El Gobierno chino ha admitido que la presa ha afectado a la navegación, la irrigación, el suministro de agua y la biodiversidad del Yangtsé
El Gobierno chino ha admitido que la presa de las Tres Gargantas, que se encuentra en el río Yangtsé y posee la planta hidroeléctrica más grande del mundo, ha causado importantes problemas medioambientales que deben resolverse rápidamente, según han informado los medios de comunicación chinos.
El Consejo de Estado, el máximo órgano ejecutivo de China, ha manifestado en un comunicado que el Gobierno anunciará medidas pronto, como la necesidad de reducir la contaminación del agua en los tramos medio y bajo del Yangtsé, que pasa por ocho provincias (un área de 633.000 kilómetros cuadrados, la zona más poblada de China). También se ha comprometido a mejorar las condiciones de vida de las personas que han tenido que trasladarse (1,3 millones), realizando mejoras económicas y en las infraestructuras. «Todos los habitantes de las demarcaciones rurales y urbanas estarán cubiertos por la Seguridad Social en 2020», recoge la agencia oficial de noticias Xinhua.
Ésta es la primera vez que el Ejecutivo reconoce que la presa ha afectado a la navegación, la irrigación, el suministro de agua y el entorno medioambiental del Yangtsé, según el Diario del Pueblo, el periódico oficial del Partido Comunista de China.
Construcción polémica
Se espera que el Gobierno anuncie nuevas inversiones en proyectos para mejorar los mecanismos para la prevención de desastres geológicos a largo plazo, estabilizar la corriente río abajo, reforzar los diques e introducir más instalaciones de bombeo de agua paulatinamente.
Pekín también intensificará los esfuerzos para preservar el medio ambiente y aumentar la biodiversidad en los lugares afectados por la presa.
La construcción de la parte principal de Tres Gargantas, situada en la ciudad de Sandouping, en la provincia central de Hubei, concluyó en mayo de 2006, después de 17 años. Comenzó a funcionar en 2003 y hasta el año pasado generó 440.000 millones de kilovatios. Su levantamiento fue polémico incluso antes de que se aprobara el mismo: un tercio de los parlamentarios votaron en contra o se abstuvieron.