De banco provincial a líder europeo
Tres generaciones de Botín han hecho del Santander la primera entidad de la Eurozona
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efe A Banco Santander primero se le quedó pequeña Cantabria y más tarde España. Tres generaciones de una misma saga de banqueros han ido convirtiendo aquel banco provincial creado en 1857 al abrigo del puerto de la capital cántabra en un gigante global de enorme reconocimiento internacional. Hace ocho años, tras superar por primera vez los 6.000 millones de euros de beneficio, Emilio Botín advirtió: «El cielo es el límite».
Fruto del instinto para los negocios, el trabajo incansable, la gestión innovadora y la prudente ambición que caracterizaron a la estirpe Botín, el Santander es hoy un banco con fuerte presencia en más de veinte países con más de 106 millones de clientes, 1,1 billones de euros en activos y una capitalización bursátil de 92.000 millones.
Aunque la participación del clan en el capital social del banco es mínima, la entidad siempre ha estado ligada al apellido Botín. Y con cada generación de estos ha ido dando un salto cualitativo y cuantitativo. Emilio Botín López, el abuelo, se convirtió en 1909 en el primero en acceder a la presidencia de un banco que había nacido al calor del negocio de su bisabuelo, una fábrica de galletas de mar para surtir a la Armada en sus largas travesías. Él puso las bases para que la entidad empezase a expandirse más allá de Cantabria y comenzase a ser un actor económico relevante a nivel nacional.
Hacia el gran banco español
Esa expansión por España fue posible gracias, en parte, a una política agresiva pero meditada de adquisiciones. Por ejemplo, en 1942 entró en Madrid con la compra del Banco de Ávila, y en 1946 absorbió a su eterno rival en Santander, Banco Mercantil. En la década de los años 60 le seguirían nuevas compras de más bancos nacionales. El lema de la saga siempre ha sido el de ser los primeros. «Hay que devorar antes de que te devoren», decía Botín.
Cuando en 1986 heredó de su padre la presidencia del grupo, el Santander había pasado a integrar al grupo de los siete mayores bancos del país; eso sí, era el más pequeño de ellos. Y también había dado ya sus primeros pasos en Iberoamérica (Argentina, México y Venezuela, Cuba, Puerto Rico y Chile) y había abierto su primer despacho en Londres. Emilio Botín lo convertiría en el primero de España y de la Eurozona y uno de los más grandes del mundo y consolidaría su presencia en Iberoamérica y lo llevaría a países como Portugal, Polonia y Estados Unidos.
Botín, que entró en la entidad como cajero de la sucursal del Astillero y conocía por tanto los entresijos del negocio bancario al dedillo, se hizo notar nada más asumir las riendas. Corrían los años 80 y los bancos españoles acordaban los tipos de interés para sus cuentas de ahorros. El Santander lanzó entonces su «Supercuenta». Botín rompió así ese pacto de los principales banqueros y abría la banca española a la competencia.
Banco Santander introdujo nuestro país una nueva manera de hacer banca y, además, comenzó a marcar el camino de la internacionalización a sus competidores. Los movimientos del Santander suelen ser auténticos golpes de efecto. Y al final de ese década, solo dos años después de ser nombrado presidente, Botín hijo llevó a cabo su primera gran operación: la que permitió al Santander hacerse un nombre entre la banca europea y mundial. En 1988 selló una alianza de participaciones cruzadas y negocios comunes con Royal Bank of Scotland (RBS), entrando así en la City londinense, primera plaza financiera del mundo y donde hoy opera a través de Santander UK, filial que sacará a Bolsa.
Las grandes operaciones
El banco ya había ganado terreno a sus rivales en suelo español. Pero el gran salto lo daría en la década de los 90 a golpe de talonario. Primero, en 1994, al adjudicarse Banesto, la entidad que Mario Conde llevó a la quiebra y que el Banco de España tuvo que intervenir. La oferta del banco cántabro superó a las de de BBV y Argentaria.
Esa adquisición supuso el desembarco en el Santander del que sería mano derecha de Botín durante dos décadas: Alfredo Sáenz, artífice de operaciones de gran importancia para la diversificación geográfica del grupo como el crecimiento del banco en Brasil, la entrada en Polonia y el establecimiento en Estados Unidos.
Botín y Sáenz pilotaron en 1999 la fusión del Santander y el Central Hispano, creando el mayor grupo financiero de España con 239.000 millones en activos. Con ese tamaño en banco adquiría una solidez suficiente para continuar con su proyecto de expansión internacional. De hecho, a partir del año 2000 incorporó al grupo el banco brasileño Banespa, Grupo Serfín (México) y Banco Santiago (Chile).
Iberoamérica aporta a día de hoy al grupo la mitad de sus beneficios y 46,9 millones de clientes, con Brasil como su principal mercado. En 2007, junto a RBS y Fortis adquiere más tarde la entidad holandesa ABN Amro por 71.000 millones, lo que le otorgó Banco Real en Brasil, doblando así su presencia en ese país.
Otro mercado en el que el Santander ha ido creciendo progresivamente es Reino Unido, que supone ya el 17% de sus ganancias y donde tiene 25,5 millones de clientes, solo por detrás de su posición en Brasil (29,5 millones de usuarios) y España (14,1 millones). En 2004 reforzó su posición en la isla al comprar Abbey por 13.000 millones, operación que lo obligó a romper su tradicional acuerdo con Royal Bank of Scotland para cumplir con Competencia.
EE.UU., donde en 2010 absorbió el 100% de Sovereign, y Polonia, donde es ya el tercer banco tras fusionar Kredyt Bank y Zachodni, son dos de las últimas apuestas del grupo. Y España, donde acaba de integrar sus tres marcas (Santander, Banesto y Banif), está llamada a recuperar peso en las cuentas del grupo, desde el 7% de los beneficios al que ha quedado reducido.
El Santander opera hoy en cuarenta países, en las tres principales monedas -euro, dólar y libra- y en todos los segmentos: banca comercial, banca de negocios y privada, crédito al consumo, seguros y fondos de pensiones.
Botín estaba entusiasmado con que el fin de la purga que impuso la crisis había dado paso ya a la normalización del negocio bancario y la vuelta a beneficios pasados. En 2006, logró su récord: 7.596 millones. Esta etapa Ana Patricia Botín, que hereda la responsabilidad genética de seguir haciendo del Santander un banco a la vanguardia.
Reino Unido: la tercera entidad del país en hipotecas y depósitos
Sucursal del banco en Oxford Street (Londres) - afp Incluso sacudidos por la conmoción del referéndum, los grandes periódicos británicos dedican un espacio al súbito fallecimiento de Emilio Botín, sentido como una noticia propia, pues hoy el Santander es el tercer banco del país, tras una espectacular historia de éxito y fe en un mercado que le era absolutamente ajeno. Además, la que era hasta ahora responsable de la filial inglesa y su consejera delegada, Ana Patricia Botín, se convertirá en la nueva presidenta del grupo.
En el 2004 la entidad española no existía en el Reino Unido. Ese año desembarcó por sorpresa, adquiriendo el Abbey Bank por 11.500 millones de euros. El sector financiero local arrugó la nariz: un grupo hispano intentaba competir en el país de la City, la meca de la banca mundial. En un primer momento, como un gesto de tacto y diplomacia, el comprador conservó la marca británica. Pero en el 2010 rotuló ya las oficinas del Abbey como Santander.
La expansión se completó con la adquisición de Alliance & Leicester y Bradford & Bingley. Hoy el Santander es el tercer banco del Reino Unido en depósitos e hipotecas y cuenta con 1.189 oficinas y 26.000 empleados en las islas. En su última presentación de resultados, Santander Uk anunció que su beneficio había crecido un 18% en lo que va de año, hasta los 545 millones de libras antes de impuestos.
La entidad ha ganado 600.000 nuevos clientes en la primera mitad del año 2014 y es líder en cuentas corrientes. Botín, que nunca fue ducho con el inglés y que como tantos españoles de su generación lo leía casi con fonética castellana, logró conquistar las islas en el tramo final de su larga carrera.
Por Luis Ventoso desde Londres
Brasil: Botín mostró audacia en el que ahora es su primer mercado
Pancarta en la Bolsa neoyorkina - reuters Emilio Botín era un visitante frecuente en Brasil desde 2000, cuando hizo su primer gran negocio comprando el banco estatal Banespa. En 14 años se convirtió en el tercer mayor banco privado en Brasil con alrededor de 163.000 millones de euros en activos y una cartera de crédito de unos 94.000 millones de euros. «Nos corresponde a nosotros, del Santander Brasil, seguir el trabajo de crecimiento de nuestro banco en el país, es el mayor homenaje que le podemos ofrecer», declaró Jesús Zabalza, presidente de la institución en Brasil. Botín era conocido en Brasil por los riesgos acometidos al hacer ofertas mucho más altas que las esperadas en el mercado, donde los líderes nacionales son muy conservadores. Ya sorprendió a su llegada con la compra de Banespa, por un 236% más que la segunda puja. Una jugada maestra, un banco mal evaluado, que ofrecía intereses más bajos y financiaciones baratas. Ahora, Brasil es el principal mercado del banco y su principal fuente de beneficios.
Por Veronica Goyzueta desde Sao Paulo
México: una de las principales apuestas de futuro para la entidad
Botín con Enrique Peña Nieto - abc En su última visita a México, en 2013, Emilio Botín le prometió al presidente Enrique Peña Nieto seguir invirtiendo en el país, hasta hacer crecer la filial un 18% en dos años. En aquella ocasión, Botín destacó que México es «una de las mejores oportunidades de inversión que existen en el panorama internacional».
El vínculo con el mercado mexicano empezó en 1954, cuando el banco abrió una oficina para atender a españoles afincados en México. No fue hasta 1997 que el Santander dio pasos significativos para asentarse en la banca comercial. En esa fecha adquirió el Banco Mexicano, y en 2000, el Banco Serfín, uno de los más antiguos de México. En 2012 colocó en la Bolsa mexicana y en la neoyorquina el 24.9% de las acciones de la filial. Hoy, el Santander es el tercer grupo financiero en México, el segundo en hipotecas y el líder en créditos para infraestructuras.
Por Yaiza Santos desde Ciudad de México
Estados Unidos: más de 700 sucursales y gran presencia en el nordeste
En 2008, con Sovereign afectado por la crisis «subprime», el Banco Santander se convirtió en el único dueño del banco estadounidense - abc El color rojo del Santander se ve por las calles de Nueva York y en muchas otras ciudades de Estados Unidos. Hay más de 700 sucursales de la entidad española en el país, donde desembarcó con fuerza a finales del año 2005, cuando acordó la compra del 25% de Sovereign Bank. En 2008, con Sovereign afectado por la crisis «subprime», el Banco Santander se convirtió en el único dueño del banco estadounidense con la adquisición del paquete accionarial restante. A finales del año pasado, se completó la transición de la entidad, que fue rebautizada como Santander Bank y que adoptó el logo y el nombre comercial de Santander en todo el mundo.
La sede de la filial estadounidense está en Boston, y además de Nueva York, tiene presencia en buena parte del nordeste de EE.UU.: Connecticut, Delaware, Maryland, Massachussets, New Hampshire, Nueva Jersey, Pensilvania y Rhode Island. En total, cuenta con 1,7 millones de clientes en estos estados. Esta no es la única presencia de la entidad en EE.UU.: también cuenta con una filial de financiación al consumo, Santander Consumer USA -salió a Bolsa hace unos meses- y un negocio de banca, Santander Private Banking, con sede en Miami. El apetito del Santander en EE.UU., que aporta el 10% del beneficio de la entidad, no se calmó con Sovereign.
El año pasado Emilio Botín aseguró que su ambición era conseguir una cuota de mercado del 10%, y no descartaba más compras en el futuro. El banco también tiene una importante presencia en Puerto Rico, que se remonta hasta 1976, cuando adquirió First National Bank of Puerto Rico.
Por Javier Ansorena desde Nueva York