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Juanma Moreno se pone deberes para resolver el "«problema de la sanidad» y llama a la «unidad» frente a los «agravios» de Sánchez

El presidente andaluz anuncia un plan de choque para reducir listas de espera y nuevo decreto de sequía con nuevas medidas en el territorio

Juanma Moreno defiende la «vía andaluza» de consenso, diálogo y «un gobierno por encima de ideologías o siglas políticas»

El presidente Juanma Moreno abc
Javier Alonso

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La «vía andaluza» del presidente Juanma Moreno se reinterpreta en esta legislatura como un difícil equilibrio entre la confrontación con un llamamiento a una manifestación contra el Gobierno y la reivindicación de una financiación justa para las autonomías. Entre la crispación y el diálogo que permite acuerdos como el de Doñana. Entre la igualdad y los «muros ideológicos».

Con una mirada puesta en Madrid y los acuerdos de investidura de Pedro Sánchez; y la otra en la gestión de Andalucía y sus dos grandes problemas internos: la sequía y la situación crítica de la sanidad pública puesta en evidencia por las listas de espera. A nivel nacional, el gran escollo es la «quiebra de la igualdad entre españoles» y las consecuencias «nefastas» para los andaluces de los acuerdos con partidos nacionalistas.

En su balance de gestión ante el Parlamento, Juanma Moreno abogó por situarse a la cabeza de la manifestación y por un discurso próximo a los intereses de distintos perfiles de la población andaluza. Si hay un amplio malestar con la sanidad pública, el más preocupado y a quién más le «quita el sueño» es él. Si se ha extendido el rechazo a la amnistía y a los agravios a Andalucía, quien lidera ese sentimiento y encabeza cualquier acto de la sociedad civil, como el de este fin de semana, es el presidente andaluz. Si miles de padres están preocupados por un tema tan cotidiano como el uso de los móviles, quien pone el dedo en la herida es su presidente. Si el campo y la costa miran con preocupación al cielo, el más alarmado y concienciado debe ser el Gobierno autonómico.

Por eso, ante un debate que previsiblemente iba a tener como gran protagonista el «cuello de botella» de las listas de espera, Juanma Moreno hizo autocrítica, asumió la responsabilidad y expresó su malestar en términos que podría haber usado un vecino de Sevilla, Málaga o Córdoba. «Asumo que hay problemas serios en el conjunto de Andalucía en sanidad, problemas que nos agobian y nos hacen sufrir como las listas de espera. Asumir la responsabilidad y aceptar la realidad es el principio para poder resolver cuestiones. Me duele como andaluz y como presidente estos retrasos en las listas de espera que no son asumibles y que vamos a intentar evitar lo antes posible».

Esta reacción la concretó en la puesta en marcha de un plan de choque para agilizar las operaciones con más horas de trabajo en los hospitales públicos por la tarde, los fines de semana y los festivos. A este sistema, la Junta de Andalucía pretende destinar 138 millones de euros. Además, el presidente esbozó el compromiso de realizar 9.000 cirugías y reducir la lista de espera quirúrgica en un 17% antes de que acabe el año. Se tramitarán además dos acuerdos marco para agilizar intervenciones quirúrgicas y pruebas diagnósticas entre enero y febrero.

«Asumimos el problema, nos gustaría ir más rápido y llegar más lejos, pero la situación es incuestionablemente mejor que en 2018 cuando llegamos al gobierno y no es un problema exclusivo de Andalucía», destacó el presidente, quien subrayó que «no hay en España ningún presupuesto público que destine tanto dinero a la salud». Moreno exigió un pacto nacional por la salud y un incremento de la financiación que recibe Andalucía del Estado tanto para la sanidad como para la dependencia, donde la aportación estatal sigue sin alcanzar el 50% que, en cambio, recoge el pacto con el PNV. «¿Es esto justo?; ¿por qué un dependiente andaluz tiene menos derecho que no del País Vasco?», se quejó.

La sequía es el segundo gran problema que «quita el sueño» al presidente y a buena parte de Andalucía. «El campo no puede sobrevivir sin agua, el turismo no sostener sin agua, la industria no puede crecer sin agua». Moreno anunció que a principios de 2024 se aprobará el cuarto decreto de sequía con medidas a corto y medio plazo. «Estamos en una situación extrema que va a limitar nuestro crecimiento y nuestro desarrollo. Vamos a actuar con anticipación y valentía. Y puedo decir que ningún otro gobierno de Andalucía ha hecho tantas obras en materia de agua», se ufanó.

Enumeró actuaciones como la instalación de desaladoras portátiles en Marbella y la Axarquía, depuradoras para implantar los ciclos terciarios, o la recuperación de pozos y sondeos que ya existen; en los embalses de la Viñuela y Guadarranque se van a instalar tomas flotantes. Y, por último, los puertos andaluces ya se preparan para poder traer barcos cargados con hasta 100.000 metros cúbicos de agua a través de la instalación de tomas de conexión con las estaciones de tratamiento de agua potable más cercanas.

Todas estas medidas requerirán en cualquier caso de financiación y del reconocimiento de la singularidad hídrica de Andalucía a nivel europeo. «Esta tierra que es la despensa de Europa, la principal región exportadora de frutas y hortalizas, debe tener un respaldo extraordinario para hacer las obras hídricas que necesita», indicó.

El presidente dejó también una promesa y un recado para Sánchez. La primera es que seguirá bajando impuestos «a todos los andaluces» en 2024, aunque no concretó cuáles ni cómo. El segundo fue un reproche al Gobierno por los «privilegios a otros territorios a costa del bienestar de los andaluces». «¿Se imaginan lo que podríamos hacer con 50.000 euros que se han pactado solo para Cataluña?», se preguntó. «Hoy los andaluces volvemos a tener la obligación histórica con nuestro país de defender la igualdad», proclamó Moreno, que llamó a los andaluces a movilizarse el próximo domingo en Sevilla, en vísperas del 4D, el Día de la Bandera, ante el riesgo de una España de «dos velocidades». Hizo un paralelismo entre el momento actual y la gran movilización por la autonomía que reunió a más de un millón de personas en 1977 para incidir en que alzará la voz para que en el Ejecutivo «no terminen de consumar el agravio a nuestra tierra». «Andalucía no es patrimonio de nadie», enfatizó. Frente a los «muros ideológicos que dividen y fracturan a la sociedad», llamó a la unidad "por encima de ideologías y partidos", y frente a la insolidaridad, apostó por «la igualdad»..

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