
Los siete grandes fiascos de Obama como Nobel de la Paz
Si Al Qaida conquista Irak antes de que los talibanes recuperen Afganistán, EE.UU. habrá hecho el mayor ridículo de su historia
Actualizado: Guardar 1234567Irak, la amenaza de Al Qaida

Refugiados huyen en Nínive, en el norte de Irak, ante el avance de los yihadistas - afp Desde la campaña presidencial que le llevó a la Casa Blanca, Barack Obama no ha ocultado los ejes de su política exterior en materia bélica: opción por la vía diplomática frente a la militar para asegurar la hegemonía política y económica de EE.UU. en el mundo, retirada del mayor número posible de conflictos donde hay tropas estadounidenses. En función de esas promesas se le concedió el Premio Nobel de la Paz, como cheque en blanco.
Si bien la implicación bélica de Norteamérica en Oriente Próximo es "mérito" casi exclusivo de su antecesor, George W. Bush, con los ataques contra Irak y Afganistán, la actuación de la Administración Obama en el conflicto iraquí ha estado plagada de contradicciones desde el comienzo.
Los últimos ataques convencionales de los yihadistas suníes próximos a Al Qaida, en el norte y centro del país, demuestran el error -o la desinformación- de la Casa Blanca cuando anunció su retirada de tropas de Irak, pretendiendo hacer creer al mundo que dejaba un país relativamente controlado por el gobierno "multirreligioso" del chií Al Maliki.
Afganistán, los talibanes a la puerta

Un guerrillero talibán, en la provincia de Helmat - afp Estados Unidos invadió Afganistán en 2001, después de los ataques del Once de Septiembre, con el respaldo internacional y un objetivo claro: derribar el régimen tiránico y terrorista de los talibanes, que escondían a Bin Laden.
Trece años después, Washington ha anunciado su retirada militar completa para 2016, y el término de los combates para finales de este año. Una vez más, la propaganda de la Casa Blanca hace creer que los talibanes, aunque no derrotados, están muy debilitados, y que es hora de que los "boys" regresen a casa.
La situación real es muy distinta. Los talibanes controlan vastas áreas del país, y se preparan para lanzar ofensivas en muchos frentes cuando EE.UU. ponga fin a sus combates. La apertura de conversaciones entre el gobierno de Kabul, los talibanes y representantes norteamericanos, indican que el movimiento radical integrista está muy lejos de estar derrotado y mantiene intacta voluntad de regresar al poder.
Un presunto desertor por cinco terroristas

El sargento Bergdahl, en manos de sus captores - reuters El pacifismo buenista del presidente Obama ha tocado niveles desconocidos con la reciente decisión de canjear al sargento norteamericano Bergdahl, rehén de los talibanes afganos, por cinco conspicuos presos de Guantánamo.
El Pentágono ha abierto una investigación en torno a las pruebas y acusaciones de compañeros de armas, que acusan a Bergdahl de "desertor y traidor" antes de caer en manos de los talibanes. La frivolidad con que la Casa Blanca manejó esta información -pensando quizá que nunca llegaría a trascender- ha llevado a Obama a desplegar, a posteriori, toda una batería de razonamientos poco convincentes.
Israel, el matonismo del sector duro

Manifestación reprimida contra un nuevo asentamiento judío cerca de Ramala - reuters La llegada del demócrata Barack Obama a la presidencia creó muchos temores en su día en el Gobierno israelí, controlado por Netanyahu y el sector duro del Likud, partidario de paralizar las conversaciones con los palestinos de cara a la creación de su propio Estado.
No obstante, el absentismo casi total de Obama en la crisis más vieja de Oriente Próximo, ha permitido a los "halcones" del régimen israelí, conseguir posiciones que nunca antes habían soñado. Durante todo el mandato de Obama, Estados Unidos ha mirado hacia otro lado cada vez que el Gabinete israelí ha aprobado nuevos asentamientos judíos en los territorios palestinos ocupados.
Libia, la ley del Salvaje Oeste

Escenario del último atentado terrorista en Trípoli - efe La guerra civil y la intervención de la OTAN en 2011 puso fin a cuatro décadas de gobierno tiránico y en su día promotor del terrorismo mundial. Estados Unidos cumplió con su parte de liderazgo en esa misión, saldada con éxito y pocas bajas en muy poco tiempo. No obstante, tras los confusos episodios del asalto a su Consulado en Bengasi, a finales de 2012, la política de la Casa Blanca ha sido la de retirarse del difícil proceso de transición en el país. Libia está hoy sumida en el caos y la anarquía, presa de señores de la guerra que asaltan impunemente las nuevas instituciones, y sometida a tensiones separatistas en sus tres regiones.
Siria, amagar y no pegar

El centro de la ciudad de Homs, tras la rendición de los rebeldes en esa ciudad - reuters Barack Obama dejó clara desde el principio su resistencia a embarcar a Estados Unidos en una guerra en Siria para derrocar el régimen de Al Assad. No obstante, las circunstancias le llevaron a preparar en todo detalle el bombardeo de posiciones del régimen sirio, cuando se comprobó el uso por parte de este de armas de destrucción masiva contra la población civil.
George W. Bush atacó Irak porque el régimen de Sadam disponía de armas de destrucción masiva, información que luego resultó ser falsa. Barack Obama renunció a bombardear Siria cuando el régimen reconoció que tenía armas de destrucción masiva (e implícitamente que las había usado contra población civil), pero prometió destruirlas.
Pakistán, sembrar la muerte sin piloto

Un dron del Ejército norteamericano, en una sesión de pruebas - reuters Pakistán ha constituido, a lo largo de toda la batalla de Afganistán, el cuartel de invierno y principal fuente de suministros -no solo materiales- para los talibanes alzados en armas contra los norteamericanos. La decisión de la Casa Blanca de autorizar un programa de bombardeos "selectivos" con drones, aviones no tripulados, de bases yihadistas en Pakistán, es una de las más controvertidas de la "era Obama". Al presidente norteamericano, especialmente sensible hacia las bajas de soldados connacionales, le atrajo sin duda la idea de las operaciones "quirúrgicas", que nunca lo han sido. La lista alargada de destrucción y muerte entre poblados civiles de Pakistán, llevada a cabo por los drones norteamericanos, ha disparado la ola de odio a Estados Unidos en la potencia musulmana mundial.





