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Medicinas y conducción, combinación peligrosa

Muchos se suben al volante sin tan siquiera tener claro qué efectos genera la medicación que ingieren

Madrid Actualizado: Guardar
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Los medicamentos, como las drogas, son a veces causantes de accidentes de tráfico. Todas las drogas dificultan enormemente la capacidad de conducir. Los efectos negativos de los medicamentos sobre la capacidad de conducción se denominan efectos indeseables, aunque no son igual de intensos en unas personas que en otras.

Los principales efectos secundarios de los medicamentos que pueden afectar negativamente en la capacidad de conducir, recuerdan en Fundación CEA, son el sedante (somnolencia, disminución de la alerta...), alteraciones oculares (visión borrosa, trastornos de acomodación...), alteraciones auditivas (zumbidos, acúfenos...), vértigos y temblores...

Según investigaciones, ente un 4 y 8% de los siniestros se deben a maniobras incorrectas del conductor cuyo origen radica en reacciones directas a medicamentos.

Pero es difícil establecer una relación entre la dosis administrada y el grado de deterioro de la capacidad de conducción. La influencia en positivo o negativo sobre esta capacidad está determinada por factores inherentes al fármaco, y por otros relacionados con la persona en tratamiento.

Si se toman medicamentos es aconsejable leer detenidamente los prospectos, incluso avisar al médico cada vez que le receten un medicamento sobre sus hábitos como conductor. En caso de asumir un tratamiento farmacológico, es clave averiguar posibles efectos sobre nuestra capacidad de conducción.

De los medicamentos susceptibles de ser recetados, los psicofármacos pueden tener los efectos más perjudiciales para la conducción. Hay 3 grandes áreas:

1. Tranquilizantes: actúan como depresores de la actividad psíquica, pueden variar el sueño, reducen los niveles de alerta, disminuyen el tiempo de reacción, pueden producir visión borrosa...

2. Sedantes: calmantes y reductores de la ansiedad. Los efectos pueden ser parecidos a los anteriores

3. Estimulantes: actúan sobre el sistema nervioso central elevando el tono psicológico. Se emplean para tratar estados depresivos y cuando es necesario elevar el tono vital

4. Otros medicamentos: antihistamínicos, antihipertensivos, hipoglucémicos

Prevenir riesgos por medicamentos

La prevención es fundamental. Si empezamos a tomar un medicamento que pueda alterar la capacidad de conducir, mejor averiguar cómo reacciona ante la medicación antes de sentarnos al volante. Hay que observar cómo influye en los reflejos, en la capacidad de concentración y si produce excesiva somnolencia.

Si toca conducir tomando medicamentos, recuerda:

1. Que la reacción del organismo a los medicamentos es más significativa los primeros días del tratamiento y puede no ser tan fuerte después. Sigue siempre las instrucciones en cuanto a la dosis y duración del tratamiento. En caso de duda, consulta al médico o farmacéutico

2. Los medicamentos que pueden afectar a la conducción son ansiolíticos, antidepresivos, tranquilizantes y algunos colirios o pomadas oftámicas, que en ocasiones influyeb en la visión. Fármacos para tratar resfriados o alergias pueden disminuir reflejos. Además, los antihistamínicos pueden producir somnolencia, sedación y disminuir reflejos. En caso de duda, consulta siempre al médico o farmacéutico: un simple descongestionador nasal puede afectarte.

Las drogas, la peor compañía posible

Por su parte, las drogas pueden tener efectos similares a los medicamentos. Son capaces de alterar el comportamiento de los individuos, produciendo estados de dependencia física y psíquica que dificultan enormemente la conducción. Producen efectos euforizantes y estimulantes. Hay:

1. Depresores: calman la actividad neuronal y reducen la actividad corporal

2. Estimulantes: aumentan la actividad neuronal y las funciones corporales

3. Alucinógenos: afectan de forma notable a la percepción

Las drogas depresoras, como son el cannabis, los opiáceos (heroína, morfina, metadona), el éxtasis líquido o los tranquilizantes (ansiolíticos, hipnóticos), disminuyen en gran medida la capacidad de reacción, concentración y reflejos. Esto deriva en situaciones de riesgo durante la conducción.

En cuanto a sustancias estimulantes, como las anfetaminas, la cocaína o el éxtasis, también suponen un tremendo riesgo. Su consumo puede producir falsa sensación de control, de disminución de la fatiga y de disminución del sueño. Pero son percepciones equivocadas que pueden traducirse en descoordinación, reflejos minimizados y problemas visuales y auditivos, todo ello acentuado si se mezclan con otras sustancias.

Un grupo importante es el de las drogas alucinógenas: hongos, LSD y ketamina, entre otras. Pueden producir alucinaciones, cambios de percepción de la realidad o visiones imaginarias, con gran incidencia en el estado de ánimo del consumidor, acentuando posibles malestares o problemas psicológicos, puntual o pasajero.

Cómo actúan

Aunque su concentración en sangre suele durar poco, de 5 a 45 minutos, sus efectos se prologan por encima de las 2 horas:

1. Cocaína: se inhala o inyecta. Produce la desaparición de inhibiciones, fuerte excitación, euforia, ansiedad y agitación. Tiende a aumentar la velocidad y a provocar situaciones arriesgadas

2. Heroína: crea la adicción más fuerte y dependencia con mayor rapidez. Propicia conducciones arriesgadas y violentas al volante. Afecta a la visión y a las reacciones en general

3. Drogas de diseño: producen efectos estimulantes y graves alteraciones en la percepción. Propicia exceso de autoconfianza y altera la percepción por visión inadecuada. El conductor suele sentir fatiga y falta de concentración

4. Cannabis: produce vértigo, euforia y una especie de ebriedad en un primer momento. Con posterioridad, genera alteración en la visión de los colores y en la percepción del espacio

5. LSD: sus efectos duran de 10 a 12 horas. Tras ingerirlo, conducir es casi suicida

6. Morfina: uno de los estupefacientes más violentos y peligrosos, pues penetra en el organismo con mucha facilidad y crea dependencia rápida

7. Opio: produce un estado similar a la embriaguez. Alteración de la percepción, somnolencia y aceptación del riesgo si se conduce

Cuando el consumidor de una droga deja de ingerirla durante un tiempo aparece el llamado síndrome de abstinencia, con alteraciones del comportamiento y fisiológicas que pueden resultar tan peligrosas como los propios efectos de las drogas, sobre todo al volante.

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