Las joyas del Museo del Traje de Madrid

Bonete de 1500

Es la pieza más antigua del Museo del Traje. Este Bonete, datado entre 1500 y 1525, conserva su estructura de cartulina con entretelas de cáñamo. Es de terciopelo de seda liso y va decorado con una aplicación de oro e hilos metálicos que forman una decoración de damero. En el frente y en los laterales se reproduce el escudo de Carlos V, con el águila imperial bicéfala coronada, con una cruz y un corazón.

Estos tocados, llamados bonetes o capiellos en la Edad Media –por estar inspirados en el capiello del mundo militar– fueron llevados por los reyes en un primer momento y posteriormente por los altos dignatarios de la iglesia.

Jubón del siglo XVI

Es una de las piezas más interesantes del museo. Este jubón femenino, donado por el vizconde de Güell en 1934, está realizado en seda con una decoración en zig-zag y roleos. Ajustado al cuerpo se prolonga en la parte delantera con un un pronunciado pico. El cuello de tirilla remata en pequeñas piezas rectangulares que recorren todo el perímetro. Está fechado entre 1590 y 1620 y podría tener orígenes andaluces. Esta prenda fue bastante común en esa época y aparece en retratos como el de la reina Margarita de Austria, pintado por Pantoja de la Cruz en 1606.

Jubón escotado del siglo XVII

Entre los elementos destacados en la sala «Tiempos lejanos» del Museo del Traje está este otro jubón femenino de seda en dos colores de la segunda mitad del siglo XVII. Presenta un amplio escote recto y un pico en la parte delantera aún más pronunciado que en el anterior jubón. Está decorado con la técnica del picado con motivos florales recortados y fijados con puntada de festón de color azul. Se cierra en la espalda con ojetes. La pieza, de gran valor, fue donada por el vizconde de Güell en 1934.

Los retratos femeninos de la época, concretamente los de la reina María Luisa de Orleans –realizados por el pintor de cámara Carreño de Miranda–, muestran este tipo de jubón genuinamente español.

Guantes del siglo XVII

Las vitrinas del Museo del Traje lucen, además de vestidos y trajes, prendas y complementos como este par de guantes masculinos, de confección inglesa y fechados en torno a 1610-1630. Están realizados en piel, con grandes puños en raso de seda decorados con bordado en hilos metálicos que dibujan motivos florales; además, toda la boca del guante está decorada con un encaje de «puntos de España» con aplicaciones de lentejuelas.

Este tipo de guantes, durante el siglo XVII, se convirtieron en auténticos artículos de lujo por el alto coste que alcanzaban, debido a su compleja elaboración y por la riqueza de los materiales empleados en su fabricación. Pertenecieron a Mary Chafflyn, heredera de la casa Zeals en Witshire, pasando posteriormente a ser propiedad del Teniente Coronel Troyte Bullock, según informa el Museo.

Traje masculino a la francesa (siglo XVIII)

Este llamativo conjunto de tres piezas, formado por casaca, chupa y calzón, representa la moda francesa de 1750. De damasco color azul y efecto moaré este traje va acompañado de una chupa, de tisú de plata con sedas de colores. La casaca no se abrocha, por lo que deja a la vista la chupa interior. En esta época estaba de moda abrocharse sólo los tres botones a la altura de la cintura, quizás con la intención de lucir los encajes de la camisa.

Vestido «vaquero» del siglo XVIII

Este vestido, que en España se llamó «vaquero» por estar hecho a la manera del «robe à l'anglaise» estuvo de plena moda en las últimas décadas del siglo XVIII. Está hecho de seda en color morado y está abierto por delante, con lo que deja ver una falda interior. La espalda, cuerpo y falda están cortados en una sola pieza. Talcos y lentejuelas troqueladas lo decoran con motivos vegetales y encaje de «puntos de España».

Manto de la Orden de Carlos III

Es una de las piezas más importantes de la colección. Está realizado en seda azul celeste, con escote redondo, larga cola y cuello vuelto. Destaca por su decoración heráldica bordada en hilo de plata con una cenefa exterior de tres calles: en la central, motivos de torre, león posante y corona de laurel –en cuyo interior puede leerse un «III», en referencia a la Orden de Carlos III–. Según los historiadores, los Caballeros de la Real Orden debían vestir debajo una túnica de tercianela de seda blanca con fleco celeste y plata, cíngulo de iguales colores, calzón de seda negro liso, sombrero también liso con plumaje blanco y espadín de acero.

Tapiz chino (1775-1800)

Los tejidos y tapices son otro de los elementos destacados del museo. Este está elaborado en china entre 1775 y 1800 y representa una peregrinación a una de las cuatro montañas sagradas de China. Pertenece a la colección de tejidos históricos de Mariano Fortuny y Madrazo. Está realizado en sedas polícromas y oro. Va perfilado por un terciopelo cortado de seda azul y forrado con una tela en raso de algodón también azul, añadidas por Fortuny.

El tapiz refleja una leyenda china que cuenta que en lo alto de la montaña habitaban los Inmortales taoistas, a la que se accede por una larga escalera de 7.000 escalones. En la cima se encuentra el Templo del Emperador de Jade, una de las divinidades taoistas.

Sombrilla de 1880

Es una de las muchas sombrillas del periodo romántico que guarda y exhibe el Museo del Traje. Consta de ocho varillas, con cubierta de pagoda, realizada en raso de seda negro con estampados florales en rojo, rosa y verde. Su interior está forrado en tafetán de seda granate.

Peto de Montehermoso

Los antiguos oficios necesitaban una indumentaria especial de la que este Museo del Traje guarda piezas muy representativas. Este peto, conocido como «Montehermoso» por su origen en esa localidad extremeña, esta diseñado para protegerse en la manipulación del ganado en las ferias y mercados. Por dentro está forrado de lino y adornado con un picado en forma de corazón y palmetas. Lleva dos cintas a la altura de la cintura, que sirven para adaptar al tamaño del cuerpo la parte delantera de la prenda. Esta pieza fue donada por Concepción Loring Heredia, marquesa de la Rambla.

Sujetador «años 20»

La colección incluye, por supuesto, prendas interiores como este sujetador de los «locos» años 20. Muy alejado de los actuales sujetadores este está realizado en algodón y presenta un discretísimo escote en pico. Se abrocha en el centro con cuatro pequeños botones de nácar. Una puntilla de encaje remata el borde y los tirantes son de cinta de seda.

«New LooK» de Christian Dior

Este traje, en depósito, resume el famoso «New LooK» revolucionario lanzado por Christian Dior en su primera colección. Está formado por elementos tan icónicos de Dior como la chaqueta en shantung beige con cuello sastre y faldillas con hombros pequeños y redondeados, cuerpo ceñido y cintura de avispa. La acompaña una falda larga en crep de lana negra y plisada, por encima de los tobillos.

Abrigo y vestido de cóctel de Balenciaga

Son dos de las piezas de la colección del modisto Cristóbal Balenciaga ideadas para un cóctel. La primera, un abrigo largo, con cola y muy amplio, realizado en gros de Tours de seda color rojo llama la atención por su cuello y su manga tipo murciélago. Además, presenta dos bolsillos inclinados y ocultos en la costura diagonal de la parte delantera. El vestido de fiesta, largo y tipo camisero, está confeccionado en raso de seda color crudo y combinado con gros de Tours rojo como el del abrigo.

Vestido y chaqueta de Elio Berhanyer

Este conjunto del diseñador Elio Berhanyer de 1970 es una de las piezas expuestas en la sala dedicada a la «Moda de autor» del museo. Está realizado en tafetán de lana bicolor: azul marino y crudo. El vestido destaca por el corte de su media manga acampanada y la cintura. La falda está ligeramente fruncida en el espaldar. La falda tiene dos bolsillos de ojal ocultos bajo las costuras de la parte delantera. Destacan las iniciales EB sobre la hoja izquierda de la chaqueta y los botones dorados, cuadrados y con ángulos redondeados, de pasta negra y blanca.