Piaggio X10, un lujo de scooter

Con el X10 Piaggio cierra un ciclo, el de los X8, X9 y Xevo, y abre una nueva etapa de la mano de un moderno y avanzado maxi scooter que concentra el grueso de su tecnología en la materia. El X10 se sustente sobre un chasis de doble cuna cerrada en acero que pisa sobre una parte ciclo a base de horquilla anterior telescópica de 35 mm (y 115 de recorrido) y motor por basculante, sobre un doble brazo, con doble amortiguador trasero.

Hasta ahí nada nuevo, aunque sí eficaz y con dispositivos como el antibloqueo de frenos ABS en el tope de gama Executive (con freno de parking lateral, control de tracción ASR, control electrónico de suspensión y tomas USB y de corriente para la recarga de dispositivos tipo móvil en plena marcha); el nivel básico se denomina Elegance.

Probablemente una de sus grandes bazas reside en lo acertado de una carrocería que optimiza la protección del piloto a base de un cuidado estudio aerodinámico. Entre otros, comprende una envolvente pantalla frontal y deflectores transparentes bien situados a la altura de las piernas/rodillas que mantienen a raya las inclemencias.

De movimiento ágil y confortable, no sólo para rápidas circunvalaciones y autovías (donde por cierto no genera grandes turbulencias), sino también para afrontar espesos recorridos urbanos, el X10 cuenta con un mullido asiento, de diseño bastante horizontal, que acoge con facilidad a piloto (con bastante sitio en la cota longitudinal para pies y piernas, y un cómodo mini respaldo) y acompañante. El hueco bajo el sillón permite ocultar, entre otros, dos cascos abiertos tipo jet, y además hay dos guanteras tapadas en los extremos de la consola para guardar, por ejemplo, la cartera o el móvil. Por cierto, la instrumentación, que entre otros comprende ordenador de consumos, es muy completa y visualmente accesible.

De excelentes calidad y presentación, el X10 se ofrece con motorizaciones monocilíndricas (de refrigeración líquida) de 125, 350 y 500 cc (las dos últimas desde junio), con 15, 33 y 41 CV respectivamente; el cambio es automático, mediante variador centrífugo. Las más enérgicas cuentan, además, con un doble modo de uso: normal y ECO. Esta selección varía el mapa de encendido, aminorando consumos y emisiones (aunque también prestaciones) hasta un 5 por ciento. En todo caso, su andar, incluso desde la opción básica, es suave y lineal, y lógicamente en el caso de los más potentes también gratamente prestacional.