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CANAL DE ISABEL II

Proteger los ríos de la contaminación: la ingeniería ayuda, aunque la solución está en nuestros hábitos

Canal de Isabel II cuenta con tanques de tormentas y con sistemas de retención en los aliviaderos para impedir que las toallitas y los residuos que tiramos por el váter acaben en los cauces durante los episodios de lluvia… sin embargo, es nuestra responsabilidad reducir al máximo este riesgo, ya que la solución está en el origen, no en los paliativos

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Los especialistas han llegado a llamar “monstruo de las toallitas” al fenómeno causado por la ingente acumulación de toallitas (entre otros objetos) tiradas por los váteres, que provocan obstrucciones, en primer término, en las vías de desagüe de edificios en los que vecinos poco decorosos emplean erróneamente el inodoro como cubo de basura. Todo un sobrecoste económico para los presupuestos de las instituciones públicas (y para las propias comunidades de propietarios), que se puede paliar decisivamente con la concienciación ciudadana: no hay que tirar por el inodoro más que el papel higiénico.

Estos actos cotidianos suponen un indudable daño al ecosistema

En tiempos en los que se evidencia, cada vez más, la degradación medioambiental del planeta, estos actos cotidianos suponen un indudable daño al ecosistema: una toallita desechada indebidamente por el váter puede acabar en el río o mar más cercano…y puede tardar años en deshacerse. Miles y miles, millones de ellas, se han convertido en un problema para el medio ambiente, para la salud pública.

Un desafío diario

Las estaciones de depuración de Canal de Isabel II se enfrentan al desafío diario de sanear las aguas residuales que generan 7 millones de personas. Y deben hacerlo con una dificultad añadida: lidiar con las toallitas y los residuos sólidos que llegan constantemente a hasta estas plantas.

En el intervalo entre su uso doméstico y su llegada a las depuradoras, las toallitas también pueden provocar atascos en la propia red de saneamiento, aún más si también se vierten aceites y otros elementos que contribuyen a que se formen acumulaciones de mayor volumen.

Este desafío es aún mayor en época de lluvias y tormentas, que pueden poner en jaque al sistema de drenaje y saneamiento de las ciudades, ya que, en esos casos, el agua de escorrentía se cuela por las alcantarillas (16.000 kilómetros de red de alcantarillado) y se suma al agua residual que va por los colectores, aumentando el caudal que transportan. Toda una amenaza si la red no da abasto, ya que el volumen excedente (con hojas, botellas, colillas…) que circula por la red de saneamiento, si no puede almacenarse previamente en tanques de tormentas, se evacúa directamente sin depurar a los cauces, a través de aliviaderos (y el agua de escorrentía durante la primera hora de tormenta es la más contaminante).

Para afrontar estos sucesos, Canal de Isabel II cuenta especialmente con dos tipos de infraestructuras: tanques de tormentas y dispositivos de retención de residuos en aliviaderos. Madrid dispone de una de las redes de tanques de tormentas más grandes del mundo. Enormes depósitos subterráneos que retienen esas primeras aguas contaminadas y las almacenan hasta que las plantas de depuración van teniendo capacidad para ‘limpiarlas’. Pero no siempre existe la posibilidad de derivar el agua de tormenta hacia estas infraestructuras, obras de ingeniería que requieren mucho terreno para poder construirse y exigen una gran inversión; en esos casos, el excedente de agua residual y pluvial que no pueden transportar los colectores se evacúa directamente a los ríos por los citados aliviaderos.

La esencial importancia de los aliviaderos “anticontaminación”

Canal de Isabel II ha comenzado a instalar sistemas de retención de residuos en muchos aliviaderos, para que si el agua desborda por esos desagües, no lo haga cargada de basura. La empresa pública se encarga del mantenimiento de algo más de un millar de aliviaderos, y cerca de 300 ya cuentan con mallas, cestas de nailon, rejas, rototamices y otros dispositivos encargados de frenar la contaminación.

Estos sistemas se ubican dejando un hueco libre en la conducción de desagüe, para que pueda pasar el agua cuando las cestas estén colmatadas. En el caso de las mallas extensibles, hechas de nailon de alta resistencia, pueden retener entre 300 kg y 500 kg de residuos sólidos, dependiendo de su diámetro (su longitud suele ser de dos metros).

Como resultado de esta medida de contención, se retienen hojas de árboles, toallitas apelmazadas, trapos, productos de higiene personal… desechos de todo tipo y condición arrojados previamente al retrete o la calzada. Solo en 2024, Canal de Isabel II atrapó y retiró unas 2.000 toneladas de residuos sólidos en aliviaderos equipados con dispositivos de retención… una pequeña parte de los residuos con los que debe batallar constantemente la empresa madrileña de aguas: más de 30.000 toneladas de residuos mojados cada año. Algo más de 33.000 en 2024 (cada madrileño tira, de media, más de cuatro kilos de basura por el váter). Una enorme magnitud que llega al vertedero mucho tiempo después que si se hubiesen desechado correctamente, con lo que ello supone para el medio ambiente.

Toma nota...

-La Asociación Española del Agua Urbana (DAQUAS) calcula que la presencia de toallitas en las infraestructuras de saneamiento y depuración incrementa los costes entre un 10 % y un 15 %, con un sobrecoste anual estimado de aproximadamente 230 millones de euros en nuestro país.

-Canal de Isabel II ha lanzado hace unos meses la campaña ‘Encesta las toallitas en la papelera’, en la que advierte a la ciudadanía de las devastadoras consecuencias que acarrea utilizar el inodoro como cubo de basura.

-Aunque las rejas, tamices, mallas y demás sistemas de retención ayuden a contener la contaminación, Canal insiste en que se trata de remedios paliativos. La solución definitiva está en el origen: en depositar las toallitas y los residuos sólidos urbanos en la papelera o en el cubo de basura. Por el váter, además de orina y heces, únicamente se debe desechar papel higiénico.

-Hay que tener en cuenta que el ‘papel húmedo’ que se comercializa como desechable, se puede apelmazar si se tira en ciertas cantidades y no se disuelve igual de rápido que el papel higiénico convencional.

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Contenido para CANAL DE ISABEL II editado por Content Local. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.