¿Quién va a ganar este partido?

El «gabinete en la sombra» del máximo favorito

Es tradición en la centenaria democracia inglesa que la oposición forme lo que se conoce en la lengua de Shakespeare como «shadow cabinet», un gabinete en la sombra: un equipo de «ministros» que trabajan para elaborar propuestas que contrasten con las del Ejecutivo y estar listos para un eventual cambio de tornas.

Se podría decir que Tino Fernández Pico, gran favorito a suceder a Augusto César Lendoiro, ha creado una versión futbolística y galaica de un fenómeno tan británico. El presidente de Altia encabeza un equipo que, según recuerda en sus apariciones públicas, tiene ya «una persona designada en cada una de las áreas» y tan solo espera que se les comunique quién es «su interlocutor» dentro de la estructura del Deportivo para empezar a consolidar su trabajo.

El propio Fernández se ha echado a la espalda el trabajo más complicado: buscar un acuerdo con la Agencia Tributaria, el principal acreedor del club, para lo que está en un constante puente aéreo entre Madrid y La Coruña. Aunque él niegue verse ya como presidente, las casi 30.000 acciones delegadas que exhibió en la pasada Junta apuntan en otra dirección.

El abogado que pesca en caladeros del lendoirismo

Germán Rodríguez Conchado fue el segundo en confirmar su candidatura al sillón presidencial de la Plaza de Pontevedra, y desde el principio sus intentos estuvieron encaminados a desligar su figura de la de Lendoiro, antiguo compañero suyo de clase y que le había empleado como asesor jurídico y, posteriormente, abogado del Deportivo.

No obstante, la irrupción de Tino Fernández en la campaña y la posterior retirada de la candidatura del presidente cambiaron por completo la estrategia del letrado coruñés. Famoso por su talante inflamable, Conchado explotó cuando el presidente de Altia, junto con el ya retirado candidato Paco Zas, impulsó una campaña para incluir la destitución del Consejo de Administración en el orden del día de la Junta de Accionistas. «Lo que es inadmisible es que un celtista de mierda sea presidente del Deportivo», clamó entonces.

Ahora reconoce que trabajará para que «muchos de los apoyos que tenía Augusto» recaigan en su candidatura, que asegura ser la única que tiene «experiencia» como para pilotar el club. Conchado acompañó la afirmación de sus propias fortalezas con las continuas críticas a Tino Fernández, de quien cree que solo quiere «obtener un escaparate» para Altia.

«Quiero que se voten proyectos y no apoyos empresariales»

Manuel López Cascallar es, a priori, el candidato más modesto y desconocido. No tiene un gran apoyo económico que le sostenga ni una trayectoria que le avale dentro del Deportivo, nada más allá de sus 30 acciones y una indiscutible ilusión por sacar al club del hoyo.

—Cuando Lendoiro anunció su retirada, usted reaccionó con tristeza y le ofreció la presidencia de honor. ¿Por qué?

—Mis palabras fueron malinterpretadas. Pocos días antes, yo había votado en contra de sus cuentas, pero ahí se estaba hablando de la trayectoria de Lendoiro y creo que hay que analizar la globalidad del personaje. Su renuncia es el fin de una época que, en conjunto, me parece positiva. Queremos un cambio, pero también recordamos el pasado.

—¿Por qué es necesario este cambio al frente del Dépor?

—Desde que entramos en Concursal, se ha mentido al accionista sobre la deuda. Yo era de los pocos que iba a las Juntas de Accionistas y a veces refrendaba las cuentas de Lendoiro, porque consideraba que había una época en la que habíamos vivido muy bien y teníamos que pagar un peaje. Pero el presidente ha puesto este club al borde de la desaparición, recuerdo los días previos al 31 de julio como una etapa horrible, me costaba dormir. Tener la sensación de que no podría ir cada quince días a Riazor me mataba un poco por dentro.

—¿Cree que podría llevarse votos de Lendoiro?

—Es una posibilidad matemática, pero no voy a pedirlos ni a mendigarlos. No voy a negar que estamos teniendo más apoyos, pero yo lo que le digo a la gente es que participe en las elecciones, que no dejan de ser importantes porque no concurra Augusto César Lendoiro, y que elija la mejor opción. Me interesa que haya pluralidad de opciones y no que cada vez vayamos quedando menos. Y eso que, como se dice, ya estamos en medallas.

—¿No va a buscar estos votos que ahora están medio huérfanos?

—Voy a decir lo que pienso y que la gente decida. Dije, por ejemplo, que no me parecía ético que Tino Fernández se querellase porque me parecía que iba a embarrar más la situación. Quiero que la gente vote según los proyectos y no según los apoyos empresariales.

—¿Qué tiene vuestro proyecto que no tenga el del presidente de Altia?

—Yo de Tino solo conozco pensamientos filosóficos, pero no planes de acción. Que diga que va a buscar apoyos en China está bien, también lo digo yo, pero que explique cómo lo va a hacer. Yo propongo que el accionista tenga peso de verdad, que si 500 presentan una propuesta que el Consejo de Administración la valore, hacer un referéndum para escoger mascota del club... Esto exige compromiso, porque voy a pedir ayuda a los aficionados.

—¿Va a empezar a recoger delegaciones de acciones?

—Sí. Ya nos han concedido un local del club para recibir a los accionistas, pero no iremos llamando a nadie.