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Valeria Castro, un oasis de cariño y cuidado en Sevilla

La canaria deleitó al público durante casi dos horas con un espectáculo intimista y delicado

Valeria Castro: «Me gustaría pensar que han valorado esa forma humilde y tranquila que tengo de contar las cosas»

Valeria Castro cantando en el Cartuja Center Cite Inma Guisado
Inma Guisado

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«Esto es mejor que cualquier Grammy ¡no me fastidies!». Acababa de tocar 'La Raíz', uno de sus temas más conocidos y reconocidos, cuando Valeria Castro hacía, entre risas y unos aplausos incesantes, esa confesión. La canaria daba las gracias a Sevilla por acogerla siempre con tanto cariño y recordaba que hace tan solo unos meses estuvo en la ciudad cuando ese mismo tema estuvo nominado a los Latin Grammy.

'La Raíz' habla de cuidarse después de la tormenta, de elegirse a uno mismo cuando todo se ha destruido. Pasó lo que tenía que pasar y no pienso hacer nada más, mas que quedarme aquí, cuidando la raíz, sin duda un canto al amor propio que esta cantante canaria interpretaba anoche en el Cartuja Center Cite acompañada de cuatro músicos y un público que le hizo los coros hasta no poder más. Una gran ovación posterior dejaba ver que iba a ser un gran concierto.

Pero, no nos adelantemos. No fue ese el arranque de la noche. Realmente todo comenzó con una tarde de domingo de mayo caluroso en el primer fin de semana en el que se ha podido sentir que, de nuevo, el verano está llamando a nuestra puerta. «Veníamos del norte y no esperábamos este calor», confesó también en una de las pausas del espectáculo.

Pasaban las siete de la tarde cuando, como un remanso de paz en todos los sentidos, dejando atrás el calor, el ruido y poniendo la vida en pausa por un ratito, Valeria Castro nos trató a todos con cariño y con cuidado para hacernos conectar con ella y desconectar del resto. Nunca sabes lo necesario que eso un domingo hasta que todo queda a oscuras y, como un ángel, aparece con una luz muy tenue y toda vestida de blanco esta canaria de 25 años que ha conquistado el corazón de todo aquel que la escucha. «Medicina para el alma» hay quien dice.

Que lo que canto no tiene más que lo que llevo dentro, que es todo lo que siento. Arrancaron las primeras notas para traernos 'Dentro', el mismo tema con el que comienza su disco 'Con cariño y con cuidado', seguida de 'Poquito' y 'Culpa'. Sonaban ya las primeras ovaciones y también se podían ver las primeras lágrimas de emoción en un acto que, si de algo podía calificarse, era de íntimo. Solo Valeria y un patio de butacas lleno hasta los topes que la miraban en el más ensordecedor de los silencios. Pocos actos de amor podían ser más bonitos que el se estaba viviendo cuando empezó a sonar '¡Ay, amor!' y se cerró el círculo.

«Este es un disco que sale de la tierra», explicaba. El álbum llegó en 2023 y les tiene envueltos en una gira por toda España que está a punto de terminar. Y como de su tierra hablaba, las luces bajaron para que pudiera interpretar de la formas más única su tema 'Un Hogar'. Toda una carta de amor a su isla, La Palma, y a su abuela, Micaela, que fue una de las muchas personas afectadas por la explosión del volcán. «Se me quedaron todos los recuerdos de mi infancia (...) Todos los enseres, que no tienen precio, y no puedo hacer nada», se escucha en la grabación que da inicio a esta oda a a nostalgia que es, también, un himno lleno de fuerza y valentía para, nunca mejor dicho, resurgir de las cenizas. «Pero bueno, la vida sigue».

'Techo y Paredes' y 'El amor de Andrea', un tema que comparte con Vetusta Morla y que les valió la nominación al Goya 2024, nos dejaron ver a la Valeria más libre y desinhibida. «Baila por el escenario como cuando bailas a solas en tu habitación» se escuchó entre el público y, probablemente, no se habría podido definir mejor. Totalmente vestida de blanco y con su melena negra ondeando libremente, se movía entre sus músicos con la complicidad y, parecía, la certeza de que nadie la estuviese mirando. Aun así, siempre acompañada por Pablo Casero, su guitarrista y, ahora sabemos, un gran bailarín. Con 'Perdón (no me había dado cuenta)' se declaró «nerviosa no, pero emocionada».

Llegados a este momento, el público estaba totalmente entregado con la palmera y ella lo agradeció señalando que, es precisamente, el recuerdo de ese «calor» el motor que usa cuando tiene que luchar con sus pequeños monstruos. «Tengo a mi familia lejos y es muy duro no tenerles cuando les necesito o no poder estar cuando ellos me necesita a mí». Aunque agradecía, explicó, que su oficio le permitiera escribir canciones como 'Cuídate' para «aflojar los nudos de la garganta». Y no sabemos cuántos nudos aflojaría, pero al Cartuja Center Cite lo dejó sin aliento ya que, a su imponente voz, le acompañaba todo un espectáculo de luces que convertía a este tema en más especial si cabe.

La noche siguió su curso sin dejarse atrás ninguno de los temas de esta artista que ofrecía un espectáculo tan intimista como étnico, mezclando sonidos de diferentes culturas y puntos geográficos de nuestro país. Tanto es así, que hasta gallego se pudo escuchar gracias a 'Hoxe, mañá e sempre', un tema que comparte con Tanxugueiras. Galicia y Canarias se dieron la mano sobre las tablas del auditorio.

A sus padres le dedicó 'Con cariño y con cuidado' desde un piano deliciosamente iluminado. «Me gusta saber que lo que ellos me enseñaron no solo queda en casa», explicó. 'Costura', 'Abril y Mayo', 'Costumbre' y 'La Corriente' siguieron haciendo las maravillas de un público que no dudaba en sorprenderse cuando reconocía los primeros acordes de algunos de estos temas.

Elena Huelva en el recuerdo

El final de concierto empezaba a palparse, así que el público, que no quería dejarse por escuchar ninguna de las canciones de Valeria Castro, le coreó el título de la que querían que fuese la siguiente: 'Guerrera'. Uno de sus primeros temas, parte de la banda sonora de la serie de Netflix 'Las de la Última fila' y uno de los más queridos por todos. La cantante confesó que lo escribió para su madre, Esther, y para su abuela, pero que lo bonito de la música es que a cada uno lo lleva a un lugar diferente; por eso esta vez se lo dedicó a la, ya desaparecida, Elena Huelva y a su hermana Emi, que se encontraba entre el público. Desde una silla y con la delicadeza más infinita, la voz de Valeria tocó el corazón y arrancó lágrimas de los presentes.

Ya terminaba de acaricarnos con su deliciosa voz cuando la intérprete se levantó, se quitó los micros y desde una esquina del escenario, solo acompañada de su guitarra, le regaló a la grada un bis del estribillo a capela que arrancó a los asistentes de sus butacas en un derroche de supremacía vocal absolutamente hipnotizante.

Con el patio de butacas en pie por lo que acaban de escuchar y también por la emoción, la canaria se dejó 'Lo que siento' para cerrar, contagiando a todos un buen rollo con el que enfilamos el camino a casa con ganas de mucho más. «¡Qué ejercicio más bonito de cuidado un domingo!» decía alguien mientras volvía al ruido, al calor, y a la vida acelerada. Posiblemente ninguno de los asistentes queríamos salir de aquel oasis de cariño y cuidado que habíamos creado, pero claramente encarábamos la salida con el alma mucho más en paz que cuando llegamos y es que, querida Valeria, eres aliciente, eres lo que le hace falta a la gente.

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