Grandes remontadas de la historia del deporte
Los jugadores del Manchester United celebran la Champions de 1999 - abc
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Grandes remontadas de la historia del deporte

Con la reciente victoria del Oracle en la Copa América por 9-8 tras ir perdiendo 1-8, recordamos otras grandes victorias que parecieron imposibles

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Con la reciente victoria del Oracle en la Copa América por 9-8 tras ir perdiendo 1-8, recordamos otras grandes victorias que parecieron imposibles

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  1. La más recordada: Solskjaer en el Camp Nou

    Los jugadores del Manchester United celebran la Champions de 1999 - abc

    Cuando vienen a la cabeza ejemplos de remontadas impensables, un nombre noruego viene a la cabeza: Ole Gunnar Solskjaer. Bayern y Manchester United jugaban la final de la Champions de 1999 en el Camp Nou de Barcelona, y la historia es conocida por cualquier aficionado al deporte.

    Minuto 90: el Bayern gana 1-0 y, si aguanta dos minutos más, ganará su cuarta Copa de Europa. Minuto 91: Teddy Sheringam, en la salida de un saque de esquina, marca, Kahn no sabe cómo, el 1-1. Minuto 92: el United tiene otro córner, David Beckham la pone, Johnsen la peina y Solskjaer mete la pierna en el segundo palo. 2-1, el llanto de Kuffour y el mito del 'Fergie Time'. El Manchester United era campeón de Europa en el descuento.

  2. La leyenda del Liverpool en Estambul

    Gerrard levanta la Copa de Europa de 2005 - ap

    Liverpool y Manchester United son los dos grandes rivales de Inglaterra; parece que los «reds» tuvieron celos de la remontada de los «red devils» pocos años atrás y para la final de la Champions League de 2005 se propusieron el más difícil todavía.

    Liverpool-Milan en Estambul. Los italianos, en una primera parte escandalosa de Kaka, le dan un repaso al Liverpool. 3-0 al descanso, marcando en el minuto uno, para empezar con fuerza, y los otros dos justo antes del descanso, para destrozar la moral inglesa. Maldini y Crespo dos veces, uno de ellos con una asistencia increíble de Kaka.

    En el descanso, Rafael Benítez apeló a que los jugadores se dejaran todo para contentar a los hinchas del Liverpool, en una final de la Copa de Europa 20 años después. Quince minutos y un par de «You'll Never Walk Alone» después, el Liverpool había empatado el partido a tres. Después de aguantar la prórroga milagrosamente, Jerzy Dudek se disfrazó de Grobbelaar y Steven Gerrard levantó la quinta Copa de Europa del Liverpool. «In Istanbul, we've won it five times» («en Estambul la ganamos por quinta vez») les cantan los aficionados de Anfield a los rivales de Old Trafford —el United tiene tres Copas de Europa— cuando se enfrentan.

  3. 13 puntos en 35 segundos

    McGrady, ante Kobe Bryant - efe

    Los San Antonio Spurs ganaban por ocho puntos en su visita a los Houston Rockets a falta de 38 segundos para el final del partido. Una victoria sellada. Tracy McGrady, la estrella de Houston, anotó un triple, pero los Spurs metieron dos tiros libres. 78-71, 30 segundos, victoria en el bolsillo. 'T-Mac' cogió la bola, la subió, superó la defensa de Bowen, amagó el tiro para que Duncan saltase y anotó el triple. Con falta. 3+1. 78-75.

    Los Spurs vuelven a anotar dos tiros libres. 80-75 a 15 segundos. Bruce Bowen, el mejor defensor de la NBA, y todos sus compañeros intentan impedir que McGrady reciba. Cuando Tracy lo consiguió a duras penas anotó otro triple. 80-78. Devin Brown recibe la bola en el ataque de los Spurs, pero los Rockets le hacen un dos contra uno y se cae al suelo y la pierde. El mismo McGrady la roba: cabalga por la cancha hasta que, en plena carrera, se para a siete metros del aro, se levanta y anota de tres. 80-81. Victoria de los Rockets. McGrady ha anotado 13 puntos en 35 segundos.

    Esta victoria no dio ningún título: fue irrelevante en ese aspecto, no era más que un partido de temporada regular como el que hay 82. Pero fue la muestra de talento más salvaje de Tracy McGrady, uno de los grandes jugadores exteriores que la NBA ha dado en el nuevo siglo y que recientemente se ha retirado de la liga.

  4. Contra «El Bambino» y el 3-0

    Los jugadores de los Red Sox celebran su victoria en las Series Mundiales
    Los jugadores de los Red Sox celebran su victoria en las Series Mundiales - ap

    Los Boston Red Sox dominaron la liga norteamericana de béisbol (MLB) en los primeros veinte años del siglo XX: ganaron cinco títulos entre 1903 y 1918. Después de esa temporada traspasaron a la gran estrella, Babe Ruth, «El Bambino» y no volvieron a ganar otra Serie Mundial en el resto de siglo, lo que los aficionados identificaban como una maldición por haberse desecho de su mejor jugador.

    Así llegaron a la temporada 2004. Los Red Sox se enfrentaban a los Yankees de Nueva York en la final de su conferencia, una de las rivalidades más grandes del deporte. Perdieron los tres primeros partidos y perdían 4-3 en la novena entrada del cuarto encuentro. Los Red Sox ganaron ese partido, lo que parecía la victoria del orgullo, porque nunca nadie en el deporte profesional norteamericano había remontado un 3-0 en una serie de playoffs.

    Hasta que los Red Sox lo hicieron. Fueron ganando a los Yankees un partido tras otro hasta el 4-3 final. Avanzaron a las Series Mundiales y se proclamaron campeones de la Liga por primera vez en 86 años. La maldición de «El Bambino» murió a lo grande.

  5. Lezak permite el reto de Phelps

    El relevo norteamericano de Pekín se abraza después de la final del 4x100 libres - afp

    Michael Phelps se presentó en Pekín con la intención de sumar ocho oros en sus ocho finales, algo que nadie había conseguido nunca. Llevaba pleno de oros cuando llegó a la piscina olímpica la final del relevo 4x100, una de las más reñidas.

    Phelps saltó a la piscina en primer lugar, pero dejó a Estados Unidos en segundo lugar, por detrás de Australia. Entre Webber-Gale y Cullen Jones no fueron capaces de mejorar la situación, así que para el tiempo de la posta de Jason Lezak, Francia tenía una gran ventaja. Lezak, un gran pero relativamente anónimo nadador, consiguió la proeza de su carrear y batió a Jean-François Bernard en los últimos metros, tras una remontada legendaria. Phelps podía respirar: Lezak había salvado el reto de los ocho oros.

  6. El milagro de Medinah

    Chema Olazábal, capitán del equipo europeo de la Ryder Cup en 2012
    Chema Olazábal, capitán del equipo europeo de la Ryder Cup en 2012 - efe

    Estados Unidos lideraba por 10-4 en la Ryder Cup 2012 a mitad de la jornada del sábado, una ventaja que equivalía a llevarse la copa. En territorio norteamericano, el Medinah Country Club de Illinois, el equipo local estaba a punto de cumplir los deseos de la afición de Medinah.

    No se sabe si por la capitanía de Chema Olazábal, el recuerdo del inmortal Severiano Ballesteros o por una serie inexplicable de milagros, Europa empezó a voltear el marcador y, gracias a los hoyos finales de Martin Kaymer, Francesco Molinari y Ian Poulter, ganó la Ryder Cup 2012.

  7. Un griego siempre mantiene la fe

    Los jugadores del Olympiacos, con el título de la Euroliga 2012 - reuters

    El megafavorito CSKA de Moscú, con Andrei Kirilenko recién embarcado desde Estados Unidos por el 'lockout' de la NBA, se plantó, con una temporada casi perfecta, en la Final Four de la Euroliga 2012 en Estambul. Tras ganar al Panathinaikos, vigente campeón, en las semis, se enfrentarían al Olympiacos en la final. El equipo de El Pireo había dado la sorpresa al eliminar al Barcelona en la otra semifinal.

    Se apostaba por una final de pocas emociones y lo que se vio fueron pocos puntos. A dos minutos del final del tercer cuarto, 53-34 mandaba el CSKA en una final aburrida que parecía no tener más historia: un triunfo sin emoción de los rusos ante un equipo griego débil más allá del talento de Spanoulis.

    Lo que ocurrió en los 12 minutos restantes fue inexplicable. Liderados en alma y espíritu por Vassilis Spanoulis, el Olympiacos empezó a encadenar puntos sin respuesta moscovita. Con todo, el CSKA mantuvo el control, más o menos, y Siskauskas, gran tirador, tuvo dos oportunidades desde el tiro libre para poner a su equipo tres arriba a segundos del final.

    En los dos últimos giros dramáticos del guión de la final, Siskauskas falló ambos, Spanoulis penetró a canasta y asistió para que Giorgios Printezis, con un gancho imposible, llevase al Olympiacos al cielo. Acostumbrados a estrellarse con plantillas de muchos millones de euros, los griegos ganaron su segundo título continental de la forma menos esperada posible.

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