La corona de campeón mundial 2013 tiene nombre: España. La de 2015 comienza a decidirlo. La selección española ha introducido su papeleta con triunfo, pero muchos problemas que deberá limar a lo largo de la fase de grupos. Ante Bielorrusia, los de Manolo Cadenas lograron firmar su primera victoria en el Mundial de Qatar (38-33), pero sin mostrar su verdadera imagen.
Maqueda inició el marcador, que se mantuvo igualado durante los primeros instantes. España convertía sus ataques, pero también dejaba jugar a los bielorrusos, con Rutenka como estrella. Se puso por delante Bielorrusia a los cuatro minutos de encuentro. Pero la selección ha aprendido a tener paciencia, a masticar las jugadas, a que Aginagalde se ponga su traje especial de roca escurridiza, para que Maqueda imponga su orden desde el lanzamiento exterior y para que Entrerríos coja tono en su muñeca.
Así, España se fue metiendo en el ritmo de competición y la diferencia de calidad sobre el papel se transformó en el marcador. Hasta de cinco goles se fue la selección, que aprovechó la expulsión de Rutenka, su estrella, por una fea acción sobre Viran Morros. Sin el jugador del Barcelona, Bielorrusia confió su ataque a Tsitou.
La expulsión, sin embargo, fue un arma de doble filo para los esapañoles, que se relajaron en exceso al ver que la mitad del ataque bielorruso se había ido con una roja directa. En los últimos minutos de la primera parte la selección sufrió los primeros desajustes en los contraataques que permitió a los bielorrusos acercarse en el marcador. La renta de cuatro goles parecía escasa para la superioridad española, pero se mantuvo durante los primeros instantes de la segunda mitad.
El ataque español contestaba con eficacia, pero no así la defensa, que se mostró débil por momentos. Así, los de Cadenas no pudieron marcharse en el marcador, cerrar el partido del todo. Tres errores en ataque consecutivos permitieron a los rivales acercarse hasta a un gol a mitad del segundo periodo. Desajustes, despistes y huecos que no conseguían llenar Morros, Guardiola, Maqueda... Nervios innecesarios cuando ya el partido parecía controlado. Hasta que Joan Cañellas encontró la pieza para despejar la niebla en la que se había metido la selección. Con eficacia, el jugador del Kiel encontró la diana en las mallas de la portería bielorrusa y el marcador volvió a reflejar una ventaja de cinco goles para los de Cadenas a falta de dos minutos.
El casi centenar de aficionados españoles celebraron con júbilo el último arreón para terminar el encuentro en un 38-33 que evidencia la capacidad goleadora de los de Cadenas, pero también sus problemas en defensa. España comienza la defensa del trono con victoria ante Bielorrusia, y a esperar a Brasil.



