Suscribete a
ABC Premium

EXPRESIDENTE DE EXTREMADURA

Juan Carlos Rodríguez Ibarra: «Rubalcaba no podría honradamente plantear una moción de censura, no es candidato de nada»

Volcánico, como siempre, reclama un congreso en el PSOE, dimisiones en Andalucía y el fin del compadreo con el nacionalismo, incluido el PSC

Juan Carlos Rodríguez Ibarra: «Rubalcaba no podría honradamente plantear una moción de censura, no es candidato de nada» de san bernardo

LAURA L. CARO

Juan Carlos Rodríguez Ibarra (Mérida, 1948) compara las direcciones de los partidos políticos «con un autobús escolar de quinto de primaria: los chicos van dentro, con su coca-cola, su bocadillo y calentitos». Si alguien de pronto entra y dice que fuera está nevando «lo echan de inmediato del autobús», advierte el que fuera presidente de Extremadura 24 años (1983-2007), volcánico barón, y hoy profundamente crítico con muchas posiciones de su casa, el PSOE . No comulga con las primarias y pide un congreso ya. Tampoco con mirar para otro lado con la corrupción. Y ante todo denuesta el nacionalismo y cuestiona el vínculo con el PSC. Ibarra quiere ser «el militante que quiere subirse al autobús y decir que las cosas no están bien». Pero reconoce que los de dentro no desean que les compliquen la vida. «Están calentitos –reitera– y no permiten que nadie les diga que fuera está nevando».

—¿No cree que Rubalcaba puede quemarse con un simulacro de moción de censura en la que no hay voluntad de sustituir a Rajoy, ni programa ni acuerdo sobre que él sea el candidato alternativo?

—Rubalcaba no podría honradamente plantear ahora una moción de censura... no es candidato de nada. ¿Qué piensan los defensores de las primarias en el PSOE?, porque el congreso de Sevilla aprobó que el candidato hay que elegirlo en primarias por militantes y simpatizantes. Yo le aconsejaría que planteara una reforma urgente del reglamento del Congreso para que el presidente esté obligado a comparecer en estas situaciones sin que lo pida la oposición, por sometimiento al Parlamento. Y si el PP no lo quisiera, estaría demostrando que quien calla, en este caso concreto, está otorgando.

— ¿Le preocupa que la moción pudiera hundir políticamente al líder de su partido, que es el que se examinaría en realidad?

—La moción de censura es una operación muy arriesgada y, ante todo, yo creo que no se va a presentar, porque eso no se avisa, pierde toda la eficacia.

—¿Y qué le parece que el PSOE haya comprado absolutamente todo el relato a Bárcenas, un presunto delincuente que está en la cárcel?

—Me molesta que ante una información periódística todo el mundo la haga suya, porque así la presunción de inocencia desaparece. Yo he sido víctima y no quiero que nadie lo sea. Yo sería más prudente y, antes de acusar, preguntaría: “Bárcenas ha dicho esto, ¿qué responde? Le damos un margen de credibilidad, pero explíquese”. Pero el cainismo lo está fomentando la prensa, en la Transición preparó la tierra creando un clima que acabó en los pactos de La Moncloa, pero ahora no está preparando la tierra...

—Pero hay prensa que sí cuestiona a Bárcenas; el PSOE no, y le está utilizando como munición contra Rajoy.

—No solo el PSOE. A mí lo que me molesta es que la corrupción sea siempre la consecuencia de la denuncia de un golfo y no de un sistema de control que la evite o detecte. Siempre es un golfo... en este caso Bárcenas; en otro, la novia del hijo de Pujol, que no le dejaron untar en el aceite; en Andalucía, el chófer que, por lo visto, también se benefició de los ERE… Siempre son golfos. Y esto me parece un fracaso de la sociedad española. Yo quiero que Rajoy dé la cara, pero me llena de desasosiego que se la parta un golfo. Debería ser, si hay que rompérsela, que fuera el sistema democrático.

—Y hablando de los ERE, de paso con todo este ruido se consigue que se hable menos de ello...

—Es un escándalo monumental. Deberían ser los militantes los que se rebelaran. Hay un cuadro de Goya, «Duelo a garrotazos», en el que los que pelean se están hundiendo en el barro, eso son el PP y el PSOE en estos momentos… Y la única manera de salir es hacer como las fichas del dominó: si el PSOE asumiera su responsabilidad en Andalucía y cayera alguna ficha, caería la de al lado. Pero si ninguno asume nada, seguiremos a garrotazos y hundiéndonos. En Andalucía alguien debería dimitir, y Rajoy sería seguramente el siguiente que cayera.

—Pues a su partido parece que esta última semana le ha subido la moral de victoria, después de dos años sin remontar nada las encuestas.

—Mi partido está en el taller; se pegó un porrazo monumental en las elecciones, y lo normal es que esté en reparaciones una legislatura entera. Lo anormal es que el partido que le sustituye en el Gobierno se deteriore en un año. El PSOE no está en condiciones ahora mismo de levantar cabeza, está en el taller de reparaciones y cuando salgamos de él estaremos en condiciones de decir “esta es nuestra propuesta”. Pero estamos haciendo la casa por el tejado. A la gente no le interesa quién es es líder, sino qué piensa el PSOE sobre la sociedad en la que estamos viviendo. Tengo la sensación de que, muerto el piloto que fue Zapatero, muerto políticamente, ha habido otro piloto que le ha sustituido, que no sabe mucho, que es Rajoy, y lo único que ha hecho es coger los mandos y llamar a la torre de control, que es Angela Merkel. Lo que tiene que hacer el PSOE es una propuesta política del siglo XXI. Se está hablando de reformar la Constitución; yo estoy de acuerdo solo en un punto: nuevas tecnologías.

—Pues el PSOE ha preparado una reforma federal de arriba abajo, por cierto, de la que jamás se habló en el 38 congreso de hace año y medio

—Yo fui diputado constituyente, y cuando se acabó de redactar el capítulo VIII se dijo «esto es un estado federal», pero alguien con mucha razón pidió no poner el nombre para no retrotraernos a tiempos pasados. España es un estado federal, y más completo que otros, como el alemán.

—Seguro que eso lo saben en su partido, pero han seguido adelante, en lo que parece una rendición al PSC.

—Es un intento de querer parar a los nacionalistas y es una torpeza porque nos nacionalistas no se van a parar nunca. El problema de España no es que tengamos un sistema federal o autonómico, federal o centralista: el problema de España es que hay dos nacionalismos que no reconocen al Estado español y que quieren marcharse. ¿Cómo se va afrontar eso? Tengo mis temores. Y se lo digo: el nacionalismo catalán ha terminado con el Partido Socialista de Cataluña, tiene el 16% de los votos. El nacionalismo vasco ha terminado con el PSOE en Euskadi, tiene el 18% de los votos. Y me temo que el nacionalismo español, que reaccionará tarde o temprano contra los intentos secesionistas catalanes o vascos, termine con el Partido Socialista Obrero Español.

—¿A qué llama nacionalismo español?

—Cuando en 1934 se declara el Estado catalán, el nacionalismo español reacciona y mete en la cárcel al presidente de la Generalitat. Cuando vayan en serio los catalanes y digan que van a hacer el referéndum y se quieren ir, el nacionalismo español reaccionará, y tengo el temor de que reaccionará como siempre lo ha hecho y el PSOE se va a quedar sin sitio. Así que más valdría que el PSOE reaccionara.

—¿Hay que romper con el PSC?

—Sería partidario de romper con el PSC si siguiera manteniendo una posición nacionalista, porque no es la posición de los socialistas… Un socialista no puede ser nacionalista, los hechos identitarios son una cosa que no conduce a ninguna parte. Yo no hablo el mismo idioma que Mandela, no le entiendo cuando habla, pero tengo más puntos en común con él que con Aznar, que habla la misma lengua que yo… Así es que esto de la identidad de la lengua es una birria. Cuando el socialismo defiende el nacionalismo, se hunde; la prueba es el PSC.

—Dígaselo al jefe de su partido...

—Rubalcaba está intentado hacer de la necesidad virtud y se está equivocando, porque no hay forma humana de hacer tragar en Cataluña un discurso nacionalista a las filas socialistas. Y segundo, eso perjudica en el resto de España enormemente, porque no nos ven como un partido sólido.

—Usted escribió que las primarias van a desintegrar al PSOE, que camina además hacia primarias abiertas.

—Yo soy enemigo de las primarias, sus consecuencias son funestas. En el congreso de 1979 se cometió un error: creamos un hiperliderazgo, el de Felipe González. Cuando Almunia quiso legitimarse en primarias creó otro todavía mayor, porque ya no está elegido por el aparato, sino por la militancia. Y la consecuencia fue Zapatero, un hiperliderazgo, pero sin fuerza, que rehuía el debate, que se acabó en el PSOE. Había Ejecutivas de media hora. No digo nada si ahora se elige al candidato con afiliados y simpatizantes... Eso generará un cesarismo funesto. Ese no es el partido en el que empecé militando.

Juan Carlos Rodríguez Ibarra: «Rubalcaba no podría honradamente plantear una moción de censura, no es candidato de nada»

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación