Guía (fiable) del laberinto escocés
Imagen de archivo de 1997 del príncipe Carlos junto a sus hijos, William (i) y Harry (d) en Escocia - efe

Guía (fiable) del laberinto escocés

De dónde viene y a dónde va el referéndum escocés

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  1. -HISTORIA: De William Wallace a Alex Salmond, pasando por 307 años de Unión.

    Imagen de archivo de 1997 del príncipe Carlos junto a sus hijos, William (i) y Harry (d) en Escocia
    Imagen de archivo de 1997 del príncipe Carlos junto a sus hijos, William (i) y Harry (d) en Escocia - efe

    A diferencia de Cataluña, por ejemplo, Escocia ha sido independiente durante largos períodos de su historia, desde el año 843 hasta 1707, en que se firmó el acta de Unión que creó el Reino Unido de la Gran Bretaña. Los 307 años juntos han resultado pacíficos y muy fructíferos para ingleses y escoceses. Escoceses son, por ejemplo, el padre del liberalismo económico, Adam Smith; el de la máquina de vapor, Watts; el descubridor de la penicilina, Fleming; o el maravilloso filósofo ilustrado David Hume.

    Pero no siempre la relación resultó tan sana y constructiva. En los siglos XIII y XIV sus guerras fueron constantes y atroces. En 1296 el rey inglés Eduardo I propinó un repaso a los escoceses, con una ocupación que puso fin a su independencia. Fue solo un paréntesis. Los norteños nunca se rindieron. En 1297 comienza la revuelta de William Wallace (sí, el que Mel Gibson convirtió en un súper-héroe de cara embadurnada en « Braveheart»). Los ingleses lo ejecutarán en 1305.

    El que llevará a buen puerto la rebelión será Robert Bruce, coronado rey de Escocia en 1328. Bruce es leyenda por la batalla de Bannockburn, de la que se cumplen 700 años, allí barrió contra pronóstico a los ingleses.

    Al firmar el acta de Unión en 1707, Escocia renunció a su Parlamento, pues ambos se unieron en el de Westminster. En 1979 se celebró un referéndum para reinstaurar sus cortes. Ganó el «sí», pero le faltó el quorum exigido. Es en 1997, en un segundo referéndum, cuando Escocia recupera su parlamento.

    La consulta fue convocada por Blair, que quiso hacer un gesto nada más llegar al poder. Con el Parlamento comienza la crecida del SNP, Partido Nacionalista Escocés, que en 2011 logró la mayoría absoluta con Alex Salmond, que en el 2007 había sido elegido como el primer nacionalista al frente del Gobierno de Escocia.

  2. EL ORIGEN DEL REFERÉNDUM: El día que Cameron pensó (erróneamente) que ganaría de calle

    Fotografía de archivo de una conferencia del Partido Nacional Escocés en 2012
    Fotografía de archivo de una conferencia del Partido Nacional Escocés en 2012 - reuters

    Tras su abrumador triunfo electoral del 2011, el SNP utilizó su mayoría absoluta para reclamar desde el Parlamento de Escocia un referéndum de independencia. Pero la última palabra la tenía Londres, que debía dar luz verde. En aquellos momentos se pensaba que los escoceses partidarios de la independencia no llegaban al 25%. Cameron vio una oportunidad de cortar las raíces del movimiento antes de que se robusteciese y ofreció un referéndum a cara y cruz, una consulta «decisiva, legal y justa», con una pregunta cerrada y única.

    Eso iba mucho más allá de los mejores sueños de los nacionalistas, que habían ofertado un referéndum con tres posibilidades, que además de la independencia o la unión planteaba la posibilidad de más poderes autonómicos. Cameron lo desdeñó. La gran paradoja es que justo eso, más poderes federales, es que lo ahora ofrece para intentar salvar la Unión en una consulta que se ha puesto muy cuesta arriba.

    El 15 de octubre de 2012 se firmó el Acuerdo de Edimburgo para celebrar el referéndum. Cameron quería celebrarlo de inmediato. Pero el hábil Salmond ha ido demorando la fecha, para sembrar el sentimiento nacionalista con propaganda desde el poder y con sus constantes apelaciones a la independencia. La pregunta es sencilla y clara: «¿Debería ser escocia un país independiente?». Se votará el próximo jueves día 18. Los colegios abrirán a las 7 de la mañana y cerrarán a las diez de la noche. Están llamados a las urnas más de cuatro millones de escoceses.

    Se han registrado ya para votar 4.285.323, la mayor respuesta en la historia de una votación en Escocia. Los resultados se conocerán en la mañana del día 19, tras recontar toda la noche en las 32 autoridades locales. Quién logre el 50% de los votos más uno habrá ganado. Escocia será un nuevo país o seguirá en el Reino Unido, con la promesa de más poderes autonómicos hecha por los tres partidos nacionales de Westminster.

  3. ¿QUIÉN VOTA?: La trampa de Salmond, otro gol por la escuadra al premier

    El primer ministro escocés, Alex Salmond
    El primer ministro escocés, Alex Salmond - efe

    Salmond se las ha apañado para lograr imponer a Londres dos condiciones que claramente favorecen al independentismo. Podrán votar los mayores de 16 años y no podrán hacerlo los escoceses que viven fuera de Escocia (hay unos 800.000 afincados en el resto del Reino Unido).

    Los jóvenes son más proclives a la independencia que los mayores. Como contrapartida, pueden votar las personas originarias de otros puntos de la Unión afincadas en Escocia: son 366.000 ingleses, 32.000 norirlandeses y 15.000 galeses, según los datos del censo que maneja la BBC.

  4. RADIOGRAFÍA DE ESCOCIA: Un país del tamaño de Castilla-La Mancha con la duodécima mayor renta per cápita del mundo

    Paisaje escocés
    Paisaje escocés - reuters

    Escocia tiene 5,3 millones de habitantes y una extensión de 78.772 kilómetros cuadrados (similar a Castilla la Mancha). El volumen de su economía es parejo al de Portugal, pero con la mitad de su población. Con datos del 2012, era el duodécimo país del mundo en renta per cápita: 39.642 dólares, frente, a 35.671 del conjunto del Reino Unido. España, en el puesto 22, tenía una renta de 35.551 dólares.

    El grueso de la pitanza de Escocia viene del petróleo del Mar del Norte, que ha convertido al Reino Unido en el mayor productor de la UE. También tiene un potente sistema financiero, que amenaza con mudarse a Londres si llega la ruptura, y es fuerte en turismo, servicios, y por supuesto, la exportación de su tesoro ámbar, el whisky.

  5. EL DÍA DESPUÉS SI GANA EL SÍ: Un nuevo país, con muchos problemas, en marzo del 2016

    Una niña juega con una bandera escocesa en Edimburgo
    Una niña juega con una bandera escocesa en Edimburgo - afp

    El Gobierno de Londres se ha comprometido a respetar el resultado que salga de las urnas. Si el jueves gana el «sí» habrá un nuevo país. Pero no nacerá de manera instantánea. Primero habrá que negociar los detalles del traspaso (qué pasa con la deuda, la divisa, los servicios compartidos, el arsenal nuclear...). Salmond ha fijado marzo del 2016 como la fecha en que proclamará la independencia y quiere celebrar las primeras elecciones parlamentarias del nuevo Estado escocés en mayo del 2016.

    El nuevo país nacería con muchas incertidumbres: Londres no está dispuesto a compartir la libra esterlina, tendrí que asumir parte de la deuda del Reino Unido y habría fugas de empresas y crecida de los precios de la cesta de la compra. Además, se quedaría fuera de la UE. Los bancos Lloyds y Royal Bank of Scotland, los gigantes de su sector financiero, han manifestado claramente que se irán

  6. LOS ARGUMENTOS DE LOS DOS BANDOS: Razón contra sentimiento

    Una manifestante a favor del «sí»
    Una manifestante a favor del «sí» - afp

    De los 59 diputados que representan a Escocia en el Parlamento Británico en Londres solo uno es conservador. Ese dato basta para ilustrar el mínimo arraigo de los tories entre los escoceses. Escocia siempre ha sido un país de izquierdas, y tiene a gala que prima la igualdad social y los servicios asistenciales, un poco al modo de los países escandinavos.

    El referéndum es en buena medida una batalla ideológica del esquema clásico «derecha versus izquierda». Muchos votantes laboristas escoceses se podrían inclinar por el «sí» como una manera de castigar al Londres conservador de los recortes. Sabedor de ese problema, Cameron limitó durante el arranque de la campaña su presencia en Escocia. Solo ha vuelto cuando las encuestas se han puesto muy cuesta arriba, acompañado por su socio liberal Clegg y por Miliband, el líder laborista.

    El premier ha rogado a los escoceses que no utilicen el referéndum para darle «una patada» a él, «porque no habrá vuelta atrás». Miliband se ha pasado una semana entera dando mítines por toda Escocia, en un intento (también algo tardío) de alinear a la izquierda laborista a favor de la Unión, pues se habían convertido en uno de los puntos de fuga de Mejor Unidos, justo a las mujeres, entre las que ha ido aumentando el voto independentista, aunque la mayoría están con el «no».

  7. LA DIVISA: El gran talón de aquiles del nacionalismo

    Billete de diez libras
    Billete de diez libras - efe

    ¿Qué divisa tendría el nuevo Estado? Ese es el talón de Aquiles del nacionalismo. Salmond dice que seguirán compartiendo la libra esterlina, «porque a ellos también les interesa». Pero eso es un mero desiderátum. Los tres partidos nacionales, conservadores, liberales y laboristas, ya han dicho que en modo alguno cederán la libra a Escocia.

    El Banco de Inglaterra ha remachado que «no hay divisa si hay soberanía». Se le podría dar la vuelta al argumento: ¿Tiene sentido afrontar un proceso soberanista tan extremadamente arriesgado para no tener siquiera ni moneda propia? Últimamente voces el SNP han salido con una solución a la panameña: podemos hacer como Panamá, que comparte el dólar con Estados Unidos.

    Pero sería un uso ortopédico de la moneda, sin control alguno sobre tu propia divisa. El euro tampoco es una opción porque...

    Salmond, por supuesto, alega que sí estarán en Europa, porque la UE no puede renunciar a una potencia energética y dueña de enormes bancos de pesca.

  8. LA NUEVA ESCOCIA SERÁ EXPULSADA DE LA UE: España, por ejemplo, vetaría su ingreso.

    Manifestación unionista en «Trafalgar Square»
    Manifestación unionista en «Trafalgar Square» - afp

    Se asume que, al menos en un primer momento, Escocia quedará fuera de la Unión Europea. Como un nuevo Estado, tendría que solicitar el ingreso, que requiere la aquiescencia de los 28. Algunos países, como España, vetarían su entrada, pues abriría un peligroso precedente para las aspiraciones de los separatismos que atormentan a sus propios estados.

    Salmond, por supuesto, alega que sí estarán en Europa, porque la UE no puede renunciar a una potencia energética y dueña de enormes bancos de pesca.

  9. VERDE PERO ATÓMICA: Escocia alberga la base de los submarinos nucleares británicos

    Submarino británico en aguas escocesas
    Submarino británico en aguas escocesas - reuters

    Salmond, que llegó por primera vez al gobierno gracias al apoyo de los verdes, ha dicho que quiere una Escocia sin armas nucleares. Pero a día de hoy los submarinos atómicos británicos descansan en la base naval de Faslane. Son cuatro naves, con 16 misiles. ¿Cómo se va a retirar ese material tan delicado? ¿A dónde? ¿Quién sufraga el traslado? ¿Puede seguir custodiándose en un lugar que ha dicho que roto con Londres? Se da también la paradoja de que Salmond quiere que Escocia siga en la OTAN. Un Estado que rechaza las armas atómicas en su territorio quedaría protegido por el paraguas nuclear de la OTAN. Incongruente. Y egoísta.

  10. EL PAPEL DE LA REINA: Salmond la quiere de soberana... pero ella quiere la unión

    La Reina Isabel II junto al príncipe Carlos en Escocia
    La Reina Isabel II junto al príncipe Carlos en Escocia - reuters

    Fuentes de palacio han reiterado hasta el hartazgo que la Reina es totalmente imparcial ante el referéndum, tal y como ordena su mandato constitucional. Pero es del dominio público que está a favor de la Unión. La prensa británica ha publicado que Isabel II, de 88 años y 62 en el trono del Reino Unido, está «horrorizada» ante la hipótesis de la ruptura. Este domingo rompió su silencio con una frase a un feligrés a la salida de un oficio religioso en las proximidades de Balmoral, su residencia estival en Escocia, donde estará aún tres semanas. Solo dijo: «Hay que tener mucho cuidado con lo que se vota». Pero se ha interpretado como un evidente guiño a favor de la Unión. El príncipe Harry, menos sutil que su abuela, ya ha pedido que los próximos Invictus Games, unos juegos deportivos para heridos de guerra que se acaban de clausurar en Londres, se celebren el año próximo en Glasgow, una manera de decir que el «no» habrá ganado.

    Salmond, y la opinión pública escocesa, quieren que Isabel II siga siendo en cualquier caso su soberana. «Estará muy orgullosa de ser la Reina de los escoceses», fanfarronea el líder separatista.

  11. ¿QUIÉN VA A GANAR?: El «no» domina en las encuestas, ¿pero son fiables?

    El primer ministro británico, David Cameron
    El primer ministro británico, David Cameron - efe

    Cuando comenzó la campaña, el «no» goleaba, con solo un cuarto de voto independentista. Las tornas han ido cambiando. Hace una semana se publicó el primer sondeo que ponía al «sí» por delante, en The Times. Era un domingo. Al día siguiente, en cuanto abrieron los mercados, la libra sufrió su mayor caída en diez meses. Tras ese susto, los políticos de Londres desembarcaron a hacer campaña en Escocia, ofrecieron más poderes federales a cambio de que los escoceses continúen en el Reino Unido y la banca de Edimburgo amenazó con desertar a Londres. Esa presión ha reavivado al «no», de nuevo por delante en casi todas las muestras.

    De las cuatro encuestas de este fin de semana, solo una, la del dominical del «Telegraph» concede un triunfo a los independentistas, por 54-46, una victoria holgada además. Toda una sorpresa viniendo de un diario conservador, muy activo a favor de la Unión, que tal vez quiera alertar del riesgo. El sondeo de Better Together, la campaña del «no», afirma que ellos ganan, 53,5-46,5. «The Sunday Times» le da al «no» ventaja: 50,6-49,6. También «The Observer»: 53-47. Pero las encuestas son solo un dedo al viento. Pues su fiabilidad se nubla por completo cuando se repara en que las bolsas de indecisos superan en muchas el 9%. Eso sí: las casas de apuesta, la segunda religión de los británicos, aún se inclinan por la Unión.

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