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<div class="marca">La respuesta del propulsor diésel de 1,6 litros y 110 CV es satisfactoria desde 1.500 rpm.</div> <div class="autor"> </div>
BMW

MINI Countryman Cooper D, sentido práctico

La practicidad no es la máxima en la firma de Oxford, ni siquiera en carrocería Clubman. Sin embargo el Countryman zanja con esta máxima y supone un producto a tener en cuanta por aquellos que desean un MINI a toda costa, pero tienen niños y maletas que llevar a cuestas. Lo probamos con el motor diésel de 110 CV, equilibrado por su relación prestaciones/gasto.

e.c.
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Como sucede con el resto de modelos de la marca británica, el Countryman es un vehículo caprichoso y caro, pues a los 25.000 euros que cuesta la versión analizada Cooper D (hay Volkswagen Tiguan por cifras similares), una de las más equilibradas de la oferta, podemos añadir no menos de 5.000 más a nada que nos decantemos por algunos de los extras ofertados por MINI, entre ellos faros bixenón (son direccionales y salen por algo más de 1.000 euros), climatizador (397 euros), techo solar (972 euros), Bluetooth (416 euros más), alarma (317 euros)... Por no hablar de otros como las llantas de 17 pulgadas, el tapizado de piel (desde 1.428 euros) y todo tipo de gadgets capaces de cristalizar un coche casi único.

El Countryman es un vehículo peculiar. Casi pasa por un turismo compacto, como un Ford Focus o un SEAT León (de hecho, no mide más que 1,56 metros de alto y poco más de 4 de largo), aunque está claro que su fisonomía le emparenta más con el sector todocamino, sobre todo con ese más pequeño donde habita el Nissan Juke. De hecho, las versiones Countryman ALL4 montan tracción a las 4 ruedas, que conforme a nuestra experiencia ofrece notable capacidad offroad sobre terrenos apreciablemente deslizantes, apoyado en los recortados voladizos del coche y en una altura libre al suelo de 149 mm. Cuesta 2.795 euros más que el tracción delantera probado en esta ocasión por ABC Motor, una cifra considerable que sólo se justifica si habitualmente se va sobre firmes de bajo grip o campo a través.

De hecho, es lo mismo que MINI pide por el cambio auto secuencial de 6 marchas, aunque el de serie manual con esas mismas relaciones funciona tan bien (con una sexta bastante ajustada de 54,1 km/h) que casi hace olvidar tan tentador extra. Un último apunte sobre esto: si queremos un Countryman Cooper D automático y con tracción ALL4 también lo hay por 28.638 euros.

Una de las virtudes del coche es su dinámica: es más grande y pesado que un MINI Hatchback, pero se conduce prácticamente igual una vez hechos a él, lo que se consigue en poco tiempo. Rápido y directo (el volante se mueve entre topes con menos de 2,5 vueltas), frena con rotundidad y cambia de apoyo con la rapidez de un kart. Sin duda, es el mejor SUV del momento por comportamiento. Además, lleva control de estabilidad DSC, que puede completarse con autoblocante electrónico EDLC para mejorar el cierre de giros a gran velocidad, atenuando posibles derrapajes.

El motor de gasóleo probado (hay otro de 90 CV y uno más de 143, junto a opciones de gasolina de 98, 122 y 184 CV), además de 110 CV libera un par máximo de 270 Nm, constante entre 1.750 y 2.250 rpm. No permite prestaciones de «misil», y no muestra una salida trepidante, pero en marcha mueve bien al Countryman Cooper D, incluso si va moderadamente cargado, y no exige mucho más de 7 l/100 km de promedio en condiciones reales (y desenfadadas) de circulación.

Hay cosas del coche que llaman la atención: su calidad general, tan robusta como refinada, lo pequeño de sus puertas (incluso las delanteras), únicas con marco en la gama del fabricante inglés, lo bien que se entra y sale por su altura relativamente sobreelevada, unos asientos firmes y suficientemente envolventes, un puesto de condución con el volante perfectamente situado, pero con los botones de elevalunas y otros totalmente desperdigados (los de la climatización quedan, para colomo de males, demasiado bajos), el velocímetro en el centro de la consola (llamativo pero poco o nada práctico, fruto de un diseño interior idéntico al de otros MINI)...

Por cierto, las butacas traseras, que pueden ser individuales y separadas (aunque en ese caso sólo habría 4 plazas) ajustan en sentido longitudinal unos centímetros para ganar maletero (que con una cota mínima de 350 litros no pasa de correcto) o hueco para las piernas, según necesidades. En conjunto, 4 adultos de talla media se acomodan sin pega. Además, el Countryman puede llevar una guía en el piso que parte el coche en 2, en sentido longitudinal. Se llama MINI Center Rail, y permite fijar complementos opcionales como portagafas y portabebidas, entre otros.

Soluciones, en fin, para dotarlo de una imagen diferente a casi todo lo visto, y como decíamos 100% personalizable para determinar un envoltorio casi sin parangón cuando salga a la calle. De paso, el Countryman resuelve los inconvenientes (tamaño, falta de espacio interior, maletero prácticamente inexistente...) de los MINI convencionales sin renunciar a las inconfundibles singularidad, dinamismo y estética propios de la marca. Eso sí, algunos opinan que carece de la «gracia» de los pequeños...

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