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Un sueño para la izquierda española

La lista de Guillermo del Valle desafía a los sondeos y al progresismo oficial

El pulso en la alternativa al PSOE amenaza la legislatura

El líder de Izquierda Española, Guillermo del Valle Adrián Quiroga

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Con un bipartidismo reforzado y los comicios europeos a la vista, un joven político de izquierdas, altamente crítico con el Gobierno, trata de hacerse un hueco en el panorama nacional con la esperanza de usar las elecciones del 9J como trampolín para catapultarse hacia el Congreso de los Diputados. No tiene coleta, pero la historia es cíclica. Y así aparece el nuevo proyecto de un antinacionalista convencido, Guillermo del Valle, que sueña despierto con una «auténtica» izquierda española.

Aparte de las esperables críticas que ha causado la «política del perdón» de Pedro Sánchez entre la oposición, el presidente se ha adentrado en un terreno complicado que ha fracturado su partido entre el PSOE de Ferraz y el de Javier Lambán, Emiliano García-Page, Felipe González, Alfonso Guerra y todos los que no comulgan con el olvido legal de los encausados del 'procés' catalán. En el ocaso de un socialismo unido, la pequeña formación de Guillermo del Valle le tiende una mano a los disidentes del Ejecutivo, con la aspiración de hacer de ese huérfano político de izquierdas su votante.

Guillermo del Valle es un joven abogado madrileño que dirigía un 'think tank' llamado El Jacobino, un nombre peculiar, asociado históricamente con el Terror y lo disruptivo, pero el jurista asegura que no pretenden salir a la plaza del pueblo a guillotinar, sino abanderar la estricta etimología del término; a saber, políticas antinacionalistas que apuntalen un Estado centralizado y de izquierdas, como asegura el secretario general de la formación. El sistema de autonomías y los nacionalismos son el principal frente abierto por Izquierda Española, que aspira a blindar el Estado del bienestar y eso, en palabras de Del Valle, pasa por acabar con una España asimétrica y confederal. «Un socialista no viene al mundo a pactar con el nacionalismo sino a luchar contra él», asegura el madrileño citando a Javier Lambán.

La nueva formación hace un despliegue de argumentos en el que la palabra que más repite es «igualdad», entre comunidades autónomas, pero sobre todo entre ciudadanos. Del Valle se muestra como un nostálgico de la izquierda que pretendía universalizar en lugar de ensalzar las diferentes identidades, y afirma: «Vamos a ser la gran sorpresa de estas elecciones». Asegura que van a hacer una campaña austera, pero puntera bajo un «estricto voto de pobreza», ironiza uno de sus miembros. No cuentan con los recursos de los que disponen otras formaciones, pero son optimistas y confían en que hay un espacio real para ellos. La duda que se plantea ahora mismo es si beber del descontento de la amnistía se puede canalizar en votos.

«A la derecha del PSOE y a la izquierda del PP», es donde han tratado de situar geográficamente a Del Valle en más de una ocasión, quizá porque no ha comprado el discurso cultural que trae la izquierda desde hace años. Ni educación sexual a menores, ni animalismo, ni «hacer política con la memoria histórica», ni pactar con el independentismo en aras de que no gobierne la ultraderecha... Eso sí, Del Valle se declara «republicano, pero sin prisa».

De cara a las europeas esta formación propone lo mismo que desea para España, «armonización fiscal, igualdad entre territorios, combatir el auge de la extrema derecha», y asevera: «El detector de la extrema derecha tiene que funcionar en Europa y aquí, no se puede combatir a [Matteo] Salvini y pactar con Junts», y hacer todo esto «sin fuerzas reaccionarias, que no sean de izquierdas».

'Rara avis'. Así lo definen en su equipo, además de un nostálgico de la «vieja izquierda» que dicen que evoca reminiscencias del Felipe González del 82. Su discurso, dice Del Valle, es «coherente y racional», pero como él mismo admitía, hay que pasar de las palabras a las acciones, «de las musas al teatro». Los gurús de la demoscopia vaticinan una derrota, pero la cancha de las europeas es más ancha, más flexible, ya que hay una circunscripción única y no hay barrera de entrada. Si consiguen el ansiado escaño –o escaños–, queda por ver si este proyecto quedará en una suerte de bisagra, a lo Ciudadanos, o en verdad es la nueva izquierda española.

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