De un lado, está el orden, la belleza, lo místico y espectacular en las ruinas sin vida de Pompeya. De otro, lo caótico, lo vivo, lo más humano y terrenal en la gran ciudad del sur de Italia, Nápoles. Dos mundos, dos realidades, una combinación fascinante, que sin duda merece la pena visitar.
Nápoles está a la altura de su fama. Sus calles parecen el escenario de una representación de teatro donde los principales actores, los napolitanos, clavan su papel. La vida brota a borbotones, sin un esquema definido, como producto de colisiones de estrellas. Los voceríos, las ropas tendidas en cada calle, las extravagantes bodas, las vespas que en Nápoles tienen tres plazas... Una ciudad apasionada que hay que vivirla en sus calles y con sus gentes. Siempre con pasión. No se entiende de otra forma.
En esta ciudad se encuentra la pizzería más popular y para muchos la mejor de toda Italia, el Trianon da Ciro. Realmente merece la pena, las pizzas son inolvidables. Mi estómago da fe. Otro lugar absolutamente recomendable, a orillas del Mediterráneo, es el restaurante Poseidone. Buena comida napolitana, buen servicio y grandes vistas.
POMPEYA EN DOS TIEMPOS
Pompeya, por su parte, impresiona. Siempre impresiona. Por su inmensidad, por lo extraordinario de su legado artístico y por su propia historia que nos recuerda lo delgada que es la línea que separa la vida de la muerte. La entrada a Pompeya sirve para dos días consecutivos. Pompeya es inmensa. Si se tiene tiempo merece la pena no condensar la visita en una sola jornada, más vale digerirla en dos tiempos. El 24 de agosto del año 79 de nuestra era el Vesubio escupió una erupción de época y sepultó una ciudad que por entonces habitaban 15.000 almas. El imponente foro (145 metros por 38) junto al Templo de Júpiter, el Macellum (mercado donde se lavaban los pescados), el Templo de Apolo, el de Isis, las Termas... incluso el Lupanar o burdel, con sus frescos eróticos. Es la imagen fija de una ciudad romana, paralizada en el tiempo durante dos milenios.
Nápoles y Pompeya, dos realidades a pie del Vesubio, dos mundos a media hora en tren. Se lo recomiendo. Yo estuve allí.
