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Evolución del semáforo: de funcionar con gas a incorporar cámaras digitales

Su forma puede variar en diferentes países del mundo, aunque mantiene los colores rojo y verde

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Pocas situaciones, aparte de las temidas retenciones, pueden provocar más desesperación entre los conductores que encontrarse con una serie de semáforos en rojo. Puede llegar a ser especialmente irritante tener que detenerse ante un disco en rojo cuando no pasa ningún vehículo o persona por la zona. Pese a todo, los semáforos contribuyen en gran medida a regular el tráfico en las ciudades, y como cualquier otro aparato tecnológico, su invención tiene una curiosa historia detras.

Según recuerdan en el portal Legalcar, el primer semáforo fue instalado en Londres en 1868, y fue in invento de un ingeniero de ferrocarriles llamado John Peake Knight. En un principio funcionaba con gasolina, y tan solo constaba de un farol rojo y otro verde.

Se ccionaba de forma manual, por lo que la responsabilidad de su contro era de un agente de policía. El primer semáforo del que se tiene constqancia es el instalado en la intersección de las calles George y Bridge, aunque en 1870, y después de provocar una explosión que costó al vida al agente que lo manejaba, fue retirado de esta céntrica calle londinense.

41 años después, Ernest Sirrine mejoró la invención, haciendo el semáforo automático, y cambiando las luces roja y verde por las frases «detenerse» y «avanzar». Esta idea duró bien poco, ya que a los dos años se volvió a la idea inicial de dos luces de colores.

La proliferación de los semáforos coincidió con masificación de los coches, cuando Henry Ford ideó y comercializó su modelo T en 1908.

Más adelante, y con guerra muncial por medio, William Ghiglier creó en 1917 el primer semáforo con luz roja y verde automático, aunque también contemplaba el modo manual. Se instaló en una calle de San Francisco, en California.

En 1920 Willians Pots, policía de Detroit, decidió diseñar un semáforo que incluía la luz ambar para indicar a los conductores el cambio entre la luz roja y la verde. Una idea que sería patentada en 1923 por Garret Morgan. Nacía así el semáforo de tres fases. Tiempo después le vendió el diseño a la empresa General Electric.

En España el primer semáforo se instaló el 17 de marzo de 1926 en el cruce de las calles Alcalá y Gran Vía. Solo regulaba a los vehículos, pero en 1935 el ayuntamiento de Madrid comenzó a regular también a los peatones.

Actualmente, Valencia es la ciudad española que tiene mayor número de semáforos en relación al número de habitantes, uno por cada 750 habitantes. En Madrid el promedio de 1 cada 2.700 habitantes, y en Barcelona hay 1 por cada 2.000 habitantes.

Un gran número de estos semáforos tienen cámaras digitales y dispositivos de radar, como los llamados «fotorojo» que se activan cuando un vehículo se lo salta.

Como curiosidad, no en todos los semáforos repartidos por el undo son iguales, Así, en Halifax, Canadá hay instalados semáforos con figuras geométricas, para facilitar a personas con daltonismo su identificación. En otros países hay semáforos que incluyen un contador, para evitar que los conductores crucen en ámbar, con respecto a esto último, no en todos los lugares el ámbar/amarillo significa lo mismo, en algunas zonas significa oficialmente «stop» y en otros simplemente «precaución».

Semáforo Ampelmann
Semáforo Ampelmann

En China intentaron invertir los colores del semáforo para que el color del comunismo (rojo) estuviera relacionado con el avance, sin embargo, este cambio no fue finalmente aprobado.

Las autoridades comunistas de Alemania también hicieron una modificación a los semáforos peatonales, incluyendo la figura del Ampelmann (era el único obrero que iba contento a trabajar). Estos semáforos se mantienen en la actualidad.

En la ciudad de Akureyri en Finlandia, la forma de la luz roja es un corazón, como parte de una campaña llamada «smile with de face».

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