Las algaradas más «inmaduras» de Maduro
Uribe, a la izquierda, acusado de planear un magnicidio otrora contra Chávez, ahora contra su pupilo político - fotos: afp

Las algaradas más «inmaduras» de Maduro

El presidente venezolano elegido hace un mes se ha cebado en cada intervención pública contra sus enemigos: desde su oponente Capriles hasta Obama (el «jefe mayor de los diablos»)

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El presidente venezolano elegido hace un mes se ha cebado en cada intervención pública contra sus enemigos: desde su oponente Capriles hasta Obama (el «jefe mayor de los diablos»)

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  1. «Álvaro Uribe quiere asesinarme»

    Uribe, a la izquierda, acusado de planear un magnicidio otrora contra Chávez, ahora contra su pupilo político
    Uribe, a la izquierda, acusado de planear un magnicidio otrora contra Chávez, ahora contra su pupilo político - fotos: afp
    Con el resultado de las elecciones presidenciales celebradas hace casi un mes en Venezuela todavía por dilucidarse en la mesa del Supremo de Justicia tras la impugnación del líder opositor Henrique Capriles, el mandatario bolivariano Nicolás Maduro se pasea por la televisión estatal venezolana, concede entrevistas a medios internacionales y viaja a países vecinos dejando un reguero de perlas destructivas. No ha dejado muchos títeres con cabeza en este su primer mes al mando, un liderazgo que comenzó ya truncado por un espontáneo que interrumpió su «momento» de mayor propaganda, su investidura, en la que se rodeó de los mismos estandartes y emblemas de su comandante, el fallecido Hugo Chávez. El mayor perjudicado por las algaradas del «comandante en relevo» ha sido Álvaro Uribe, presidente de Colombia entre 2002 y 2010, a quien Maduro llamó directamente y sin tapujos magnicida. Uribe «lidera un plan» para eliminarlo físicamente, adujo Maduro, y con este fin pretenden entrar en Venezuela paramilitares colombianos. «Uribe está detrás de un plan para asesinarme, Uribe es un asesino. Yo ya tengo elementos (probatorios) suficientes de que él está conspirando y hay sectores de la derecha venezolana en comunicación con él para eso». Éstas fueron las declaraciones exactas del bolivariano el pasado 3 de mayo en un alocución televisada, tal y como hiciera su predecesor durante años en su famoso programa «Aló presidente». Uribe, con un juego de palabras con el apellido del mandatario, contestó que la sola acusación es «inmadura y descabellada». En clave doméstica, contra la derechaMataba dos pájaros de un tiro el candidato del «pajarito» -convertido en presidente- acusando, de paso, a la oposición venezolana. En clave doméstica, Maduro apuntó que desde Colombia se viene «entrenando a gente para esas cosas», para entrar «vía selvática» a Venezuela, aunque a la vez desde la derecha del país se les da auspicio. En la misma intervención, Maduro aseguró que ha ordenado activar medidas especiales «de protección y de seguridad», al tiempo que disparaba a su favor reclamando la atención lastimosa de sus seguidores para que colaboren con los organismos estatales y eviten que esos planes maquiavélicos lleguen a término. Advirtió (como último órdago) que sería imposible controlar a civiles y militares venezolanos si resultara afectado por una de esas tentativas de magnicidio. Maduro ha venido reiterando la denuncia de un posible asesinato ante un corifeo de voces que avalan esa tesitura, abonada en la existencia de supuestos mercenarios y paramilitares colombianos y salvadoreños que planificarían un golpe de Estado. La amargura de estas quejas rememora los mejores momentos acusatorios de Chávez cuando el golpista denunciaba a Uribe de planes de magnicidio en su contra, lo que motivó la ruptura de las relaciones bilaterales entre los países vecinos. Hasta tal punto llegó el enfrentamiento que en 2008 el Gobierno de Caracas envió tanques a la frontera con Colombia.
  2. Conflicto con Perú: solo Humala le calma

    El presidente de Perú, Ollanta Humala, se alinea personalmente con el chavismo, aunque se enfrenta a la crítica en su país por hacerlo, por lo que en ocasiones trata de distanciarse tímidamenet
    El presidente de Perú, Ollanta Humala, se alinea personalmente con el chavismo, aunque se enfrenta a la crítica en su país por hacerlo, por lo que en ocasiones trata de distanciarse tímidamenet - isabel permuy
    En medio de ese rifirrafe con Colombia, Maduro se ganó un nuevo enemigo fugaz. Criticó con fiereza una iniciativa del canciller peruano Rafael Roncagliolo, quien señaló en Lima que es partidario de una declaración de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) sobre la situación de crisis electoral en Venezuela. Roncagliolo solicitó al Ejecutivo de Maduro «tolerancia y diálogo con sus opositores». El solo reclamo sentó como un jarro de agua fría al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, que llamó a consultas al embajador nacional en Perú, Alexander Yáñez, y defendió: «Espero que no sea la posición del Gobierno del presidente Ollanta Humala, pero yo tengo que decir muy claramente al canciller de Perú que no se meta en los asuntos internos de Venezuela». Maduro juzgó las palabras del ministro de Exteriores peruano como «declaraciones injerencistas» en la vida política de su país y le dejó un «recadito» inquietante a Roncagliolo. «Usted puede ser canciller de Perú, pero no puede opinar sobre Venezuela sin consultar al Gobierno soberano», dijo en un acto celebrado el pasado 4 de mayo en la ciudad de Sucre. «No acepto esta falta de respeto contra el proceso democrático de Venezuela», agregó el mandatario, por lo que acto seguido instó a su canciller venezolano, Elías Jaua, a enviar una nota de prensa al Gobierno de Humala. De hecho, el peruano se encuentra entre la espada y la pared en sus relaciones con Venezuela, ya que personalmente siempre se ha alineado con el chavismo, pero en su país hay corrientes dentro de su partido y también en la oposición que le exigen un mayor distanciamiento de las posiciones de Maduro. Maduro solo zanjó la tensión diplomática que había brotado con Perú 24 horas después, al considerar que la información que le trasladaba el embajador venezolano en Perú era suficiente para poner punto y final al conflicto. Yáñez había dialogado con Humala y eso bastó. «Le he dicho al embajador que regrese a su trabajo en Lima», anunció Maduro ante sus fieles en un homenaje a los médicos que atendieron a Chávez durante su enfermedad. Y pasó página. En pocas horas, el país llanero volvió a ser «pueblo hermano» en la boca airada del de Caracas. Capriles: «El Enchufado M despotrica»La iniciativa de Roncagliolo coincidió con la gira que está realizando la oposición venezolana por países del entorno y que tiene el propósito de denunciar «extramuros» el «fraude» de las elecciones celebradas el pasado 14 de abril. Así que utilizando la expresión que más gusta a Capriles para dirigirse a su contrincante político, «Enchufado Mayor», el opositor escribió consecuentemente en su cuenta de Twitter: «El Enchufado M ahora despotrica de otros Gobiernos de nuestra América Latina, pero sólo quiere que le aplaudan las barbaridades que hace y dice. El mundo sabe que el Enchufado Mayor se robó las elecciones y para donde se mueve lo sigue la sombra de ilegitimidad».
  3. «Obama es el jefe mayor de los diablos»

    El presidente de Estados Unidos representa al «jefe mayor de los diablos», en boca del bolivariano Nicolás Maduro
    El presidente de Estados Unidos representa al «jefe mayor de los diablos», en boca del bolivariano Nicolás Maduro - afp
    Estados Unidos tampoco puede salir muy bien parado en los pronunciamientos públicos de un bolivariano que se jacte de ser el sucesor del fallecido Hugo Chávez, así que en la primera entrevista a un medio internacional tras ser elegido presidente, Nicolás Maduro proporcionó grandes titulares contra Barack Obama y su Ejecutivo. «Estados Unidos no nos respeta», afirmó al francés «Le Monde». Con esta acusación directa a Estados Unidos se estrenaba Maduro en la prensa europea.En EE.UU. «hay un grupo ultraconservador y terrorista» que a veces escapa del control de Washington y entre los integrantes de ese «clan», Maduro nombraba a Roger Noriega, John Negroponte y Otto Reich. En la misma entrevista, el caraqueño deslizó que Estados Unidos está regido «por un aparato militar-industrial, financiero y mediático» y pasó a mayores cuando señaló con el dedo a Obama y dijo que «sonríe pero bombardea» y que «solo tiene una imagen diferente» a su predecesor en el cargo, George W. Bush.No se conformó con estas declaraciones, publicadas por el rotativo galo el día 2 de mayo, así que Maduro cargó contra Obama tildándolo de «jefe mayor de los diablos» y de instigador de la violencia en Venezuela a raíz del ajustado resultado electoral que, por cierto, Maduro atribuyó al hecho de que él «partía de cero» tras el fallecimiento del «alma de la revolución bolivariana». De sobras conocido es que Chávez, que ganó los comicios presidenciales el 7 de octubre de 2012 otorgándole el mandato presidencial hasta 2019, delegó en su pupilo todo el poder el pasado 8 de diciembre cuando se enfrentó a los últimos compases de su enfermedad y admitió la posibilidad de que podía morir. En declaraciones a la cadena estatal VTV, Maduro completó: «Nosotros estamos defendiendo las instituciones, la constitucionalidad, la paz, la democracia. Estamos claros. Allí al frente podemos sentarnos con quien sea, hasta con el jefe mayor de los diablos». «Obama ha sido arrastrado a las posiciones ultrareaccionarias que esgrimen el Pentágono, la CIA y el Departamento de Estado norteamericano», reprodujo con tono de lamento el venezolano.
  4. España no podía faltar en su mirada letal

    El ministro español de Exteriores, García-Margallo, y el Ejecutivo de Rajoy, se «ganaron» las «bravuconadas» de Maduro cuando anunciaron que aguardarían el resultado de las elecciones que arrojase la auditoría
    El ministro español de Exteriores, García-Margallo, y el Ejecutivo de Rajoy, se «ganaron» las «bravuconadas» de Maduro cuando anunciaron que aguardarían el resultado de las elecciones que arrojase la auditoría - efe
    Arribó al poder el pasado 14 de abril y pocas horas después ya se había enfadado con el Gobierno popular español. En una rueda de prensa el pasado 17 de abril, el líder opositor Henrique Capriles respondía a una pregunta de ABC y exhortaba a España a no dejarse amedrentar e intimidar por las amenazas y bravuconadas de Nicolás Maduro, que hoy está arriba y mañana abajo», informó la corresponsal de este periódico en Caracas, Ludmila Vinogradoff. La contestación provenía de la amenaza velada de Maduro a España y sus empresas, a las que advirtió que tomaría «medidas duras si no rectificaban su posición». ¿Cuál era la posición defendida desde el Ejecutivo de Mariano Rajoy? El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, había anunciado que aguardaría los resultados de la auditoría anunciada por la derecha venezolana para reconocer al nuevo Gobierno. El cabreo desde el otro lado del Atlántico estaba garantizado. Capriles aconsejó a los empresarios e inversores españoles a no tener miedo de estas bravuconadas de Maduro. «Pido a los españoles que sean firmes», arengó el líder opositor.
  5. Contra el ascenso de la extrema derecha y «los Pinochet»

    El alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, enemigo acérrimo para Maduro
    El alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, enemigo acérrimo para Maduro - abc
    Nicolás Maduro se ha enfrentado a Henrique Capriles desde el mismo momento en que el gobernador de la provincia de Miranda anunció que le disputaría la Presidencia. Por Twitter, los encontronazos de ambos han sido sonados. Maduro incendia las redes -sea para bien o para mal- en cuanto puede. Y lo que resta... Pero Maduro ha encontrado más antagonistas que le roban el sueño. Por ejemplo, el alcalde de Caracas, el opositor Antonio Ledezma, para quien Maduro ha reclamado una investigación de la Fiscalía. ¿La razón? Un viaje que Ledezma realizó a Miami para reunirse con políticos estadounidenses. Según Maduro, se tiene que aclarar oficialmente si «constituyó una violación de la ley de traición a la patria por pedir la intervención de un país como Estados Unidos en los asuntos internos de Venezuela». Para ir un paso más allá, zanjó la perorata contra el regidor de la capital caraqueña calificándolo de «mequetrefe adeco, corrupto y traidor». En la entrevista concedida a «Le Monde», Maduro remató el partido contra la derecha de su país alertando de que impedirá por todos los medios «que aparezca un nuevo Pinochet» entre las filas opositoras venezolanas.
  6. Maduro contra el mundo: el imperial, el unipolar...

    Chávez mantuvo excelentes relaciones con el libio Muamar el Gadafi. Maduro justifica ese trato y lo equipara al que mantuvieron Sarkozy o Berlusconi con el ya fallecido presidente de Libia
    Chávez mantuvo excelentes relaciones con el libio Muamar el Gadafi. Maduro justifica ese trato y lo equipara al que mantuvieron Sarkozy o Berlusconi con el ya fallecido presidente de Libia - abc
    Maduro justifica sin ambages la buena sintonía de su país con gobiernos considerados dictatoriales, como el régimen libio del fallecido Muamar el Gadafi, la Siria de Bachar Al Asad, la Bielorrusia de Alexandr Lukashenko o el Irán de Mahmud Ahmadineyad. También con China. Según su disyuntiva del planeta, «por un lado hay un mundo imperial, unipolar, y por otro, surge un mundo pluripolar, multicéntrico, en equilibrio, que representa la visión del libertador Simón Bolívar». Para complementar esta aseveraión, sostiene que Venezuela «cree en este mundo sin imperios». Además, defiende que, como él, ha habido presidentes como el anterior galo, Nicolas Sarkozy, o el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi que han mantenido relaciones cordiales con dirigentes como Gadafi. En el contexto exterior, Venezuela debe tener como aliados, siempre según su principal responsable político, «a los BRICS, Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica, que representan actualmente la esperanza que representó Europa antes de dejarse dominar por las políticas de Estados Unidos».
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