Rolls Royce Phantom 102 EX, el experimento

Pasear por Madrid al volante de un Rolls Royce una mañana soleada y con poco tráfico es un placer difícilmente igualable, pero si además el vehículo es un prototipo eléctrico el placer se torna doble. Si dentro de un Phantom convencional con motor V12 apenas se escucha nada, en esta versión 100% eléctrica el silencio se apodera de tal forma del interior que resulta incluso extraño. Pero así parece que será el futuro. Se trata del 102 EX, con el que la marca británica está recorriendo el mundo para mostrárselo tanto a periodistas especializados como a clientes propietarios con el fin de recabar impresiones de cara al futuro.

Exteriormente el Phantom 102 EX es similar al Phantom de serie, pues el trabajo realizado se concentra bajo el capó y en el interior.

Y decimos en su interior porque reemplaza la información tradicional por relojes que informan del estado de la batería, el consumo y la potencia puntual. Al mismo tiempo, suprime el túnel de transmisión en la zona trasera dejando el suelo completamente liso.

Bajo el capó sustituye el citado V12 de 6,75 litros por una batería de ion litio (la más grande jamás montada en un coche) y 2 motores eléctricos situados justo detrás y conectados a una transmisión de una sola velocidad con diferencial integrado. Entre ambos suman 290 kW, o más de 390 CV y 800 Nm de par que aparentemente mueven sin esfuerzo el vehículo. Es más, en pruebas realizadas el Phantom 102 EX consigue cerca de 200 km/h de velocidad máxima y una aceleración de 0 a 100 km/h inferior a 8 segundos. A cambio, y aquí reside el mayor inconveniente de este tipo de variantes, la autonomía queda relegada a 160 km, aunque previsiblemente aumentará en el futuro con la llegada de nuevas generaciones de baterías.

En cuanto a la recarga, el Phantom 102 EX la completa con un enchufe de 5 pin o en una placa de inducción, más práctica que el enchufe pues sólo hay que situar el coche sobre ella. Una innovadora solución hasta ahora reservada a teléfonos móviles, por ejemplo.

Su periplo por Asia, América del Norte, Europa y Oriente Medio ha servido a sus responsables para dotarlo de una pintura exterior denominada Atlantic Chrome, y también de una nueva piel para los interiores llamada Corinova.

La primera es un compuesto a base de micro partículas entre 8.000 y 80.0000 veces más pequeñas que el grosor de un pelo. Requiere 16 capas, 4 de ellas garantes de un «efecto humedad» tan atractivo como sugerente.

Sobre la piel, y buscando procesos más benévolos con el medioambiente, se ha desarrollado un nuevo procedimiento de curtido: en vez del cromo se ha utilizado un proceso vegetal. A base de una solución de Glutardialehyde, extracto de castaño y polvo de Tara extraído de frutas trituradas, se deriva un compuesto para el baño en el tambor-colorante. Este sistema requiere menos tintura que en el proceso habitual, lo que genera menos residuos y evita el uso de productos derivados de la gasolina refinada, como hasta ahora.