
Las mil y una búsquedas del cuerpo de Marta del Castillo
Tras casi cinco años de versiones confusas, este lunes comenzó el enésimo rastreo del cadáver
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123456Nuevo intento en La Rinconada
La Policía Nacional durante el segundo día de rastreo con georradar y cámara térmica de la finca «Majaloba» - efe En el río Guadalquivir, en un vertedero de Sevilla, en la zanja de unas obras en Camas, en descampados, en canales de agua y de nuevo en una finca de La Rinconada. Después de cuatro años y medio de versiones contradictorias, cruces de acusaciones y de interrupciones por falta de financiación, este lunes comenzó la enésima búsqueda del cuerpo de Marta del Castillo. Pese a las vacilaciones, sus padres no se rinden y las autoridades tampoco pararán hasta hallar los restos de la joven sevillana, que desapareció aquella noche del 24 de enero de 2009 cuando salió de casa para «arreglar un asunto».
La Policía Nacional se enfrenta desde este lunes al rastreo de los 10.000 metros cuadrados acotados en la zona de la finca «Majaloba», en La Rinconada. Allí, según la séptima y última versión del asesino confeso, Miguel Carcaño, él y su hermano, Francisco Javier Delgado, soterraron a Marta después de que Delgado le asestara un golpe mortal con la culata de una pistola en medio de una discusión. Con esta ya son cuatro las excarcelaciones de Carcaño, que cumple condena en la prisión de Morón de la Frontera, con el fin de indicar el lugar definitivo donde se ubican los restos de la menor.
El pasado 12 de junio se repitió este rastreo en prácticamente el mismo escenario. Al parecer, la memoria de Carcaño solo le permite recordar que la noche de la desaparición de la joven se encontraba entre una torre de alta tensión y una carretera. Ahora, los agentes cuentan con la ayuda de un georradar y de un helicóptero con una cámara térmica. Estos equipos permitirán detectar cualquier anomalía en el terreno para así evitar remover un ápice de tierra en vano.
Rastreo inútil en el río Guadalquivir

La primera declaración de Carcaño apuntaba a la zona del río bajo la pasarela entre el descampado del Charco de la Pava y Camas - kako rangel La primera versión de Carcaño, en febrero de 2009, llevó a la Policía a rastrear inútilmente los 80 kilómetros por los que discurre el Guadalquivir entre Sevilla y Camas. Además de la batida en el fondo y en los márgenes del río, se revisaron los nueve colectores principales.
Una empresa especializada se encargó de revisar estas instalaciones por si los restos de la joven habían podido quedarse incrustados. Además de submarinistas expertos en rastreos, se utilizó también una embarcación con un sistema de sondas incorporado que emitía imágenes en tres dimensiones del fondo del río.
En el vertedero de Alcalá de Guadaíra, tampoco

«Estamos en manos de estos delincuentes». Así de impotente se mostró el padre de Marta, Antonio del Castillo, tras no haber hallado pistas sobre su hija en el vertedero de Alcalá de Guadaíra - efe Un mes después de que Carcaño asegurara que habían tirado a Marta del Castillo al río, el asesino rectifica su declaración ante el juez. Esta vez, afirma que arrojó su cuerpo sin vida a un contenedor cercano a su casa, en el barrio sevillano de La Macarena.
Los bomberos, las Guardia Civil y la UME (Unidad Militar de Emergencias) tuvieron que enfrentarse, con la ayuda de dos excavadoras y una grúa, a más de 40.000 toneladas de basura para no encontrar «absolutamente nada», según reconocieron las autoridades en su momento. Mientras, los fondos del Ministerio del Interior destinados a la causa comenzaban a escasear. Este fue uno de los motivos que condujo al instructor del caso a suspender la búsqueda en la planta residual de Montemarta el 30 de abril de 2009.
Otra falsa versión dirige las excavaciones a una zanja en Camas

La Policía Nacional llegó a instalar un laboratorio para analizar las pruebas que encontraran - efe A finales de septiembre de 2009, es la exnovia de Miguel Carcaño, María García, la que despista al juez Francisco Asís Molina y asegura que se debe buscar en una zona de árboles a 50 metros de su casa, al final de la calle Camino del Monte. Según su relato, Carcaño le confesó que había escondido el cuerpo de Marta del Castillo en este lugar.
Para acceder a la zanja, la Policía tuvo que desalojar a unos diez vehículos que los medios de comunicación habían enviado a la zona para cubrir la noticia. Además, con el fin de acelerar los resultados, los agentes instalaron un laboratorio para analizar in situ cualquier prueba que se encontrara. Todos fueron esfuerzos improductivos.
Una vez más, ya en noviembre de 2009, el juez Molina debe denegar la autorizaicón para retomar la búsqueda de su cadáver en la misma zona. Poco antes, se había producido en Sevilla una multitudinaria manifestación a favor de la reanudación de las labores de rastreo.
Resultado negativo, también en Caño Ronco

Cuando Marta desapareció no habían concluido unas obras de canalización de un arroyo por lo que se pensó que pudo ser enterrada allí - díaz japón El abuelo y un tío de Marta del Castillo comenzaron a buscar en la zona de Caño Ronco, a 800 metros de la zanja que se excavó en 2009. Días más tarde, los padres de la menor solicitaron a la Audiencia Provincial de Sevilla una nueva búsqueda que veían como la «última oportunidad para encontrar a su hija».
Así, el 10 de marzo de 2010, el tribunal ordena que se vuelva a indagar en Caño Ronco. El juzgado accede a esta petición de los padres de Marta pese a que el juez de instrucción había rechazado previamente este nuevo rastreo. El instructor del caso basó su negativa en un informe de la Policía que explicaba que esta zanja ya estaba sellada al menos quince días antes del crimen.
Sin señales de Marta en la «Ruta del Agua»

En enero de 2011, la Policía rastreó un sector de la «Ruta del Agua» donde el abuelo de Marta encontró una manta - raúl doblado El abuelo de Marta del Castillo, José Antonio Casanueva, pese a la dilación del proceso judicial nunca tiró la toalla y comenzó a buscar el cuerpo de su nieta con sus propios medios. En enero de 2011 emprendió, junto con un grupo de voluntarios, una batida entre las localidades de Camas y Tomares, en una zona conocida como la «Ruta del Agua».
Días después, el juez de instrucción número 4 de Sevilla, dio el visto bueno a este nuevo indicio y envió a los agentes del Grupo de Menores (Grume) del Cuerpo Nacional de Policía. En ese lugar, Casanueva había encontrado meses antes una manta de la menor, un indicio que alentó esta nueva búsqueda.




