Crítica de 'Pequeños grandes amigos': Niños y ancianos, al comedor

La película muestra ancianos desvalidos y niños inocentes, mezcla que para la comedia o el drama es explosiva y cuya onda de choque está muy controlada

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Fotograma de 'Pequeños grandes amigos'

10/08/2023
Actualizado a las 18:39h.

Comedia francesa de entretiempo dirigida por Andréa Bescond y Eric Métayer también guionistas, también actores y pareja en la vida real. La idea del argumento es buena; buena en el sentido de saludable, provechosa, útil, pues se trata de reunir en una misma historia a los internos de un asilo de ancianos con los niños de una escuela cercana que necesitan el servicio de comedor mientras remodelan su cafetería. Ancianos desvalidos y niños inocentes, mezcla que para la comedia o el drama es explosiva y cuya onda de choque está muy controlada desde el guion para que no se salga de los niveles aceptables del encanto. No tiene especial gracia ni profundiza en sus posibilidades de desgracia.

Al margen de las relaciones que se establecen entre mayores y menores, la película ofrece una visión caótica de esa residencia de ancianos, con los cuidadores sobrepasados por el trabajo y en plena batalla por sus mejoras sindicales. El personaje central es el cuidador jefe, que interpreta Vincent Macaigne, un actor excesivo y que siempre está a punto de tener gracia; no molesta especialmente el jaleo de cámara, ni los personajes extravagantes, ni el bombardeo de mensajes sobre la soledad y la necesidad de afecto y ayuda, a cualquier edad. Algunas de las subtramas, como la amistad del viejo motero y el niño del 'skate', tienen hilos demasiado gruesos y visibles, y otras quedan desatadas o a medio atar. En fin, no rezuma finura pero sí buenos propósitos y como comedia de entretiempo hace su labor.

Dirección Andréa Bescond, Eric Métayer
Guión Andréa Bescond, Eric Métayer
Reparto Vincent Macaigne, Aïssa Maiga, Marie Gillain, Carole Franck
Música Robin Coudert
Fotografía Emmanuel Soyer