Cambios en la graduación, especialmente, aumento del astigmatismo; pérdida de visión durante la adolescencia o juventud… Si a ti te ocurre podría ser efectos del queratocono
El queratocono da como resultado visión borrosa y otros inconvenientes, como aumento del astigmatismo
Se trata de una afección del ojo que ocurre cuando la parte frontal y transparente del ojo se vuelve más fina y se deforma, adoptando una forma cónica. Esto da como resultado visión borrosa y otros inconvenientes, como aumento del astigmatismo.
Al principio es imperceptible, pero con el pasar del tiempo, afecta tanto que dificulta actividades tan sencillas como leer, escribir y conducir.
Empecemos por definir qué es el queratocono. Se trata de una condición que se caracteriza porque la córnea se adelgaza más de la cuenta y se deforma, adquiriendo forma de cono, haciendo que los rayos de luz se desenfoquen y produciendo cambios en la graduación y/o una visión borrosa.
Al principio es imperceptible, pero con el pasar del tiempo, afecta tanto que dificulta actividades tan sencillas como leer, escribir y conducir.
No existe una causa específica que explique por qué algunos seres humanos desarrollan queratocono y otros no, aunque existe cierta influencia del factor genético o hereditario, pese a que los antecesores no sepan que tienen la enfermedad.
Por otro lado, se asocia también a alergias oculares y la fricción excesiva de los ojos. Sí, sabemos que cuando te da esa comezón en el ojo es bastante incómodo, pero lo mejor es acudir a un oftalmólogo para que nos dé la cura del inconveniente.
A su vez, los estudios reflejan que el queratocono aparece a finales de la adolescencia y suele avanzar rápido -más rápido cuanto más joven es el paciente- y se estabiliza alrededor de los 30 años.
En la mayoría de los casos afecta a los dos ojos y provoca visión borrosa o distorsionada, cambios en la graduación y aumento del astigmatismo.
¿Tienes algunas dudas sobre si sufres de queratocono? La mejor forma de diagnosticarlo es a través de un examen ocular, donde el oftalmólogo estudiará toda la córnea mediante una prueba llamada topografía. Una vez que lo haga, podrá indicarte qué tan avanzado está el problema y el tratamiento más adecuado.
Todo va a depender de los síntomas del queratocono
Gafas o lentes de contacto
Los profesionales indican que cuando los síntomas están en sus inicios se pueden corregir con gafas o lentes de contacto, siempre y cuando tengan la fórmula correcta.
Cross linking corneal
De no ser así, previamente se aplicará una técnica llamada cross linking corneal, que persigue endurecer la córnea con el fin de evitar que se deforme. Esto lo se consigue mediante la aplicación de riboflavina (vitamina B2) en forma de gotas, que se activa al entrar en contacto con un haz de radiación ultravioleta de baja potencia. Como resultado de esta reacción química sobre la superficie ocular, los enlaces entre las fibras de colágeno que componen la córnea se hacen más fuertes y aumenta la resistencia biomecánica de este tejido. Si este tratamiento ofrece buenos resultados, ya se puede aplicar corrección óptica con gafas o lentes de contacto.
Intacs
En caso de que el cross linking no logre el objetivo esperado, el tratamiento pasa a ser mediante intacs, pequeños dispositivos que el doctor coloca en la córnea para aplanar la curva y optimizar la visión.
Trasplante de córnea
En los casos más graves, la única opción es el trasplante de córnea, la última alternativa. El trasplante puede ser total o parcial, sustituyéndose solo algunas capas del tejido afectado.
Si sufres un aumento significativo de astigmatismo, tienes que acudir a un oftalmólogo, ya que existen muchas probabilidades de que tengas queratocono.
En muchas ocasiones los pacientes no le dan la importancia que merecen estos síntomas. Sin embargo, es importante pedir ayuda antes de que sea tarde.
Sí, los últimos estudios demuestran que existen ciertas condiciones que pueden aumentar las probabilidades de desarrollar el padecimiento:
• Antecedentes familiares.
• Frotarse los ojos constantemente.
• Afecciones como retinitis pigmentosa, síndrome de Down, síndrome de Marfan, asma y fiebre del heno.