La reforma constitucional: el panorama internacional
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La reforma constitucional: el panorama internacional

Mientras que la Carta Magna de EE.UU. permanece desde 1787, las de Francia y Alemania han sido reformadas en numerosas ocasiones

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Mientras que la Carta Magna de EE.UU. permanece desde 1787, las de Francia y Alemania han sido reformadas en numerosas ocasiones

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  1. Estados Unidos. La rigidez domina la Carta Magna más antigua

    AFP

    JAVIER ANSORENA / NUEVA YORK

    George Washingon, James Madison, Alexander Hamilton y el resto de «padres fundadores» de EE.UU. tenían clara una cosa: la Carta Magna de EE.UU. debía regir un país polarizado (como lo es todavía hoy), dividido por el poder que debían tener los estados, los órganos legislativos federales y el presidente. El texto fundacional de 1787 es la Constitución federal vigente más antigua del mundo, y su longevidad tiene mucho que ver con la rigidez para su reforma.

    La estabilidad y permanencia que buscaban los primeros estadounidenses dieron lugar a un proceso de reforma constitucional muy complicado. Las variaciones en el texto se hacen a través de enmiendas. En sus 227 años de vida, sólo se han aprobado 27 enmiendas para únicamente tres cambios constitucionales en el último medio siglo.

    Una enmienda requiere dos procesos para validarse: propuesta y ratificación. Para la propuesta es necesario que la aprueben dos tercios del Senado y de la Cámara de Representantes o que la apruebe una convención especial del Congreso bajo la petición de dos tercios (34) de los órganos legislativos de los Estados. En toda la historia del país, más de 5.000 enmiendas han sido llevadas al Congreso de EE.UU., pero sólo 33 han sido propuestas formalmente. Es el propio Congreso federal el que decide cómo será el proceso de ratificación de las enmiendas. Hay dos opciones: que la aprueben tres cuartos (38) de los órganos legislativos estatales o que hagan lo mismo tres cuartos de las convenciones especiales en cada Estado. La segunda opción solo se ha utilizado una vez: en la enmienda 21ª, aprobada en 1933, que sirvió para acabar con la «Ley Seca».

    El proceso de ratificación puede alargarse a veces hasta extremos ridículos. La última enmienda a la Constitución, ratificada en 1992, tardó más de dos siglos años en ser validada por todos los estados: fue propuesta en 1789.

    Esta rigidez otorga estabilidad al sistema democrático, pero también impide al país adaptarse a los cambios sociales de cada tiempo. Por ello, la reforma constitucional termina dependiendo de la interpretación que hace de ella el Tribunal Supremo. Así, el máximo órgano judicial del país ha regulado cambios fundamentales en igualdad de género, derechos sociales y libertades políticas. En el juego de equilibrios que domina el sistema, las enmiendas también tienen el poder de anular las decisiones del Tribunal Supremo, como ha ocurrido con siete de ellas.

  2. Alemania. Una Constitución de origen provisional

    La Cámara alemana
    La Cámara alemana - Reuters

    ANDREU JEREZ / BERLÍN

    En Alemania, la Grundgesetz (Ley Fundamental o Constitución) nacida en 1949, tras la derrota del régimen nacionalsocialista en la Segunda Guerra Mundial, fue concebida como una solución provisional ante la anómala situación creada por el inicio de la Guerra Fría: la división del país en dos Estados como proyección de la lógica del enfrentamiento de los dos grandes bloques liderados por la URSS y EE.UU.

    Ese carácter provisional de la Constitución provocó que tuviese que ser reformada en unas 60 ocasiones para adaptarse a la cambiante realidad del país. La mayor transformación constitucional viene, obviamente, con la inesperada caída del Muro de Berlín en 1989 y la consecuente reunificación del país en 1990.

    En cualquier caso, una reforma constitucional necesita de una mayoría de al menos dos tercios de las dos cámaras del Parlamento: el Bundestag (cámara baja) y el Bundesrat (cámara alta y órgano de representación de los Estados federados).

  3. Francia. Una ley fundamental cambiada 24 veces

    Parlamento de Francia
    Parlamento de Francia - EFE

    JUAN PEDRO QUIÑONERO / PARÍS

    Entre 1960 y 2008, la Constitución de la V República (1958) ha sido reformada en 24 ocasiones. Esas reformas han hecho evolucionar el modelo político nacional de manera muy significativa.

    La reforma de 1962 introdujo la elección del presidente de la República, a través del sufragio universal. La de 2000 recortó el mandato presidencial de 7 a 5 años y la reforma de 2003 consagró una nueva organización descentralizada, con nuevas formas de gestión de las regiones y departamentos.

    La reforma constitucional se rige por el artículo 89 de la Constitución. La iniciativa de cualquier reforma corresponde al jefe del Estado, tras una proposición de su primer ministro. La propuesta presidencial debe ser aprobada por la Asamblea Nacional y el Senado. La reforma definitiva puede ser aprobada a través de un referéndum nacional o de la reunión excepcional del Congreso. La aprobación es válida si cuenta con las tres quintas partes de los votos emitidos en el Congreso.

  4. Italia. Búsqueda de una mayor funcionalidad

    Protestas frente al Parlamento italiano
    Protestas frente al Parlamento italiano - Efe

    ÁNGEL GÓMEZ FUENTES / ROMA

    La reforma constitucional es cuestión prioritaria en el programa de cambio que el gobierno de Matteo Renzi ha puesto en marcha. Un objetivo fundamental es la reforma del Senado, para eliminar el bicameralismo perfecto, un sistema parlamentario con igual poder en ambas cámaras, lo que eterniza la tarea legislativa, además de suponer un inconveniente para la gobernabilidad de Italia.

    La reforma constitucional no solo tiene el objetivo de facilitar la gobernabilidad, sino también recortar gastos en la política y simplificar las instituciones. Dentro de esa reforma del Título V de la Constitución se incluye la abolición de las provincias. Renzi aseguró que el ahorro será unos 800 millones de euros.

    La reforma constitucional llevará también aparejada la aprobación de una nueva ley electoral, hoy en discusión, para impedir a los pequeños partidos la posibilidad de dificultar la gobernabilidad, como habitualmente ha ocurrido en Italia.

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