Doce palacios de la Castellana que sobrevivieron a la piqueta
HISTORIA

Doce palacios de la Castellana que sobrevivieron a la piqueta

El eje madrileño aún conserva algunos de los palacetes que un día llenaron sus aceras; aquí, sus curiosidades e historia

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El eje madrileño aún conserva algunos de los palacetes que un día llenaron sus aceras; aquí, sus curiosidades e historia

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  1. El palacete de Moreno Benítez

    No hubo banquero, marquesa o nuevo rico que no quisiera tener su palacete en la Castellana. Solo una docena del medio centenar de palacios que llegó a albergar sigue hoy en pie. El resto sucumbió a la especulación inmobiliaria sin que sus belleza e historia pudiese evitarlo.

    Tener un palacio en la Castellana fue una moda novecentista que dio vida al eje por el que la capital se ensanchó y que reunió a buena parte de los protagonistas del siglo pasado. Entre Cibeles y el Hipódromo de la Castellana —desde 1933 ocupado por los Nuevos Ministerios— se concentraban el grueso de las grandes casas. En su extremo norte, en el número 64 se hallan el último palacete. El de Moreno Benítez que perteneció al financiero que da nombre al edificio, es ahora del Ministerio del Interior. Fue levantado por el arquitecto Joaquín Saldaña en 1904.

  2. El palacio de los duques de Híjar

    Joaquín Saldaña, que fue uno de los arquitectos favoritos de la aristocracia del siglo XIX, construyó también en el número 58, en 1908, el segundo: el de los duques de Híjar —hoy embajada de Portugal—. Los duques fueron unos de los vecinos más ilustres del paseo. Como recuerda ABC en su necrológica —el 18 de Febrero de 1930— el duque era «dos veces grande de España».

    Saldaña levantó otros edificios singulares de la capital como el Matadero de Arganzuela o el edificio del Hotel Atlántico de Gran Vía, entre otros.

  3. El palacio de Eduardo Adcoh

    Muy cerca, en el número 37, destaca entre el cristal y el acero de las nuevas construcciones el palacio de Eduardo Adcoh. Fue levantado en 1906 por José López Sallaberry —arquitecto también del Edificio ABC de Serrano y del Casino de Madrid— para albergar un hotel. Después fue residencia de una adinerada mujer, Elena Pérez, que habitó sus lujosas estancias hasta los años 80. Más tarde cayó en el más absoluto de los abandonos hasta que, al filo del año 2000, se convirtió en sede de la Fundación Rafael del Pino. En sus jardines se levantó en 2008 el auditorio de dicha fundación, obra de Rafael de la Hoz.

  4. Palacio del Marqués de Mudela

    Para José Antonio Granero, decano del colegio de Arquitectos de Madrid, este tipo de intervención es la clave para preservar el patrimonio arquitectónico de la capital. Otro de los ejemplos que han sido respetuosos con la arquitectura se puede encontrar en el número 29 de la Castellana, donde están integrados a la perfección el antiguo palacio del marqués de Mudela —construido a principios del siglo XX por Lorenzo Álvarez Capra, autor de la iglesia de la Paloma y colaborador de la desaparecida plaza de toros de Goya— con el moderno Edificio Bankinter que levantó, en los 70, Rafael Moneo.

  5. Palacio Bermejillo

    Sobre el puente del Paseo Eduardo Dato que cruza la Castellana se encuentra el peculiar palacio de Bermejillo —desde 1983 es sede del Defensor del Pueblo, salvándose así de su posible derribo—. Fue levantado entre 1913 y 1916 en lo que entonces se llamaba el paseo del Cisne por el arquitecto cántabro Eladio Laredo, autor del edificio Grassy de la Gran Vía y del teatro Infanta Isabel. A lo largo de su historia sirvió de residencia familiar de los marqueses de Bermejillo, de refugio durante la Guerra Civil, de embajada o, incluso, de museo.

  6. Palacio del marqués de la Eliseda

    La ajetreada vida de los palacetes fue de la mano de los acontecimientos más trascendentes del siglo pasado. Prueba de ello es el palacio del marqués de la Eliseda (Castellana, 27). En él se fundó el 29 de octubre de 1933 Falange Española. Un tiempo después, José Antonio Primo de Rivera vendió el palacio al marqués de la Eliseda, Francisco de Asís Moreno y de Herrera. Tras ello, durante la II República, fue incautado por el Gobierno y hoy es sede del Instituto de la Juventud (Injuve).

  7. Palacio de los marqueses de Fontalba y Cubas

    Los organismos públicos han sido la tabla de salvación de muchas de estas construcciones singulares. Diez números abajo se levanta el palacio de los marqueses de Fontalba y Cubas. Construido en 1912, obtuvo dos años más tarde el premio que el Ayuntamiento concedía a los edificios más destacados. Desde los años 40 fue sede del Consejo Supremo de Justicia Militar y, en la actualidad, de la Fiscalía General del Estado.

  8. Palacio de Alcalá Galiano

    El palacio de Alcalá Galiano, levantado en 1878 por Agustín Ortiz de Villajos –autor de la desaparecida Iglesia del Buen Suceso de Princesa–, se encuentra ubicado en Castellana 5. Fue construido para Emilio Alcalá Galiano, conde de Casa-Valencia. Sirvió de despachos para la Dirección de Plazas y Provincias Africanas y actualmente es la sede del Ministerio del Interior.

  9. Palacio de Villamejor

    Justo al lado del anterior, en el número 3 de Castellana, está el palacio del marqués de Villamejor –obra de José Purkiss y Pascual Herráiz, 1893–. Hoy es sede de la secretaría de Estado de Administraciones Públicas. Tras sus muros nació el 23 de diciembre de 1910, María de las Mercedes de Borbón-Dos Sicilias y Orleans, madre del Rey Juan Carlos I.

  10. Palacio del marqués de Salamanca

    Para encontrar más palacios hay que abandonar la Castellana y atravesar Colón. En el 10 del paseo de Recoletos, se encuentra el palacio del marqués de Salamanca, levantado entre 1846 y 1855 por el arquitecto del Congreso de los Diputados, Narciso Pascual y Colomer. La residencia del creador del lujoso barrio de Salamanca dejó de serlo años después cuando, arruinado por sus ambiciosos negocios, tuvo que venderlo. Fue adquirido por el Banco Hipotecario y ahora es la Fundación BBVA.

  11. Palacio de Buenavista

    Cierran la lista el de Buenavista y Linares. El primero, obra de Juan Pedro de Arnal en 1777, fue adquirido por el duodécimo duque de Alba y está vinculado al Ejército desde el siglo XIX. José I Bonaparte quiso convertirlo en museo pero acabó siendo Ministerio de la Guerra. Ahora es el Cuartel General del Ejército.

  12. Palacio de Linares

    Enfrente, preside Cibeles desde 1877, el de Linares. Un edificio neobarroco que tardó en construirse dos décadas y que, tras la Guerra Civil, estuvo a punto de ser derruido. Le salvó su declaración como Monumento Histórico en 1976. En el 92, coincidiendo con el quinto centenario de la llegada a América de Colón, reabrió sus puertas como Casa de América. Desde entonces, los visitantes conviven con los célebres fantasmas del palacio.