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Sprint final contra el VIH

La pandemia del VIH puede acabar para 2030, pero solo si hay un compromiso real y se aumentan los recursos.

Laura Fortuño

Hace 30 años tener VIH era una sentencia de muerte. Hoy el virus es indetectable en la mayoría de las personas con VIH en tratamiento. Y en 2030 podría ser historia. De hecho, ese es precisamente el objetivo de ONUSIDA (el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida). Terminar con la epidemia del VIH en los próximos cinco años. 

La meta que ha fijado ONUSIDA, es llegar a cero nuevas infecciones en 2030, garantizando que al menos el 95% de las personas en riesgo de contraer VIH utilicen métodos de prevención efectivos y eficaces. También se establece que el 95% de las personas que tienen VIH estén diagnosticadas, reduciendo así el porcentaje de aquellos que tienen el virus y no lo saben. A su vez, el 95% de las personas diagnosticadas deberían estar en tratamiento, y el 95% de ellas, alcanzar una carga viral indetectable. Esto significa que la cantidad de virus en sangre es tan pequeña que no se detecta y el virus no se puede transmitir. Estas medidas deben ir acompañadas de una responsabilidad compartida para eliminar la discriminación hacia las personas con VIH, porque solo así podrán disfrutar de una vida plena. 

Situación del VIH en España

España es uno de los países que se ha comprometido con los objetivos de ONUSIDA. Cada día se diagnostican entre 8 y 9 personas con VIH en nuestro país y, con alrededor de 150.000 personas que tienen el virus, el VIH sigue siendo un problema de salud pública suponiendo un importante coste individual, social y sanitario. 

En España hay una media de 3000 nuevo diagnósticos de VIH al año.

Afortunadamente y gracias a los avances de la terapia antirretroviral, la esperanza de vida de las personas con VIH ya se aproxima a la de la población general. Así, el VIH es una infección que, con tratamiento sostenido, ha conseguido cronificarse y no ser mortal. 

En este contexto, y teniendo en cuenta los costes económicos y humanos asociados a la cronicidad (una persona diagnosticada con 20 años recibirá tratamiento antirretroviral durante, al menos, cincuenta años), es especialmente importante maximizar los esfuerzos y usar las herramientas existentes que nos permitan acelerar la respuesta y acercarnos a la consecución de los objetivos de ONUSIDA.

La barrera del estigma

Es cierto que se hacen esfuerzos para prevenir la infección por VIH, pero, aún hoy a pesar de que la tendencia es descendente, en los últimos 10 años hay una media de 3000 nuevos diagnósticos de VIH nuevas al año.. No es el único problema: aunque la prueba del VIH es confidencial y gratuita, el 7,5%% de las personas con VIH en España desconocen que lo tienen y aproximadamente la mitad (48%) de los nuevos diagnósticos son tardíos. 

El 7,5% de las personas con VIH no saben que lo tienen

Esta situación se debe en parte al estigma asociado al VIH, que hace que muchas personas no accedan a la prevención, retrasen hacerse la prueba, no accedan a los servicios de salud o no inicien tratamiento a tiempo por miedo al rechazo o a la discriminación. Una barrera invisible pero poderosa que dificulta la prevención, la detección precoz y el cuidado integral de la infección. Romper con ese estigma no solo mejora la calidad de vida de quienes tienen el virus, también es clave para avanzar hacia el fin de la epidemia.

Las claves para alcanzar el objetivo de acabar con la epidemia de VIH

ONUSIDA ha urgido a la comunidad internacional a actuar sin dilaciones. El organismo internacional reconoce que aunque estamos cerca de acabar con la epidemia, no se puede ser triunfalista. Contamos con herramientas, conocimiento y experiencia, pero necesitamos algo más: compromiso.

¿Qué hace falta para llegar a la meta? Es fundamental actuar sobre varios frentes: prevenir nuevas infecciones, fomentar el diagnóstico temprano que evite transmisiones, garantizar un acceso universal al tratamiento, reducir el estigma y la discriminación, que siguen siendo barreras para el todo el continuo de cuidado y afectan negativamente a la calidad de vida de las personas con VIH. También se requiere innovación en todos los ámbitos desde el liderazgo político hasta los modelos asistenciales y los programas de retención en cuidados. Asegurar la adherencia al tratamiento, promover un modelo de atención multidisciplinar y fortalecer el papel del entorno comunitario como agente activo en la respuesta al VIH, son también elementos clave para avanzar de forma real y sostenible hacia el fin de la epidemia.

El fin del VIH no llegará solo: llegará si decidimos hacerlo posible. Pero hay que ir a por ese último sprint sin perder las fuerzas ahora que estamos tan cerca de la meta. 

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con VIIV. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.