La mitad de los españoles considera que fumar al volante es «una distracción peligrosa»
Encender un cigarrillo al volante, una peligrosa distracción.
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La mitad de los españoles considera que fumar al volante es «una distracción peligrosa»

Distintos estudios revelan que encender un cigarrillo mientras se conduce implica una distracción de al menos cuatro segundos, lo que a 110 km/h supone recorrer unos 120 metros sin control.

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El 53% de los españoles considera que fumar mientras se conduce es «una distracción peligrosa» y vería con buenos ojos la prohibición de esta práctica al volante, según un estudio difundido por AutoScout24 con motivo del Día Mundial sin Tabaco.

A su juicio, el consumo de tabaco durante la conducción pone en riesgo tanto la seguridad de los ocupantes del vehículo como la de quienes circulan alrededor, pues acciones como buscar el paquete de cigarrillos, encender el mechero, disfrutar de una bocanada, eliminar la ceniza o vaciar el cenicero distraen al conductor de lo que ocurre a su alrededor.

Tal es así que, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), el simple hecho de encender un cigarrillo implica una distracción mínima de 4 segundos respecto a la carretera, lo que a una velocidad de 110 km/h supone recorrer más de 120 metros sin control, equivalente a la longitud de un campo de fútbol.

Los partidarios de prohibir fumar al volante señalan que este tipo de distracciones son similares a las que provocan los teléfonos móviles y los dispositivos de navegación GPS, cuya manipulación al volante ya es sancionada por la DGT.

En este sentido, los datos recogidos por el organismo responsable de política vial inciden en que la desatención en la conducción es una de las principales causas de accidentes, hasta el punto de estar detrás del 35% de los accidentes registrados durante la pasada Semana Santa.

Sin embargo, el debate suscitado en torno a la prohibición del tabaco al volante también cuenta con detractores (un 47%), para quienes la decisión es estrictamente personal y, como tal, «debe recaer sólo en el conductor del vehículo».

Algunos, incluso, van más allá al afirmar que una hipotética restricción no sólo no mejoraría la seguridad en carretera, sino que causaría precisamente el efecto contrario, ya que aumentaría significativamente la tensión de los conductores adictos al tabaco y, por tanto, el nerviosismo al volante.

Con independencia de la postura de la Administración, 8 de cada 10 conductores españoles se niegan a que los pasajeros fumen en el interior de su vehículo por considerarlo molesto, aunque un 20% de ellos estaría dispuesto a transigir en función de quién sea la persona que lo pida.

Aparte de las razones sanitarias y de seguridad derivadas de las molestias que causa el humo, otro de los motivos de este rechazo es su efecto negativo sobre el «buen ambiente» en el interior del vehículo, especialmente a causa del mal olor. Tal es así que, según el informe, el 42% de los españoles nunca compraría un coche usado que hubiera pertenecido anteriormente a un fumador.

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