Destinos

ABCViajar

Destinos / UNA VISITA A LA JOYA DE LA CORONA ESCOCESA CUANDO SE VISTE DE FESTIVAL

Edimburgo se echa a la calle

Día 11/10/2012 - 16.44h

Siempre Edimburgo es hermosa y atractiva de conocer pero para quienes no estén preparados o sienten alergia por la humedad o los lugares sombríos mas vale que se decanten por los meses de luz. Y el más cegador es el de agosto. Durante el mismo un festival llena las calles, los teatros, las plazas y los edificios con lo mejor del espectáculo venido de las cuatro esquinas, principalmente de Europa pero también del mundo que está más allá de las fronteras del Viejo Continente.

Las actuaciones que tienen lugar en edificios cerrados suelen requerir algún precio de entrada pero dada la política del festival de hacer accesible el arte a cualquier persona no son tarifas excesivamente elevadas. En cualquier caso, las calles estarán plagadas de entretenimiento y no es indispensable ir a actuaciones privadas para disfrutar de lo que se cuece. Resulta, eso sí, ser un destino amado por los españoles, especialmente durante el festival, así que no tardarás en encontrar amistades en el mismo idioma. El inglés es necesario pero raro es que no encuentres a un español trabajando en al barra de algún bar o en la recepción de algún hotel.

Si llama el encanto esta ciudad es por el embrujo de su arquitectura. Al mas estilo gótico Edimburgo se decanta por los puentes y pasos a niveles que provoca en quienes la visitan por primera vez la sensación laberíntica de los cuentos de fantasía. Espoleados por la magia del festival las hadas dejan de ser espejismos para materializarse en la multitud de personajes que bailan en torno al 'Edinburgh International Festival' en sus tres semanas de duración. Aunque claro que en su mayoría son seres humanos de carne y hueso. Es algo así como una función de teatro 24 horas, un derroche de talento. Y no nos detenemos en los conciertos de gaitas, una especialidad de la zona.

LA 'ROYAL MILE' COMO EPICENTRO

En medio de la ciudad se encuentra el castillo-fortaleza de Edimburgo. Rodeado en la mayoría de sus lados por acantilados y erigido sobre una roca de origen volcánico. El único acceso es una calle empinada al lado este. Es el monumento más visitado de Escocia. Se entiende al conocerse que alberga en su interior la llamada Piedra de Scone (o Piedra del Destino), el lugar donde eran investidos con la corona los monarcas escoceses. Desde la fortaleza y hasta el Palacio Holyroodhous se dibuja la Royal Mile, una calle que sintetiza el espíritu de la ciudad y que se prolonga exactamente durante 1,8 kilómetros (el equivalente a una milla escocesa). Su 'rival' en la New Town (la parte fuera del casco antiguo) es Princes Street, la otra gran arteria edimburguesa. Desde ella se aprecia una de las mejores panorámicas del 'Old Town'.

A los pies del castillo hay un amplio y hermoso parque con arboledas que permiten el deleite de los más jóvenes y de los no tan jóvenes que se tumban y disfrutan del bienestar del lugar, especialmente en los días de Sol, que no son muchos. Un enclave bastante conocido y de mucha utilidad, centro neurálgico de las relaciones sociales (y del ligoteo) es 'The Forest', un local de estilo alternativo que permite el uso de internet y sus servicios sin coste económico, sino a cambio de trueque por trabajo de unos tres días en el mismo establecimiento. Pero claro, las condiciones tienen que ser dialogadas previamente con los gerentes.

El Forest esta cercano al Meadows Park, bastante céntrico y concurrido parque. Durante los días de sol, como es costumbre por los escoceses, todos cuantos disponen de tiempo salen a los jardines a no perderse ni un rayo. Los lagartos marcan el camino. Aunque para el españolito medio hará aún un frío que pela, los escoceses estarán muy animados a ponerse en tirantes en cuanto un tímido sol haga por asomarse. El otro gran parque de la ciudad es el Holyrood Park, mucho más extenso. Al noreste del centro se encuentra el coqueto Lochend Park, que como su nombre indica encierra un lago.

Las noches en Edimburgo son siempre animadas. Si los días se atiende con educación y talante frío refinado del estilo británico, las noches hacen que los escoceses revelen su verdadera naturaleza. La cerveza y el güisqui escoceses brotan a borbotones en las barras de los muchos y variados locales. Las narices se vuelven aún más rojas para todos y a veces alguna situación se puede volver incómoda porque alguien toma mucho más de lo aconsejado. Sin embargo, como todo país de origen anglicano las noches terminan bastante antes que las españolas.

A LA HORA DE LIARLA... HAY LÍO

Aun cuando los locales cierran pronto en verano siempre habrá discotecas que se quedan abiertas hasta bastante más tarde. Ten en cuenta que en el mes de agosto (los horarios son más relajados entonces) en Edimburgo el alba aparecerá a eso de las tres y media, cuatro de la mañana, anocheciendo bastante tarde, asi que no hay mucha noche. Bares hay a porrillo: Frankenstein Pub, Jekyll & Hyde, TronTavern, The Sheep Heid Inn...

De todas formas, las fiestas ilegales o no oficiales se desparraman por la ciudad en estas fechas, de la mano del Festival. Si atiendes en conocer a gente del lugar, lo que es bastante fácil porque los escoceses son muy abiertos y sociables, no tardarás en ubicar dónde hay fiestas en medio del campo o en lugares recónditos donde no se espera que las haya. Disfruta de Edimburgo la ciudad con más duende. Eso sí, ojo con las sustancias psicotrópicas cuyo consumo es muy extendido durante las fechas festivas...

Compartir

  • Compartir

publicidad
Consulta toda la programación de TV programacion de TV La Guía TV

Comentarios:
Camino de Santiago

Encuentra los mejores restaurantes

Por tipo de cocina

Lo bello
lo útil