Cambios en la Constitución sí, pero pactados

Cambios en la Constitución sí, pero pactados

Seis constitucionalistas desmenuzan para ABC sus propuestas de reforma constitucional. La Corona, la financiación de los partidos y el modelo territorial, entre las prioridades

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Seis constitucionalistas desmenuzan para ABC sus propuestas de reforma constitucional. La Corona, la financiación de los partidos y el modelo territorial, entre las prioridades

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  1. Javier Corcuera. Catedrático D. Constitucional UPV

    ¿Cree que es oportuno llevar a cabo una reforma de la Constitución Española?

    Una de las primeras decisiones adoptadas por el expresidente Rodríguez Zapatero fue proponer una reforma constitucional que afectara a la sucesión en la Corona, incluyera en la Constitución el nombre de las CC.AA., incorporara la cláusula Europa y reformara un Senado que no es cámara territorial (ni es seguro que sea cámara legislativa). Eran modificaciones muy razonables, y más razonables resultaron gracias al Consejo de Estado que se planteó la reforma del modelo territorial con la seriedad y profundidad que merecía. Pero nadie se tomó en serio la iniciativa y, lamentablemente, no es seguro que puedan alcanzarse hoy los consensos necesarios para abordar tamaña empresa. Sin embargo, la reforma es hoy más necesaria que entonces.

    ¿Qué aspectos mofidicaría?

    Sigue siendo necesario abordar, entre otros, esos cuatro temas. Una mínima coherencia con los valores constitucionales obliga a modificar el orden en la sucesión a la Corona y señalar la pertenencia de España a la Unión Europea, mencionando las consecuencias jurídicas básicas que se derivan de ello. Y es necesario culminar algo que no se pudo hacer en 1978, cuando el constituyente pudo hacer poco más que prever la vía para acceder a la autonomía. El sistema autonómico se ha ido construyendo gracias a la labor interpretativa del TC, y a los pactos políticos, pero eso ya no basta para abordar las disfunciones que han aparecido: es preciso formalizarlo y racionalizarlo inspirándonos en los sistemas federales existentes (pienso en la RFA). Hay que simplificar el sistema de reparto de competencias, acoger los principios de cooperación y colaboración y definir las instancias en que se realizan: habrá que constitucionalizar las instancias horizontales y verticales de cooperación y será necesario, un nuevo Senado.

  2. Antonio Torres del Moral. Catedrático Derecho Constitucional UNED

    ¿Cree que es oportuno llevar a cabo una reforma de la Constitución Española?

    Sí, ahora o muy pronto. Llevamos 36 años con miedo o con excesivo recelo a la hora de encarar la reforma de algún precepto constitucional. Reformar la Constitución no es atentar contra ella, sino todo lo contrario: solo se reforma lo que queremos que perdure y siga siendo útil. Una casa que no se reforma termina agrietándose y amenazando ruina; por el contrario, si se le refuerzan los cimientos y los muros, puede seguir siendo nuestra vivienda con plenas garantías.

    ¿Qué aspectos mofidicaría?

    La pregunta es demasiado ambiciosa porque implica un repaso completo al texto fundamental. La prudencia invita a hacer reformas parciales en siete u ocho años, al cabo de los cuales tendríamos un texto remozado y apto para seguir rigiendo nuestro país. La prudencia política debe dictar cómo y cuándo, pero si no se hace nada, al final habría que intentar una reforma general, que es una operación que deberíamos evitar. Señalemos algunos pasajes constitucionales a título de ejemplo: 1) La intimidad, la propia imagen, los datos sensibles y las comunicaciones privadas deben ser reforzadas frente a los riesgos de las nuevas tecnologías. 2) La Seguridad Social y la sanidad pública y gratuita son parte esencial del Estado social, como la instrucción, y deben tener el mismo grado de protección. 3) Debe incrementarse la protección del medio ambiente. 4) El orden sucesorio en la Corona y la Regencia no salieron bien de los talleres constitucionales y deben ser reformados. 5) Igualmente el Estado autonómico, incluido el Senado; ésta es una reforma muy compleja y convendría iniciar su estudio cuanto antes. 6) El referendo del artículo 91.2 debe ser vinculante como decisión que es del pueblo soberano. 7) El procedimiento agravado de reforma constitucional debe ser suavizado; tal como está es prácticamente disuasorio.

  3. Luis Aguiar. Catedrático Derecho Constitucional Carlos III

    ¿Cree que es oportuno llevar a cabo una reforma de la Constitución Española?

    No se puede seguir escondiendo la cabeza debajo del ala. España, junto a la grave crisis económica, padece también una crisis político-institucional que precisa ser encarada. Y la reforma constitucional, aunque evidentemente no suponga una panacea para tales problemas, sí puede suponer una revitalización de nuestros valores de convivencia y una mejora de los desgastados mecanismos de gobierno que se instauraron en 1978. La Constitución, a fuerza de cantar sus excelencias sin adaptarla a las nuevas exigencias, se ha convertido en un rígido corsé que en vez de canalizar las eventuales soluciones a los nuevos contextos, sirve de parapeto para consolidar situaciones hoy obsoletas. Y, entre tanto, la institución de la reforma constitucional es la gran desconocida. Como escribiera un jurista tan ponderado y reconocido como Pedro Cruz Villalón, se encuentra en un estado cataléptico. Y desde entonces han pasado unos cuantos años…

    ¿Qué aspectos mofidicaría?

    Hace años se viene advirtiendo de la incongruente regulación del Senado, cámara de representación territorial en cuya composición prevalece la provincia pese a que la estructuración territorial está caracterizada por la existencia de comunidades autónomas. La postergación de la mujer en el sistema de sucesión de la Corona es anacrónico e incluso un tanto aberrante. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) también merecería una reconsideración vistas las dificultades para dotarlo de un régimen adecuado a la misión constitucional que le corresponde. El sistema de representación otorga un excesivo protagonismo a los partidos políticos, que penetran en todas las instituciones. La organización territorial también está necesitada de una adaptación tras 30 años de disfuncionales desarrollos. Y se podría seguir...

  4. Manuel Aragón. Catedrático Derecho Constitucional Universidad Autónoma de Madrid y magistrado emérito del Tribunal Constitucional

    ¿Cree que es oportuno llevar a cabo una reforma de la Constitución Española?

    Después de treinta y seis años de vigencia de nuestra Constitución, que solo ha sufrido dos modificaciones muy concretas, creo conveniente acometer una reforma algo más amplia. Sin embargo, esa conveniencia no significa estricta necesidad, de tal modo que, si no se dieran las condiciones que una reforma constitucional exige, sería preferible no acometerla. Tales condiciones se resumen en la existencia de un amplio consenso entre partidos que vaya más allá incluso de las mayorías parlamentarias.

    ¿Qué aspectos mofidicaría?

    Mi propuesta de reforma constitucional no es extensa, porque creo que muchos de los problemas actuales pueden ser afrontados y resueltos a través de leyes, acuerdos políticos y, por supuesto, mediante una acertada doctrina del TC. Los cambios que, a mi juicio, podrían introducirse serían los siguientes: primero, incluir en el artículo 2 la mención de que, entre las diversas comunidades autónomas, tienen la condición de nacionalidades el País Vasco, Cataluña, Galicia y Andalucía. Esta indicación podría servir para introducir por vía estatutaria singularidades que resultan muy convenientes y no por ello opuestas a la igualdad sustancial de derechos de los ciudadanos y a los principios de solidaridad y no discriminación entre las comunidades. Segundo, introducir en los artículos 6 y 7 la exigencia de controles públicos y privados sobre la financiación de partidos y sindicatos. Tercero, hacer desaparecer la preferencia, en el mismo grado, del varón sobre la mujer en la sucesión en el trono. Cuarto, reformar el Título III para introducir elementos del sistema mayoritario en la elección de los diputados, para convertir el Senado en cámara de representación de las comunidades autónomas (situando su sede en Barcelona), y para dar una mayor cobertura constitucional a la integración de España en la UE. Quinto, reformar el Título VIII para hacer desaparecer el principio dispositivo, ya sin objeto una vez desarrollado el Estado autonómico, así como la cláusula de transferencia o delegación de competencias del Estado a favor de las comunidades autónomas. Ha de definirse también con la mayor precisión y claridad, qué competencias son las exclusivas del Estado, cuáles pueden ser, y en qué grado, las compartidas con las comunidades autónomas y cuáles pueden ser las exclusivas de éstas. Por último, eliminar el sistema actual de renovaciones parciales periódicas en el TC, establecer el mínimo de edad de 50 años para ser designado magistrado y un mandato que durara hasta que cumpliera 75 años.

  5. Francesc de Carreras. Catedrático Derecho Constitucional Universidad Autónoma Barcelona

    ¿Cree que es oportuno llevar a cabo una reforma de la Constitución Española?

    Sin duda hay que reformar ciertos aspectos de la Constitución, pero el menor número de preceptos posibles, ir a lo sustancial para que luego el legislador ordinario los desarrolle. Además, no se debe confiar en que la reforma constitucional lo resolverá todo: muchos defectos de nuestra democracia son debidos a la práctica llevada a cabo por los partidos y las instituciones.

    ¿Qué aspectos mofidicaría?

    Las principales disfunciones de nuestra vida política son la representación política y la división de poderes. En las normas constitucionales estos aspectos parecen estar bien regulados pero los partidos han pervertido el sistema al colonizar las instituciones mediante el reparto de cargos en los que prima más la fidelidad al partido que su competencia profesional. Ello es visible en las listas electorales, el Tribunal Constitucional, el CGPJ y los organismos independientes. Estamos en una partitocracia. Para mejorar estos aspectos debemos cambiar el sistema electoral (ir hacia un sistema mixto, tipo alemán) y modificar la regulación de los partidos. En segundo lugar, se debe introducir reformas en la organización territorial: las competencias de las comunidades no deben estar atribuidas en los estatutos sino ir hacia un sistema en el que estén fijadas en la Constitución. Hay que integrar las comunidades en el Estado mediante la participación de éstas en un órgano legislativo (un senado federal tipo alemán), una Conferencia de Presidentes que funcione de forma regular, y establecer un modelo de financiación de las comunidades más definido que el actual.

  6. Carlos Flores Juberías. Catedrático Derecho Constitucional Universidad de Valencia

    ¿Cree que es oportuno llevar a cabo una reforma de la Constitución Española?

    A la hora de abordar una posible reforma de la Constitución convendría tener claro que «necesario», «conveniente» y «oportuno» no son en modo alguno términos sinónimos. Que hay aspectos que sería conveniente cambiar es cosa ampliamente asumida entre los ciudadanos, y si cabe más aun entre los constitucionalistas. Con el paso de los años el texto del 78 ha revelado insuficiencias y ha quedado superado a la vez por las transformaciones sufridas por la sociedad española. Sin embargo, no es menos cierto que ninguna de estas deseables reformas resulta estrictamente necesaria. Así las cosas, el reto de la reforma constitucional debería ser acometido desde la perspectiva de su oportunidad. Y aquí el veredicto no puede ser más pesimista. Dejando de lado la posibilidad de hallar un cierto consenso respecto de algún tema puntualísimo, los dos grandes partidos han hecho ya patente su incapacidad para alcanzar el consenso imprescindible para cualquier reforma de cierto calado.

    ¿Qué aspectos mofidicaría?

    Desde luego, el Título Octavo, relativo al sistema de organización territorial, que constituye las más grave de las disfuncionalidades de nuestra Constitución, y el Tercero en lo que se refiere al Senado, como consecuencia directa de lo anterior. En cambio, entiendo que tocar la Corona, cuyo desempeño en tanto que institución básica del Estado ha venido siendo más que funcional, dista mucho de ser una prioridad.

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