Madrid, tierra de reyes
Del Palacio Real, en el corazón de la capital, a la villa de Aranjuez, la geografía de la región recorre buena parte de la historia de la monarquía en España
Actualizado:Del Palacio Real, en el corazón de la capital, a la villa de Aranjuez, la geografía de la región recorre buena parte de la historia de la monarquía en España
1234567El Palacio Real y el Madrid de los Austrias
El Palacio Real se construyó sobre las ruinas del antiguo Alcázar, incendiado en 1734 - belén díaz El Palacio Real es la residencia oficial del Rey, aunque la Familia Real no habita en él y sólo lo reserva para las ceremonias de Estado. Se construyó en el siglo XVIII por orden de Felipe V y sobre los cimientos de la antigua residencia real, el Alcázar de Madrid, que se incendió durante la Nochebuena de 1734. Las obras duraron diecisiete años y en 1764, Carlos III fue el primer rey en establecer allí su residencia oficial.
La Real Armería, el Salón del Trono o el Salón de Espejos son algunos de los secretos que encierra esta construcción barroca, que se erigió sin utilizar madera, para evitar que corriera la misma suerte que el antiguo Alcázar en caso de incendio.
Rodeado por los jardines de Campo del Moro y enclavado en la plaza de Oriente, alrededor del Palacio Real gravita el barrio de los Austrias, como entonces lo hizo la vida de la Corte y de la ciudad en torno al antiguo Alcázar en la época de los Habsburgo, y al Palacio Real con la llegada de los Borbones. Calles estrechas, edificios sobrios e iglesias austeras configuran el corazón histórico de la ciudad, entre el Palacio Real y la Plaza Mayor, y son el recuerdo de una ciudad que fue villa humilde y capital del mundo a un mismo tiempo.
Una promesa a San Lorenzo
El monasterio de San Lorenzo de El Escorial es una obra colosal cargada de simbolismo - ernesto agudo Felipe II ordenó construir el monasterio de El Escorial para cumplir la promesa que le había hecho a San Lorenzo, mártir español, tras ganar la batalla de San Quintín. El rey quería levantar la mayor construcción religiosa de Europa y por eso envió a su arquitecto real, Gaspar de la Vega, a recorrer todo el continente. Consultó a astrólogos, canteros, teólogos y arquitectos antes de fijar su emplazamiento en 1562.
Las obras arrancaron en 1563 bajo la dirección de Juan Bautista de Toledo —que había trabajado como aparejador a las órdenes de Miguel Ángel y a quien sucedería Juan de Herrera a su muerte— y no se dieron por concluidas hasta 1584. Recuerdo colosal en piedra del apogeo del imperio en el que nunca se ponía el Sol, en 1984 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Basílica, monasterio y palacio, Felipe II gobernó su imperio tras los muros de El Escorial. Con una planta de casi 43.000 metros cuadrados, atesora pinturas de El Bosco, Tiziano o El Greco. El edificio encierra un gran simbolismo —la planta, por ejemplo, se construyó en forma de parrilla, el instrumento utilizado para el martirio de San Lorenzo— y creó escuela, hasta el punto de inaugurar un nuevo estilo arquitectónico, el «herreriano». Alberga además el Panteón de Reyes , donde descansan todos los monarcas desde Carlos I, con la excepción de Felipe V y Fernando VI.
La Villa de Aranjuez
Vista del Palacio Real en Aranjuez - ángel de antonio Aranjuez es, junto con El Escorial y Alcalá de Henares, una de las tres joyas declaradas Patrimonio de la Humanidad con las que cuenta la región. El enclave, situado entre los ríos Tajo y Jarama, ya había sido utilizado como residencia real en la época de los Reyes Católicos, pero fue de nuevo Felipe II quien ordenó levantar el Palacio Real y, al igual que con El Escorial, encargó la obra a los arquitectos Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera.
La construcción finalizó durante el reinado de Fernando VI. El Palacio, rodeado por el Jardín de La Isla y el del Parterre, sufrió sucesivas ampliaciones, entre las que destaca la acometida en el siglo XVIII, que añadió al conjunto los vastos Jardines del Príncipe. Allí se encuentra la Casa del Labrador, que alberga una de las mayores colecciones de embarcaciones de recreo de los reyes.
La residencia del Rey
Interior del palacio de El Pardo, lugar donde se alojan los jefes de Estados extranjeros en sus visitas a España - SIGEFREDO El monte de El Pardo , con sus casi 16.000 hectáreas de bosque al norte de Madrid, alberga el Palacio de El Pardo y el de La Zarzuela, esta última residencia privada de don Juan Carlos y doña Sofía desde 1962. Desde que se casaron en 2004, los príncipes de Asturias también han fijado su residencia en el monte de El Pardo, en un palacete ubicado a 400 metros de la Zarzuela.
Lugar frecuentado por monarcas desde la Edad Media, Enrique IV ordenó en el siglo XV construir un pequeño castillo en el monte. Carlos I lo reedificó en 1553 para convertirlo en un palacio, aunque conserva las torres en los ángulos y el foso de la construcción original. Después de sufrir varias ampliaciones e incluso un incendio, el Palacio de El Pardo es desde 1983 el lugar donde se alojan los jefes de Estado extranjeros que vienen a España en visita oficial.
Por su parte, el Palacio de La Zarzuela, bautizado así por las zarzas que abundaban a su alrededor, fue construido en el siglo XVII por don Fernando, hermano de Felipe IV, al estilo de las villas italianas, y pronto se convirtió en lugar de recreo y caza para los monarcas. Sufrió graves daños durante la Guerra Civil y en 1961 tuvo que ser reconstruido. Además, fue en allí donde tuvieron lugar las primeras representaciones de la opereta más castiza que terminaría llamándose zarzuela.
El Buen Retiro
Casón del Buen Retiro frente al parque de El Retiro en Madrid - de san bernardo El parque más frecuentado por los madrileños fue en sus orígenes el jardín de uno de los lugares de descanso frecuentados por los monarcas: el desaparecido Palacio del Buen Retiro. Comenzó a construirse en 1630 bajo el reinado de Felipe IV, con el objetivo de ser un refugio en el que, en palabras del rey, «yo y mis sucesores pudiésemos, sin salir de la corte, tener alivio y recreación». Se convirtió en lugar de festejos y juegos y, en el siglo XVIII, tras el incendio del Alcázar, fue residencia oficial de los Reyes mientras se construía el Palacio Real.
Carlos III abrió parte de los jardines al público y cedió algunos de los terrenos a la ciudad. Con Fernando VII, tras la Guerra de la Independencia, tan sólo quedaba en pie el Casón del Buen Retiro y el palacio perdió el carácter de residencia real. En 1868 se transfirieron los terrenos al Ayuntamiento de Madrid y el Casón pasaría a ser después sede del Museo del Prado , en el que se expuso, por ejemplo, el Guernica de Picasso tras su retorno a España y antes de ser ubicado en el Reina Sofía.
Un coto de caza convertido en parque
La Casa de Campo fue utilizada por la monarquía como zona de recreo - ABC La Casa de Campo es hoy el parque urbano más grande de España, pero sus orígenes tienen también mucho que ver con la historia de la monarquía. Felipe II quería construir un corredor entre el palacio y las zonas de caza de El Pardo. Por eso compró la Casa de Campo de los Vargas, a la que progresivamente se irían incorporando fincas cercanas.
Fernando VI declaró la zona Bosque Real y con Carlos III y la regente María Cristina, la vasta extensión se destinaría a usos agrícolas y ganaderos. Es en la Segunda República cuando la Casa de Campo deja de formar parte del patrimonio de la Casa Real y se abre al público. Hoy conserva vestigios y construcciones de su época de lugar de recreo real, como el Palacio de los Vargas o el Puente de la Culebra, construido por Sabatini en 1782.
Jardines para el descanso real
El parque de la Fuente del Berro - JAIME GARCÍA El Retiro y la Casa de Campo fueron lugares para el descanso de los reyes, pero no son los únicos pulmones verdes en la ciudad que sirvieron de zona de recreo para los monarcas.
Madrid atesora varios jardines históricos que en su momento pertenecieron a la Corona, como la Quinta de la Fuente del Berro, la Quinta de Vista Alegre o el Real Jardín Botánico. El parque de la Fuente del Berro está hoy en lo que fue el Real Sitio de la Quinta de Miraflores, encargada por Felipe IV, y en Carabanchel se esconde un vergel con varios palacetes que fue adquirido por la reina María Cristina en 1831. También por orden de Fernando VI se creó en 1755 el Real Jardín Botánico , que más tarde Carlos III trasladó a su actual ubicación en el paseo del Prado.