romero y las espigas

    Se trata de una tradición católica, cuyo origen está en el siglo XIV, que consiste en sembrar el camino de la procesión del Corpus Christi con retamas, romero, espliego, murta o pétalos de flores (rosas y claveles en especial). El gesto se relaciona con el de la Fiesta de los Tabernáculos: «Cortaréis ramos de árboles de adorno, palmas, ramas de árboles frondosos y de sauces, y haréis fiesta siete días en presencia del Señor». Es, al igual del incienso, una forma de perfumar las calles por donde pasa el Señor.

    Por su parte, el significado de las espigas como adorno eucarístico consiste en el origen de la hostia consagrada, que procede del pan y éste, a su vez, del trigo. Es la paradoja respecto a la teoría de la transubstanciación: la hostia es el cuerpo de Cristo absoluto, perdiendo su origen.

  6. El porqué de las representaciones

    En el siglo XV, el Corpus era la fiesta grande de Sevilla y, como tal, en la misma participaban todos los estamentos de la sociedad. Se trataba de una procesión que hacía de espejo de la ciudad, diferenciando autoridades, antigüedades, clases sociales, gustos estéticos y hasta mentalidades.

    Entre los participantes, ya se encontraban las hermandades, cuyo lugar en la procesión conllevó la confirmación de la antigüedad de cada cofradía. Comenzaron los «piques» entre las hermandades para dilucidar cuál era la más antigua y, para solucionar estos conflictos, se acudía a la Autoridad Eclesiástica con el fin de confirmar la aprobación de las reglas.

  7. El porqué de los carráncanos

    Al igual que los diez niños seises, que bailan su danza sagrada delante del Santísimo en tres ocasiones del año (en la octava del Corpus, la de la Inmaculada, y en el triduo de Carnaval), el cortejo del Corpus lo abren doce niños, conocidos como los carráncanos, que también participan en las procesiones de la Virgen de los Reyes y la Sacramental del Sagrario. Tienen su origen a mediados del siglo XVI y el nombre le viene por ser los que «arrancan» la procesión.

    Pertenecen al Sagrario y cuentan que, en origen, eran niños del coro, que llevaban cirios y que eran recogidos de la calle como un acto caritativo, pagándoles por salir. Ahora, son pequeños de entre seis y doce años, que posteriormente pasan a ser acólitos hasta los 18, edad requerida para poder ser hermano de nómina de la corporación.

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