No dejes que te roben

Para evitar robos de objetos depositados en nuestro vehículo hay consejos que, no por conocidos, están de más. Y es que tarde o temprano es fácil olvidar unas gafas de sol, una cartera e incluso un teléfono móvil o un navegador a la vista y al «alcance» de ladrones y rateros. Sirva un dato de la firma aseguradora Zurich: los objetos «olvidados» por los usuarios británicos en el interior de sus vehículos al cabo del año suman un valor de aproximadamente dos millones de euros. Mucho para desaprensivos que no «reparan en gastos».

¿Qué es lo que más se roba?

Las estadísticas apuntan a que las gafas de sol son el elemento estrella (casi el 50% de los hurtos).

Y eso que muchos modelos cuentan con espacios, guanteritas o cofres específicos donde ocultarlas, si bien es cierto que a menudo son pequeños. Ropa y complementos, navegadores, equipamiento deportivo, teléfonos móviles, dinero en efectivo (a veces unas pocas monedas son la excusa perfecta para romper un vidrio o forzar una cerradura), reproductores de música tipo MP3 o iPod, documentación, cámaras digitales y dispositivos electrónicos tipo DVD portátiles e incluso ordenadores completan la lista.

El seguro, ¿cubre algo de todo ello?

En principio no, pues la cobertura de robo se limita al vehículo en sí, ya sea al total o a los elementos dañados en el robo, como cristales, cerraduras y carrocería. Siempre conviene denunciar el robo a la policía, y también leerse la letra pequeña de nuestra póliza, en caso de sufrir un percance de esta naturaleza, pues hay compañías que, por ejemplo, sí cubren e indemnizan la desaparición de maletas y equipajes. También se pueden asegurar elementos del interior de forma expresa, según aseguradoras, aunque normalmente esto encarece sobremanera el importe de la póliza.

¿Qué consejos conviene seguir?

Ante todo, estar vigilantes y no dejar objetos de valor en el interior del coche, sobre todo a la vista. Tampoco introducirlos en el maletero si lo abrimos sin prestar atención a si alguien observa la maniobra en las cercanías: un bolso, una prenda valiosa u otro elemento similar, guardado de ese modo, puede desaparecer en cuestión de minutos si nos ven sin darnos cuenta. Una alarma es, asimismo, una solución preventiva, como una barra de bloqueo de volante (para evitar el robo del propio vehículo) o las lunas traseras sobretintadas, que impiden ver el habitáculo desde el exterior.

Cerrar el vehículo es una norma imperativa, incluso cuando se viaja en él: muchos modelos lo hacen automáticamente, pero otros tantos no. Y eso que no pocos hurtos y robos se producen en paradas como semáforos y atascos.

Además, y si la economía lo permite, mejor estacionar en un aparcamiento vigilado que en la calle, aunque la mayoría de los parking, por no decir todos, no se hacen responsables de los objetos depositados en el interior del coche, y además de manera expresa.

Si no queda otra que dejar el coche en la calle, preferible una zona iluminada que un espacio oscuro o alejado, como un descampado, que facilite las cosas al «enemigo».