A José Luis Rodríguez Zapatero le empezaron a ir realmente mal las cosas cuando perdió el respaldo de la mayoría de sus votantes. El ex presidente del Gobierno dejó de merecer confianza no ya al conjunto de los españoles, sino a la mayoría de los socialistas, tras cambiar de la noche a la mañana su discurso y aprobar el tijeretazo de mayo de 2010. El final de su carrera política estaba sentenciado. En Galicia ocurre un caso algo parecido. El candidato del PSOE a la Xunta, Pachi Vázquez, merece un suspenso para los votantes de su partidos, que solo le dan un 4,8, según el barómetro de DYM que ha publicado ABC.
La diferencia entre Zapatero y Vázquez es que el segundo ni siquiera ha gobernado, y pretende llegar a la Presidencia autonómica sin contar con el respaldo mayoritario de la base electoral de su partido.
Esta circunstancia marca la campaña del PSOE, y también el debate electoral frente a Alberto Núñez Feijóo, a quien los populares le califican con un 7,4. Pachi Vázquez se ve obligado a movilizar a su electorado, a parar la sangría de votos que se dirige a Izquierda Unida, a reducir la abstención de socialistas y a convencer a quienes ya no le votaron en 2009, si es que quiere ganar ahora. Una empresa que se presenta, a priori, muy difícil.
El candidato socialista tiene demasiados frentes abiertos para centrarse en uno solo. En el debate de hoy, seguramente su última oportunidad importante para dar la vuelta a la tendencia electoral, deberá reforzar su imagen como «número uno» del PSOE y mostrar un mensaje netamente de izquierdas.
Vázquez, que entre el total de los gallegos solo obtiene un 3,9 (Feijóo un 5,3), está muy por detrás de Feijóo en la valoración como político más honesto, más cercano y más adecuado para presidir la Xunta. El 35 por ciento de los gallegos creen que el candidato del PP es el político más honesto, y solo el 7 por ciento piensa que lo sea Vázquez.
