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ETA, sin reemplazo

EL desmantelamiento de la organización juvenil proetarra Segi representa una excelente noticia para la lucha antiterrorista, porque es un golpe directo al entramado de reclutamiento y violencia urbana de ETA. La operación se ha saldado con 34 detenidos y casi un centenar de registros de domicilios y locales, en Navarra y en las tres provincias vascas. La envergadura de este golpe a ETA, ordenado por el juez Grande Marlaska y ejecutado por Policía y Guardia Civil, implica una paciente y amplia labor de información previa, acumulada gracias a detenciones anteriores, lo que permite presumir que las Fuerzas de Seguridad del Estado controlan los movimientos de la banda terrorista para reconstituir su maltrecha trama política. La caída de Segi tiene el valor añadido de producirse cuando el conglomerado batasuno está intentando reinventarse por enésima vez para poder participar en las elecciones municipales y forales de 2011, lo que constituye para esta izquierda proetarra una urgente necesidad, tanto para sus fines propagandísticos y de captación, como para mejorar su financiación. Motivos de más para impedírselo cuando llegue el momento y para no caer en el error de que en ETA o en Batasuna hay moderados con los que se podría pactar y radicales con los que no hay nada que hacer. Todos están en la misma estrategia y, en el mejor de los casos, sólo varían las tácticas para confundir a los demócratas

La mejor respuesta a los amagos de la izquierda proetarra de ofrecer nuevos procesos de negociación es ésta, la aplicación inexorable de la ley, que es la vía adecuada para desesperanzar a los terroristas y agotar el respaldo social que aún les queda. Sin expectativas de obtener beneficios políticos ni penitenciarios, ya sea por matar, ya sea por dejar de matar, los terroristas, al igual que sus entornos sociales y familiares, acabarán desistiendo. Una intensa acción política del nuevo Gobierno vasco debe ser el complemento imprescindible para acelerar la derrota social e ideológica de ETA.

A pesar de los golpes que reciben constantemente, los terroristas siguen siendo una amenaza y su derrota aún no está cerca. Además, quedan todavía demasiados asesinatos impunes. Pero operaciones como la ejecutada contra Segi van secando la cantera de ETA, pase lo que pase más adelante con los detenidos, y avisa a los que pretenden incorporarse a la banda terrorista de que es probable de que acaben en la cárcel antes de que consumen su militancia criminal.

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