Existen lugares en el mundo que no solo invitan al descanso, también te reconcilian con la vida. Son remansos de paz donde el estrés se pierde entre las burbujas de las aguas termales, el silencio te abraza en cada rincón y la calma te transporta a otros escenarios, algunos de ellos de épocas bien lejanas. Y es que un buen tratamiento de bienestar sienta todavía mejor cuando te rodean muros centenarios, una gastronomía con raíces y un entorno que respira arte y patrimonio por los cuatro costados.
La cultura y el patrimonio impactan positivamente en nuestra salud y bienestar. Es una de las principales conclusiones de un estudio reciente llevado a cabo en Reino Unido según el cual participar en una actividad cultural, incluso de forma ocasional, proporciona una serie de beneficios significativos para la salud, que pueden incluir el alivio del dolor y de la fragilidad, la depresión y una menor dependencia de medicamentos. En esta línea, otro estudio publicado en ‘Frontiers in Human Neuroscience’, ha comprobado que experiencias como la meditación, la observación del arte y la conexión con la naturaleza pueden tener efectos terapéuticos relevantes, especialmente en cuanto al estrés.
Por eso te llevamos a Paradores que son mucho más que lugares donde dormir bien. Son refugios para recuperar la energía y volver a casa sintiéndote más saludable que nunca. Bienvenido a un retiro espiritual no solo para rejuvenecer tu cuerpo mediante tratamientos de spa, sino también para nutrir tu alma a través de actividades culturales.
El arte de cuidarse entre siglos de historia
Donde una vez resonaron rezos, hoy reina el silencio del descanso. En el corazón verde de la Ribeira Sacra, el Parador de Santo Estevo guarda el alma intacta de un monasterio benedictino del siglo VI. Declarado Monumento Histórico Artístico en 1923, es mucho más que un lugar: es una experiencia que transcurre entre la calma, la historia y la naturaleza.
Su impresionante arquitectura distribuye las habitaciones alrededor de tres claustros: uno romano y los otros dos renacentistas. Y si su atmósfera sosegada te atrapa desde el primer momento, espérate a descubrir las vistas desde su magnífica situación, que domina los cañones del Sil.
Pero aquí no se viene solo a estar, también se viene a cuidarse. El spa del Parador, que acaba de ser reformado, ocupa lo que antes eran las antiguas bodegas del monasterio y que ahora es un remanso de paz con vistas a bosques de castaños. Dentro, piscina de agua fría, circuito hidrotermal, pediluvio, duchas de sensaciones, tumbonas térmicas y todo tipo de tratamientos para poner el cuerpo a punto.
Vista de la Ribeira Sacra desde el Parador de Santo Estevo, un paisaje que invita relax.
Momento de desconexión en el jacuzzi del Parador de Santo Estevo, rodeado de historia y naturaleza.
Y ahora sí, desde la calma que nos invade, estamos preparados para empaparnos de la historia y de la arquitectura de este Parador que nos transporta a una época de serenidad y contemplación. Justo aquí, en plena Ribeira Sacra, discurren los ríos Miño, Sil, Cabe y Bibei, rica en patrimonio cultural y natural. Te invitamos a pasear por este territorio de impresionantes paisajes de cañones, viñedos en terrazas, monasterios e iglesias románicas, la mayor concentración de románico rural de Europa. Pero no solo de iglesias vive el románico, y para muestra, los castillos, puentes, molinos, pazos, bancales, minas romanas y villas medievales por las que perderse hasta entender por qué la Ribeira Sacra está declarada Bien de Interés Cultural.
En este lugar el aburrimiento no se sabe lo que es: puedes hacer una ruta guiada en catamarán por los cañones del Sil o degustar los excelentes vinos de la Denominación de Origen Ribeira Sacra. Actividades culturales, patrimonio histórico y una belleza natural para entender por qué el Parador de Santo Estevo es un destino perfecto para revitalizar el cuerpo y la mente.
En el Parador de Santo Estevo el tiempo parece detenerse en cualquiera de sus tres claustros.
Descansar sobre la historia
Hay lugares que no se visitan, se sienten. A simple vista, es un refugio moderno envuelto por los muros de una antigua fortaleza. Pero al cruzar sus puertas, se descubre un pasado que sigue palpitando. Bajo los suelos del Parador de Lorca, en el recinto del castillo de Lorca, Murcia (declarado Monumento Nacional en 1931), palpita un yacimiento vivo: vestigios del siglo X, una sinagoga del XV exquisitamente conservada y un aljibe islámico que aún huele a historia.
Esto nos da la primera pista: aquí el descanso va más allá del cuerpo. Pero para mimarlo, el Parador de Lorca invita a rendirse al placer del agua en su relajante spa (sólo hay que fijarse, para darse cuenta, en la foto superior que abre este reportaje). Circuito de sensaciones (sauna turca, cuarto de vapor, caldarium…), piscina climatizada de baño libre y un gran surtido de masajes y tratamientos ponen al organismo a punto para seguir empapándose del bienestar que traen el arte y la cultura. En el interior del Parador se exponen un total de 15 obras, entre cuadros, infografías y fotografías de artistas emergentes, gracias a los fondos de la colección de Ars Fundum.
Una prueba evidente de que el arte contemporáneo puede dialogar con la historia milenaria, y que ese diálogo se extiende más allá del Parador, porque a escasos pasos, la imponente Fortaleza del Sol (el Castillo de Lorca) recuerda el pasado estratégico y simbólico de esta tierra.
El Parador de Lorca se alza sobre un yacimiento arqueológico que guarda vestigios del siglo X, incluida una antigua sinagoga medieval.
Más allá del Parador, la ciudad de Lorca aguarda con rincones plenos de encanto en su centro histórico, que fue declarado Conjunto Histórico Artístico en 1964. Murallas medievales, torres cristianas, barrios judíos, aljibes, sinagogas, campos de naranjas y castillos nos recuerdan que a localidad se la conoce también como la “Ciudad de los Cien Escudos” por la cantidad de escudos nobiliarios que hay en sus calles.
Te recomendamos nutrirte de la historia de los Palacios de Guevara y Huerto Ruano, participar en una visita guiada a la Judería y Sinagoga, recorrer la Plaza de España y la zona del Ayuntamiento, conocer la casa de los Condes de San Julián y descubrir los encantos del Museo Arqueológico y el Museo de Bordados de Semana Santa.
El equilibrio empieza aquí: un espacio para cuidarse, relajarse y reconectar en el Parador de Lorca.
Fuentes, palacios y mujeres con voz propia
En La Granja de San Ildefonso, el sonido del agua entre patios barrocos convive con el eco de la historia, la delicadeza de los tapices y el legado de las mujeres que dejaron su huella. El Parador de La Granja es un antiguo alojamiento real del XVIII que conserva todavía su elegancia monárquica pero invita al descanso con una mirada que derrocha calma.
La vida consciente aquí es todo un estilo que impregna desde el murmullo de las fuentes hasta la serenidad de su spa. Un retiro donde el cuerpo se relaja, la mente se cultiva y la memoria femenina resurge en los rincones.
Y es que el ayuntamiento de La Granja ha puesto en marcha un proyecto para visibilizar el legado que han dejado en este lugar multitud de mujeres a lo largo de la historia, como Isabel Clara Eugenia de Austria, Isabel de Farnesio (que mandó construir el Palacio de Riofrío), o María Cristina de Borbón-Dos Sicilias en el mismo Palacio Real de La Granja, donde restableció la Constitución de 1812 (conocida como “La Pepa”).
El patio toscano del Parador de La Granja es el lugar perfecto para perderse entre páginas.
Nos encontramos en plena Sierra de Guadarrama para descubrir un Parador de estilo barroco clasicista que sorprende con sus tres patios interiores decorados con esculturas y fuentes, y que invita al placer en su relajante spa, con circuito hidrotermal y sauna y una variada carta de tratamientos y masajes faciales y corporales para relajarse y desconectar.
Y de mimar el cuerpo, a cultivar la mente. No puede faltar una visita guiada por el Palacio Real y sus espectaculares jardines, ni tampoco dejarse perder por las calles del casco antiguo y descubrir cómo era la vida en este lugar hace siglos a través de la Casa Canónigos, la Puerta de la Reina o la Real Fábrica de Cristales.
Los amantes de la naturaleza conseguirán sacar el máximo partido a las sendas y rutas de senderismo del Pinar de Valsaín, y por si fuera poco, a solo 10 kilómetros está la ciudad de Segovia, que invita a descubrir su Acueducto romano, el espléndido Alcázar y las impresionantes iglesias románicas y monasterios.
El circuito termal del Parador de La Granja incluye una piscina con chorros terapéuticos, pediluvio, duchas de sensaciones, sauna finlandesa, terma romana y una piscina de nado contracorriente.
Un refugio entre letras, piedras y agua
¿Puede transformarse un monasterio milenario sin perder el alma? El Parador de Corias, conocido como El Escorial de Asturias, es la prueba de que sí. Sus muros cobijaron hace siglos vidas monásticas, pero hoy dan la bienvenida a los viajeros curiosos que aman la lectura, el bienestar y la contemplación.
Bajo sus suelos, una biblioteca que alberga cerca de 7000 títulos desde la historia local a la literatura universal y que se convierte en un auténtico tesoro para los amantes de las letras. Estos libros no están solos: conviven con la única instalación de la colección de Paradores, del artista portugués Rui Macedo: 31 pinturas simulando marcos vacíos que aluden a grandes figuras de la Historia del Arte.
El Parador de Corias fue construido entre 1022 y 1044 y reformado en 1744 por Ventura Rodríguez, uno de los arquitectos neoclásicos más importantes de España. Y si el paso de los siglos ha dejado huella en cada piedra, también lo ha hecho la forma de entender el descanso.
El Parador de Corias posee un rincón auténticamente privilegiado para disfrutar de la lectura en un remanso de paz que cuenta con cerca de 7.000 títulos
El spa proporciona la máxima relajación y rejuvenecimiento a través de los baños de burbujas, masajes acuáticos, baños turcos para aliviar el estrés, duchas variadas (escocesa, de sensaciones…), piscina para relajarse, sauna o tumbonas térmicas.
Y ya con las pilas cargadas, es momento de conocer el entorno cultural en el que nos encontramos, porque a pocos metros se puede visitar el puente romano, el Palacio de Los Llanos y el los Condes de Toreno, la Fuente y la Capilla del Carmen. Merece la pena desplazarse un poco más hasta el Molino de Villajur, el Museo del Vino de Cangas y el Centro de Interpretación de Muniellos.
Quienes deseen seguir profundizando en la relación entre paisaje, tradición y cultura, el Aula de la Naturaleza del Parque Natural de las Fuentes del Narcea y la Palloza de San Antolín ofrecen experiencias únicas y auténticas. La Colección Cultura Tixileira, además, completa este viaje con una mirada íntima al alma del territorio. Porque así es Corias: un destino donde el descanso del cuerpo se entrelaza con la curiosidad de la mente.
Entre luces suaves y agua en movimiento, el spa del Parador de Corias propone una experiencia sensorial que renueva por dentro y por fuera.
Tradición y modernidad en una ciudad Patrimonio de la Humanidad
En el corazón de Alcalá de Henares, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se encuentra un Parador que une pasado y presente, el Parador de Alcalá de Henares. Ubicado en tres antiguos colegios-convento del siglo XVII, este enclave respira historia en cada rincón.
Entre los muros con historia del Parador de Alcalá de Henares, cada paso revela cómo el pasado y la modernidad pueden convivir en perfecta armonía.
En la mayoría de sitios las palabras pueden escribirse, pero hay otros donde además se respiran. Como Alcalá de Henares. Cuna de Cervantes y refugio de sabios, además de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, su esencia sigue viva en las plazas donde aún resuena el eco de sus versos.
Justo en este patrimonio vivo asistimos al diálogo entre la historia y la modernidad que transcurre en el Parador de Alcalá, ocupando tres antiguos colegios-convento del siglo XVII que hoy son un espacio de calma y belleza contemporánea.
Y como la buena literatura, también el descanso se disfruta sin prisas. Bajo las bóvedas de una antigua iglesia y con el halo de un cañón de luz, el Parador de Alcalá cuenta con cascada, ducha de contrastes, pediluvio, sauna finlandesa o piscina de hidromasaje para revitalizar el cuerpo antes de empaparse de la cultura de la ciudad, que ofrece un sinfín de actividades.
Un antiguo convento acoge hoy un spa convertido en refugio para cuerpo y alma en el Parador de Alcalá de Henares.
En abril danza y Premio Cervantes de Literatura, en mayo zarzuela o en junio el Festival Iberoamericano del Siglo de Oro de la Comunidad de Madrid anticipan una primavera culta y llena de vida en Alcalá de Henares. En cualquier estación del año puede admirarse también su casco histórico y dejarse embelesar por sus joyas arquitectónicas e históricas.
Recomendaciones: la espectacular Capilla de San Ildefonso, el majestuoso Palacio Arzobispal o el impresionante convento barroco de las Bernardas. La calle Mayor rebosa vida todos los días, una experiencia que se magnifica al adentrarse en la mítica Plaza de Cervantes, el verdadero corazón de la ciudad, donde se encuentra el clásico Corral de Comedias, el lugar en el que el alma teatral de Alcalá sigue latiendo. Todavía conserva el encanto de los viejos tablados, las gradas de madera y esa emoción contenida antes de que se levante el telón y empiece la función. ¿Entras? Es como cruzar una puerta del tiempo hacia el mismísimo Siglo de Oro español.
