
Hay Sanfermines más allá de los encierros
El 6 de julio, a las 12 del mediodía, Pamplona pasa de ser una pequeña ciudad agradable, tranquila y sosegada a transformarse en el centro mundial de la fiesta, el jolgorio y la alegría. El encierro es el plato fuerte de las fiestas, pero no se puede decir que se han vivido los Sanfermines si no se disfruta de otros muchos actos. Aquí van algunos de ellos.
Actualizado: GuardarEl 6 de julio, a las 12 del mediodía, Pamplona pasa de ser una pequeña ciudad agradable, tranquila y sosegada a transformarse en el centro mundial de la fiesta, el jolgorio y la alegría. El encierro es el plato fuerte de las fiestas, pero no se puede decir que se han vivido los Sanfermines si no se disfruta de otros muchos actos. Aquí van algunos de ellos.
12345678910Chupinazo

Pañuelos rojos en lo alto instantes antes de que el Chupinazo dé comienzo a las fiestas de San Fermín - reuters Es el momento mágico por excelencia. La transformación absoluta de la ciudad. El estallido de alegría más intenso e inmenso que se pueda imaginar. El punto neurálgico es la plaza Consistorial, donde normalmente un concejal del Ayuntamiento lanza el cohete que da inicio a los Sanfermines. Este año, sin embargo, será Mikel Martínez, el presidente del comité local de Cruz Roja en Pamplona, quien lance el Chupinazo.
La plaza Consistorial es en realidad más pequeña de lo que aparenta a través de las cámaras de televisión. De hecho, se calcula que caben unas 12.500 personas. Por eso, el Ayuntamiento instala pantallas gigantes en otros cinco lugares de la ciudad desde los que se puede ver y celebrar el comienzo de las fiestas de San Fermín: la plaza del Castillo, el paseo de Sarasate, la plaza de los Fueros, el parque de Antoniutti y la peatonal de Carlos III en la confluencia con la avenida de Roncesvalles. De esta forma, cualquier persona que se acerque a Pamplona el domingo puede vivir uno de los momentos más mágicos.
Procesión

San Fermín, durante la procesión - ernesto agudo Se suele decir que es un acto «para los de casa». Sin embargo, la procesión de San Fermín reúne cada 7 de julio a miles de personas, pamploneses y foráneos, en las calles del centro de la ciudad. A la devoción que se tributa al Santo entre los pamploneses se une la vistosidad del cortejo con los ediles vestidos de gala, la banda de música municipal y la comparsa de Gigantes y Cabezudos.
A lo largo del recorrido se homenajea al Santo moreno con tres cantos que deleitan y ponen la carne de gallina. La plaza del Concejo, el «pocico» en la intersección de la calle Mayor con Jarauta y la calle Mayor son los lugares donde se le honra con más fervor. La cita es a partir de las diez de la mañana del lunes 7 de julio.
Peñas

Ambiente de las Peñas durante la corrida de toros, con algunos miembros disfrazados de Gigantes y Cabezudos - efe Las peñas de San Fermín forman una parte fundamental del alma de las fiestas. A lo largo de todo el día animan las calles del Casco Antiguo con sus charangas. Por la tarde acuden a los toros donde disfrutan de todo tipo de cantos y bailes en la parte de Sol y por la noche continúan sus rondallas por las calles.
Pero los bares de sus sedes sociales, la mayoría situadas en el Casco Antiguo se convierten también en puntos casi obligados para disfrutar de la juerga nocturna de los Sanfermines. No es necesario ser socio ni nada parecido. La entrada es libre y en ella se puede disfrutar del auténtico ambiente sanferminero.
Churrería La Mañueta

Interior de la churrería de La Mañueta - ernesto agudo Si hay una tradición que perdura a lo largo de los años, sobre todo entre los más juerguistas y los madrugadores que acuden a presenciar el encierro desde la calle es la de desayunar un sabrosísimo tazón de chocolate con churros. Si la temperatura lo permite, disfrutar del ambiente sanferminero desde cualquiera de las terrazas de los bares degustando semejante manjar es uno de los mayores placeres que uno puede gozar.
Y si un establecimiento ofrece los mejores churros de la ciudad y, para algunos, del mundo es la Churrería de La Mañueta, que desde hace 124 años se sitúa en el número 8 de la calle que da nombre al local. Muestra de su exclusividad es que abre tan sólo 14 mañanas a lo largo de todo el año. Las ocho mañanas de San Fermín, los dos sábados previos a las fiestas y los cuatro domingos de octubre.
Almuerzos en la calle

El «almuercico» - reuters Otra tradición imprescindible que iniciaron las cuadrillas y poco a poco se extendió al resto de los pamploneses y visitantes es «el almuercico» de media mañana. Una media mañana que en Sanfermines pueden ser tranquilamente las diez. Cuadrillas, peñas y bares sacan sus mesas a las calles del Casco Antiguo y deleitan a los estómagos con unas reconfortantes magras con tomate, huevos fritos con chistorra, ajoarriero o pimientos rellenos. Parece imposible que en el estómago quepan esos platos a esas horas de la mañana, pero seguro que con sólo verlos se abre el apetito. Y reponen las fuerzas para continuar bailando y disfrutando de unas fiestas sin igual.
El día más típico para almorzar es el día 6 de julio. Ese día, para las nueve de la mañana, miles de personas hacen acopio de energía para acudir posteriormente al Chupinazo. Pero cualquier otro día se puede degustar estos manjares de la gastronomía navarra para reponer fuerzas y encarar la juerga del resto de la jornada.
Gigantes y Cabezudos

El popular «Caravinagre» de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos - afp Los Sanfermines no son unas fiestas únicamente pensadas para los jóvenes. Las familias cuentan con un amplio programa de actividades a lo largo de los nueve días. Y una cita obligatoria de cada mañana es la comparsa de gigantes y cabezudos.
Cada mañana realizan un recorrido distinto en los que los gigantes, enormes figuras de más de cuatro metros de altura y que cuentan con más de 150 años de existencia, impresionan a los asistentes con sus bailes mientras que los más pequeños corren delante, o detrás, de los cabezudos, los kilikis y zaldicos, figuras de cartón piedra que con vergas de esponja pelean con los chavales o txikis de un lado para otro.
Barracas

Jóvenes en una de las atracciones de las barracas - Eduardo-Martín Larequi García (FLICKR) En cada región tienen su nombre. En Pamplona se llaman barracas. El recinto ferial de Pamplona, situado en el parque de la Runa, se llena cada año con unas 75 atracciones que ofrecen todo tipo de entretenimiento y divertimento para los pequeños y los mayores. Los autos de choque, la montaña rusa, la tradicional casa del terror o el barco pirata son algunas de las atracciones que cada tarde atrae a miles de personas y, al encontrarse un poco alejado del centro de la ciudad, puede suponer un pequeño respiro dentro de la vorágine sanferminera.
Desde el año pasado, la noria, la más grande de Europa, se instala aparte, en el parque de Antoniutti.
Casetas regionales

Casteas regionales - Rufino Lasaosa (Flickr) Otro momento de respiro imprescindible so las casetas regionales. Situadas en el Bosquecillo, al lado del Casco Antiguo, ofrece un completo programa de actividades de las distintas casas regionales ubicadas en Navarra al tiempo que se pueden disfrutar de los manjares típicos de cada región.
El espacio está organizado por la Federación de Casas Regionales de Navarra y supone una oportunidad magnífica para disfrutar de las fiestas navarras por excelencia al tiempo que se conoce y se entretiene con las costumbres de otras regiones españolas. Andalucía, Asturias, Castilla y León, Extremadura, Aragón, Cantabria, Galicia o Valencia están un poco más cerca gracias a las casetas regionales.
Fuegos artificiales

Fuegos artificiales durante los Sanfermines de 2010 - afp Después de cenar, pocas cosas hay más agradables que disfrutar de una colección de fuegos artificiales. En marco en el que se desarrolla el concurso internacional de fuegos artificiales, que este año celebra su décimo quinta edición, también invita a su disfrute. La Vuelta del Castillo, el parque más grande de Pamplona, se llena con miles y miles de personas que de pie o sentadas en la hierba disfruta de todo un abanico de figuras luminosas entre ooohs y aaaahs.
Además del parque de la Vuelta del Castillo, los fuegos artificiales se pueden ver desde otros muchos puntos de la ciudad ya que estos son lanzados prácticamente desde el centro de Pamplona. Incluso para los más forofos de este espectáculo, el palacio de Congresos Baluarte abre su terraza, eso sí, previo pago, para disfrutarlos en primera fila y acompañados de una consumición.
De blanco y rojo

Corredores en el encierro - efe Para los que acuden por primera vez a los Sanfermines suele parecer raro. Pero si algo hay imprescindible en las fiestas de Pamplona es la indumentaria blanca y roja. Desde hace más de un mes, las tiendas de la capital navarra llenan sus escaparates con estas prendas. No son ropas extraordinarias. Cualquiera las tiene en su casa. Un pantalón blanco y una camiseta, camisa o polo del mismo color. La faja y el pañuelico, ambos de color rojo, sí que son más propios de Navarra.
Dicen que una de las muchas virtudes de los Sanfermines es que, además de vivirse completamente en la calle, son unas fiestas en las que se igualan todos los ciudadanos, autóctonos y foráneos. Todo el mundo es igual, todos visten igual. No hay distinción de lugares de origen, de condición económica ni de nada. Todos de blanco y rojo. Todos iguales.








