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mayo festivo

Feria de Córdoba: el adiós en el Arenal mira a su renovación

Un sábado populoso pero mucho más tranquilo de lo habitual ha acogido el almuerzo de numerosas familias en las casetas tradicionales

Las imágenes del ambiente este último sábado en las casetas de la Feria de Córdoba (I)

Tres jóvenes vestidas de gitana dicen adiós en el recinto del Arenal este sábado en Córdoba valerio merino

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Al ir hacia el ferial poca antes de la hora del almuerzo, ya venía gente de vuelta. ¿Cómo es posible? Muy sencillo. Se trataba de familias que tomaban una primera copa en El Arenal pero tenían reserva en algún restaurante de las inmediaciones, para volver a las casetas tras su comida, o bien padres que aprovechan las primeras horas de funcionamiento de las atracciones de la calle del infierno y así se libran del calor en una jornada en la que estaban previstos los 35 grados. Una niña iba orgullosa por haber conseguido en la clásica pesca de patos un trofeo nada desdeñable. Y además «vintage». Se trataba del famoso maestro de la serie 'Érase una vez el hombre', emitida por primera vez en TVE en 1979 y luego repuesta muchas veces.

El muñeco, con su larga barba blanca, estaba perfectamente conseguido y mostraba cómo en las tómbolas de la Feria de Córdoba se pueden obtener regalos inesperados que no se encontrarían ya en ningún almacén.

La sorpresa del último sábado a mediodía y por la tarde ha sido su tranquilidad, sobre todo en comparación con la avalancha que se esperaba tras un primer sábado que batió todos los récords. Maribel Roldán, una de las taxistas de flota cordobesa, ha recordado como en aquel día, y debido a un taponamiento de gente a causa de las obras del tanque de tormentas, la muchedumbre llegó a tirar las vallas que separaban el acceso a pie de la parada de taxis, invadiendo esta última al estilo hooligan.

Tal fue el gentío. En esta ocasión las previsiones apuntaban a algo similar o superior... pero curiosamente la realidad se ha traducido en un día populoso pero agradable, y ciertamente lejano a lo que se aguardaba. Y para bien.

En la portada de la feria coincidían multitud de medios de comunicación cuyas fotografías se entrecruzaban para poblar las páginas que serán testigo de esta edición de la feria, algo peculiar por unas temperaturas más bajas que de costumbre en líneas generales y, sobre todo, por ser quizá la última de un modelo a todas luces ya desgastado que ha devenido en una notable y paulatina reducción de casetas.

En esta ocasión solamente 83. Al término del evento festivo, un duro trabajo le espera a la comisión de feria del Ayuntamiento para dar forma a una feria de Nuestra Señora de la Salud que se ajuste a las necesidades de los nuevos tiempos, algo que no se ciñe al estilo de las casetas, sino que ha de tener en cuenta las infinitas posibilidades de ocio que han ido surgiendo desde aquel lejano 1994, primera feria en El Arenal. Aquella fecha aún analógica nada tiene que ver con el presente de una cita que ha de reinventarse.

Las casetas tradicionales mostraban un ambiente alejado de la bulla e idóneo para comer con, al menos, relativa tranquilidad. Se observaban muchísimas comidas familiares multitudinarias, de las que acogen a abuelos, tíos, primos y amigos varios, distribuidos en mesas larguísimas.

La poca aglomeración favorecía el disfrute. Y el aire acondicionado la alegría. En estos recintos las mujeres vestían sus mejores trajes de flamenca. Incluso se inauguraba una colección llamada 'Mira si viene'. Las modelos lucían los diseños en la moderna caseta Gloria Bendita.

Sus responsables son Andrea Pareja y José Cabrera, ambos con una dilatada experiencia en el mundo de la moda. «Hemos hecho tres colecciones, una más cercana a la tradición, otra más alternativa con tejidos innovadores, también más fresquita; y una última muy colorida y con muchos estampados», ha especificado Cabrera.

Además de las comentadas familias y muchos grupos de amigos cordobeses, las casetas estaban llenas de visitantes del resto de España. De forma graciosa, muchas de las componentes de estas pandillas de fuera avisaban al fotógrafo de ABC Córdoba sobre que no eran cordobesas o andaluzas, como si creyesen que la falta de un sello especial regional las

imposibilitaba para aparecer en las instantáneas, a pesar de estar religiosamente ataviadas con bellos y variados trajes de flamenca. «Que somos todas canarias», insistían mientras posaban para las diversas galerías con las que este periódico ilustra la feria todos y cada uno de los

días, ya desde las jornadas de montaje de las casetas, antes de la inauguración. Mucha gente de Madrid, de las dos castillas o de Cataluña, se lo pasaban en grande en el ferial.

Casetas tradicionales

Estas casetas tradicionales, tan criticadas en sus inicios hace unos 18 años, parecen marcar ahora un futuro inmediato en el que muchos de estos espacios se convertirán en auténticos restaurantes con diversas estancias o ambientes, climatizados, bien decorados y con suficiente disposición de mesas para evitar aglomeraciones de pie. Posiblemente se termine diciendo adiós hasta a las sillas de madera.

Aquí y allá, el recinto quedaba salpicado también por diversas despedidas de soltero. Todas tenían un denominador común... y nada original: vestir al novio, habitualmente barbudo, de flamenca. Las despedidas de soltera, más decorosas, parecían acogerse ya antes de tiempo a la ordenanza reguladora que el Ayuntamiento está confeccionando. Eso sí, en ediciones anteriores de la feria se vieron despedidas mucho más desvergonzadas.

Tras 30 años de Feria de Córdoba en El Arenal, el evento dice adiós y se enfrenta a su renovación.

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