Suecia 1958.Just Fontaine no iba a ser titular. Con sólo cuatro partidos internacionales a sus espaldas, Rene Bilard figuraba por delante de él. Además, tampoco tenía botas, porque absorto en los agasajos por el doblete logrado en Francia con el Stade Reims, no había caído en la cuenta de que las suyas estaban rotas. Y, sin embargo, todo se conjuró para su triunfo. Se lesionó Bilard antes del Mundial y Stephane Bruey, un reserva, le dejó sus botas. Con aquellos botines prestados, Fontaine se presentó ante Paraguay, marcó tres de los siete goles de su equipo (7-3) y comenzó una andadura que le llevaría a lograr un registro único: trece tantos en una única edición mundialista. Aquel 8 de junio, también ganó Alemania a Argentina (1-3), Irlanda del Norte a Checoslovaquia (1-0), Suecia a México (3-0) y Brasil a Austria (3-0) y empataron Yugoslavia con Escocia (1-1), Hungría y Gales (1-1), y la Unión Soviética ante Inglaterra (2-2).






