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Bartolomé de las Casas

Desvelado: el gran traidor del Imperio español... no lo fue tanto

Desde hace una década, este fraile dominico es visto como el artífice de la Leyenda Negra contra España, Sin embargo, una pequeña aldea gala de académicos 'lascasistas' defiende que fomentó la llegada de leyes en favor de los nativos

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Manuel P. Villatoro

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El 3 de julio de 1549, un suspiro después de que Cristóbal Colón echase pie a tierra en Guanahani, la península vivió algo insólito para la época: el Consejo de Indias solicitó a Carlos V que organizase un debate en el que se «tratare y platicare sobre la manera cómo se hicieren las conquistas» del Nuevo Mundo. La máxima era que se llevaran a cabo «justamente y con seguridad de conciencia»; sin abusos. El emperador recogió el guante y ordenó detener la expansión hasta que una junta analizase los argumentos que enarbolaban las dos grandes figuras señeras en cuanto a la problemática americana: el doctor Ginés de Sepúlveda y un fraile dominico tan popular como controvertido, Bartolomé de las Casas.

No hubo una resolución oficial para la llamada Controversia de Valladolid; al menos sobre el papel. En la práctica, el concepto de 'conquista pacífica', sin violencia, que esgrimía Las Casas motivó la reforma de las Leyes de Indias y fomentó un mayor proteccionismo hacia los nativos. Otra victoria más para un personaje que, según afirma a ABC el doctor en Historia de América Esteban Mira Caballos, autor de ensayos como 'El descubrimiento de Europa' o 'Conquista y destrucción de las Indias, 1492-1573', «tuvo una influencia increíble desde comienzos del siglo XVI» en normas que «ayudaron a suprimir la esclavitud de forma prematura» y reformaron conceptos tan controvertidos como el de la encomienda (la asignación de nativos a un súbdito español). «El dominico fue un erasmista y un pacifista», añade.

Nace la Leyenda Negra

Mira es uno de los tantos 'lascasistas' que existen. Aunque sostiene que supone un trabajo de riesgo exponer sus teorías en foros de debate como X, el antiguo Twitter. «Hoy se te lanzan al cuello si no arrojas sobre el fraile los peores calificativos y confirmas que dio lugar a la Leyenda Negra española», insiste. Bernat Hernández es de la misma opinión. El profesor e investigador del Centro de Estudios de la América Colonial de la Universidad Autónoma de Barcelona y autor de la biografía 'Bartolomé de las Casas' es tajante. En declaraciones a ABC confirma que «reducir el inabarcable trabajo de este pensador» a sus estudios sobre las tropelías perpetradas en las Américas es «caer en la simplificación».

No le falta razón a Hernández. A través del teléfono, desde la Ciudad Condal, el profesor nos devela el porqué tras el odio que existe a Las Casas. El germen de todo fue la 'Brevísima relación de la destrucción de las Indias', una «obra publicada en 1552» en la que el dominico recopiló las barbaridades que cometieron los conquistadores al otro lado del Atlántico; siempre con el presuntamente delante. Hoy, al fraile se le acusa de exagerar las cifras de nativos muertos –habló de «matanzas de inocentes y despoblaciones de pueblos enteros»– y de cargar las tintas contra los españoles. «Cuando el texto cayó en manos de los extranjeros, lo utilizaron contra el Imperio», añade, en este caso, Mira. El resultado fue, o eso se nos ha contado, el alumbramiento de la ya popular Leyenda Negra.

A vueltas con las cifras

Los 'lascasistas' salen hoy al ruedo; y lo hacen aunque les cueste alguna cornada. Arrancan con un disparo directo a la mayor acusación que se hizo contra Las Casas: la exageración de cifras y barbaridades en la 'Brevísima'. No la niegan, pero la ponen en contexto y llaman a entender las causas que llevaron al fraile a valerse de ella. «Era un texto que quería concienciar a la monarquía de los problemas que había en América y que iba a ser leído ante el Consejo de Indias. Buscaba conmover al auditorio, hacerle ver a la junta lo que él, en parte, había vivido de primera mano. Por eso se valió de recursos retóricos como la hipérbole o las comparaciones con territorios peninsulares», explica Hernández.

Copia de la 'Brevísima' ABC

En este sentido, Mira recuerda dos hechos que se suelen obviar. Por un lado, el objetivo de la 'Brevísima' no era ver la luz. «Se editó sin permiso y sin las licencias necesarias. De hecho, se prohibió la edición de López de Gómara e, incluso, la segunda parte de la de Fernández de Oviedo», desvela. Felipe II intentó evitar que se extendiera, pero ya era tarde. Por otro, las potencias extranjeras fueron las que tradujeron el texto de forma independiente y lesiva para nuestro país a partir de 1578. «En sus textos, Las Casas incluyó los excesos de todos los cristianos: los alemanes de Venezuela, los italianos... Pero en Europa cambiaron el título. La llamaron, por ejemplo, 'Tiranía y crueldades de los españoles'», añade.

Hernández está de acuerdo con su colega y, además, sostiene que fuera de nuestras fronteras se incluyeron «grabados y viñetas terribles para ilustrar la obra», lo que aumentó su impacto. «A partir de la edición de De Bry empezaron a verse indios ensartados mujeres y niños asesinados... Todo esto no fue culpa de Las Casas, no le convierte en el padre intelectual de la Leyenda Negra, como se repite en la actualidad».

Cambio de paradigma

En todo caso, los 'lascasistas' prefieren centrarse en la obra y bondades del personaje; que, según dicen, fueron muchas. «Basó su vida en defender los derechos de los nativos. Llegó a América como soldado en 1502, pero sufrió un proceso de conversión gracias a las predicaciones de los dominicos en La Española en 1510», explica Hernández. Allí, precursores como fray Antonio de Montesinos le pusieron en la senda de la protección de los nativos. En 1516 era ya uno de los personajes más combativos de las Américas y, como tal, dirigió un 'Memorial de remedios' al cardenal Cisneros en el que insistía en la supresión de los repartimientos y encomiendas y en la libertad de los indígenas.

Las Casas, en una pintura del Capitolio ABC

Su máxima era la llamada 'conquista pacífica', pero con salvedades. «No rompía con el esquema que tenía la Corona. Nunca cuestionó la legitimidad de la ocupación de las Indias, tan solo los procedimientos», desvela Mira. Y parece ser que funcionó, ya que, según Hernández, su trabajo fue clave para que la Monarquía pusiese los dos ojos sobre el Nuevo Mundo. «El núcleo dominico y franciscano estaba detrás de las Leyes de Burgos de 1512, en las que se prohibió la esclavitud. Aunque dónde más destacó su papel fue en las Leyes Nuevas de 1542, que implicaban la abolición de la encomienda», completa el profesor.

Prolífico autor

A los expertos también les escuece que la 'Brevísima' haya oscurecido el resto de la prolífica obra de Las Casas, que vaya si la tuvo. «Transcribió el diario de a bordo del primer viaje de Colón. Es un texto que no conoceríamos si no fuera por él», explica a ABC Luis Pose Regueiro, licenciado en historia por la Universidad Gregoriana de Roma y autor de 'Cristóbal Colón: primer evangelizador de América'. El autor confirma que, en su afán por dejar testimonio de la historia del Nuevo Mundo, fray Bartolomé conoció a Hernando, uno de los hijos del navegante: «Él le entregó una infinidad de cartas y documentos de su padre. Hoy algunos dicen que se lo inventó, pero sabemos que la información es cierta gracias a testimonios como el de Pedro Mártir de Anglería».

Todo ese material le valió, además, para alumbrar su 'Historia de las Indias': tres colosales tomos que recogen desde los pormenores de las culturas que habitaban las Américas, hasta los vaivenes de los navegantes que se aventuraban hacia el Atlántico. «Sabemos de los taínos antillanos gracias a él; es una de las pocas fuentes que ahonda en ellos junto a Gonzalo Fernández de Oviedo. Y también transcribió, línea a línea, la obra de fray Ramón Pané acerca de los nativos que había visto y estudiado», añade Mira. Y eso, por no hablar de la 'Apologética', cuyo subtítulo no necesita mayor explicación: «Cualidades, disposición, descripción, cielo y suelo destas tierras; […] y maneras de vivir e costumbres de las gentes de estas indias occidentales y meridionales».

Para Mira, la conclusión es que la 'Brevísima' no fue más que la punta del iceberg. «¡Fue una anécdota en todos los sentidos!». Y nos invita a no quedarnos en ella, sino a ver al personaje en su contexto.

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