El «catenaccio» nació en Francia, ideado por un austríaco y puesto en práctica por Suiza. Fue en el primer partido del Mundial de Francia 1938, cuando Karl Rappan pensó que la única forma de frenar a los germanos, un potente equipo reforzado por varios componentes del «wunderteam» austríaco -que habían sido obligados a jugar tras la anexión de su país por la Alemania nazi- era situar un jugador por detrás de la defensa, para corregir errores. Fue, sobre todo, un cambio de filosofía porque, hasta entonces, el juego consistía en marcar goles. Desde ese momento, se comienza a pensar que también puede ser prioritario que no te marquen. El cerrojo» llevó a Suiza hasta una impensable igualada (1-1 tras prórroga) y a la victoria en el encuentro de desempate, cinco días después (4-2). Posteriormente, un italiano, Nereo Rocco, lo adaptará con éxito y el fútbol italiano se lo apropiará con el paso de los años como seña de identidad. Pero donde se empezó a mostrar al mundo fue en El Parque de los Príncipes, un 4 de junio de 1938.






